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LOS ARGENTINOS DE MEDICOS EN CATASTROFE VUELVEN A UN ESCENARIO DE GUERRA
Rumbo al fuego de los Balcanes

La organización humanitaria comenzará la semana próxima una nueva misión internacional. Esta vez, los médicos argentinos trabajarán para salvar vidas en medio de la carnicería de Kosovo, una provincia yugoslava que busca la independencia. Prometen quedarse hasta que termine el conflicto.

Ariel Umpiérrez encabezará la nueva misión de Médicos en Catástrofe, para salvar vidas en medio del infierno en los Balcanes.
"Uno se indigna ante el atropello de estas guerras: por cada combatiente herido o muerto, hay diez civiles en esas situaciones."

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Por Mariana Carbajal

t.gif (67 bytes) Algunos buscan un lugar apacible para pasar sus próximas vacaciones; otros, una zona de guerra para tratar de salvar vidas. La semana próxima partirá una nueva misión de la organización humanitaria argentina Médicos en Catástrofe (MEC), según adelantó ayer a Página/12 su presidente, Ariel Umpiérrez. Después de trabajar durante cuatro años en Africa, el destino elegido ahora es la provincia yugoslava de Kosovo, donde se libran cruentos enfrentamientos entre las fuerzas regulares serbias y guerrilleros separatistas albaneses (ver aparte). "El saber que hay miles de víctimas inocentes nos conmueve tanto que decidimos emprender esta misión", explicó Umpiérrez y adelantó que se quedarán allí "mientras dure" el conflicto bélico.

El primer contingente de la entidad partirá el martes o el miércoles munidos de chalecos antibalas. Junto con Umpiérrez (42) viajarán a Yugoslavia otros dos miembros de MEC, el médico epidemiólogo Walter Bonifazio (35) y el ingeniero Hugo de Rosa (30). "Se trata de una misión exploratoria para tomar contacto con las partes en conflicto e identificar el lugar donde vamos a poder montar nuestro hospital. Nos interesa que las autoridades locales y los jefes de las milicias sepan que estamos allí para evitar ser llevados presos o caer en emboscadas", detalló Umpiérrez, economista graduado en la Universidad de la Sorbona, en París, y encargado de las finanzas de Médicos en Catástrofe. Más adelante se sumarán al grupo 6 u 8 personas más para empezar a trabajar con la población herida.

El costo de los primeros tres meses en Kosovo rondará los 200 mil pesos, que serán financiados en su mayor parte por las Naciones Unidas y algún gobierno europeo. La misión fue organizada en coordinación con la Cancillería argentina y la embajada yugoslava en el país.

El trío volará hasta Belgrado, la capital yugoslava, donde los recibirá el embajador argentino, y desde ahí se dirigirá por tierra hacia Pristina, la capital de la provincia de Kosovo. A unos 80 kilómetros al sudoeste de Pristina, en una zona de colinas cercana a la frontera con Albania, se están desarrollando los enfrentamientos entre los independentistas albano-kosovares y el ejército serbio.

La decisión de partir hacia Kosovo fue tomada por la organización la semana pasada. "Por la intensidad de los combates y la cantidad de gente civil involucrada. Sabemos que ya hay más de 100 mil evacuados que se están yendo hacia Albania y el Estado yugoslavo de Montenegro", apuntó Umpiérrez. Los muertos superan el medio millar.

La organización tiene la intención de armar el campamento sanitario en algún edificio existente pero en caso de no encontrar un lugar adecuado, armarán el hospital en dos carpas inflables de 40 metros por 23, que forman parte de su equipaje, junto a 30 catres y los elementos necesarios para montar un quirófano.

Separado y padre de 4 hijos, ex ejecutivo de una multinacional, Umpiérrez pasó la mayor parte de los últimos cuatro años en distintos países de Africa, desangrados por las guerras, encargándose de los contactos políticos y la administración de las finanzas de la organización, que se solventa con el aporte económico de una docena de fundaciones y empresas argentinas, entre ellas Bunge y Born, Acindar, Roca, Pérez Companc, Techint, YPF, Banco Galicia y Miniphone.

A mediados de mayo, Umpiérrez regresó de Zaire y Liberia y ahora se entusiasma con la próxima partida hacia Kosovo. "Trabajar en Médicos en Catástrofe es una forma de canalizar la indignación ante el atropello que significan estas guerras modernas, donde por cada combatiente herido o muerto, hay diez civiles en esas situaciones", explica las motivaciones de su participación en la organización. "Lo que más me ha conmovido en estos años son los locos de la guerra: gente que tenía una familia, una casa, un trabajo y de un día para otro, perdió todo: vio cómo le mataban a sus hijos, padres y hermanos, una bomba destruyó su hogar y se quedó sin trabajo."

 

Entre guerras, indígenas e inundados

Zaire, Ruanda, Burundi, Tanzania, Uganda, Liberia y Haití fueron los destinos de las misiones de Médicos en Catástrofe, desde la creación de la organización en 1993. A partir del año pasado, la entidad humanitaria comenzó a trabajar en la Argentina, con tareas de saneamiento y educación para la salud, en comunidades indígenas aisladas de Chaco, Formosa, Jujuy y Salta, y organizando campamentos de evacuados en las zonas inundadas del Litoral. "En coordinación con la Secretaría de Desarrollo Social, seguimos trabajando en las ciudades inundadas de Goya y Perugorría (Corrientes) y en Resistencia", informó ayer el presidente y cofundador de MEC, Ariel Umpiérrez.

En Africa, los médicos de la organización no la pasaron muy bien. Incluso, uno de ellos, el cirujano Abel Pasqualini, quedó aislado durante dos meses a fines del '96 por los combates entre dos etnias de Ruanda, en la región fronteriza con Zaire y rescatado enfermo de la zona de conflicto. Cofundador de MEC junto con Umpiérrez, Pasqualini se desvinculó de la entidad el año pasado.

Más de 120 médicos argentinos pasaron por los campamentos sanitarios de la organización en las zonas más calientes de Africa, donde brindaron asistencia a miles y miles de refugiados. MEC contrata a sus profesionales después de una rigurosa selección. "Es fundamental la vocación de servicio. Siempre les digo: `Cuando llegan a Ezeiza se tienen que olvidar de sí mismos'. Además, ser apolíticos, independientes, sin ninguna valoración moral, étnica ni religiosa de ningún tipo. Nuestro objetivo es ayudar a la población civil", recordó Umpiérrez. Los médicos cobran 1100 dólares por mes y tienen pagos los pasajes, la comida, la vivienda y el seguro de vida.

 

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