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Por José Natanson ![]() Fontevecchia explicó que los ingresos que obtuvo la publicación en concepto de publicidad no superaron el 20 por ciento de lo previsto. En la nota, Fontevecchia agregó que la tirada del diario, que según sus propias cifras en los últimos dos meses promedió los 30 mil ejemplares, tampoco cumplió con las expectativas. "Los resultados actuales muestran que Perfil obtuvo menos de la mitad de sus previsiones y la proyección indica que podría tener que soportar durante casi dos años ventas cercanas a los 30 mil ejemplares". Añadió que los planes realizados antes del lanzamiento preveían una circulación de 50 mil ejemplares en el primer año "hasta encontrar el punto de inflexión hacia el éxito". "Los cálculos de Perfil se basaron en una ecuación que se repitió en los lanzamientos de dos diarios en países con costumbres similares a las argentinas y con competidores sólidamente instalados", dijo, y dio el ejemplo de La Repubblica de Italia y El Mundo de España, ejemplos de matutinos concebidos hace más de diez años en dos países europeos con indicadores distintos de los de la Argentina. Dijo que Perfil, "que aspiraba a estacionarse en una circulación promedio para el primer año de 50 mil ejemplares, tendría que haber vendido 100 mil ejemplares en su primer mes para poder mantenerse en la mitad de esa cifra hasta encontrar su punto de inflexión hacia el éxito; y, si lo lograba, crecer hasta alcanzar 300 mil ejemplares". Fontevecchia estimó que, con las actuales cifras de venta, el diario no podría cumplir sus previsiones a tiempo, y la inversión sería mayor de la calculada. Informó también que los argentinos leen poco porque "el ritmo de vida es intenso" y comparten el escaso interés "de los pueblos jóvenes por la cultura". El director de Perfil aludió en su contratapa a los estudios de mercado, locales y extranjeros, pero no explicó por qué era necesario testear hábitos de lectura con un medio cuando disponía de la suficiente batería previa de sondeos. Para Fontevecchia, además, otra de las culpas del público consistiría en que aún no digiere el modelo de "neutralidad informativa" que habría ofrecido Perfil. Los empleados se fueron enterando del cierre del diario por la nota, ya que la empresa no les hizo notificación alguna. Directivos de Perfil dijeron que optaron por ese método para "privilegiar al lector "y para que "no se enfriara el entusiasmo de la gente por hacer el último diario". Omar Lavieri, uno de los cronistas de la sección política, estaba indignado. "Cada uno se enteró de diferente manera. Algunos leyeron la contratapa de Fontevecchia. Otros fueron avisados por teléfono por algunos compañeros. Es una situación brutal, lamentable y una falta de respeto para todos los que trabajamos acá". Desde la madrugada de ayer los trabajadores se fueron acercando hasta la redacción, ubicada en la calle Chacabuco al 200. Allí esperaron durante horas una comunicación oficial de la empresa, que no llegó hasta las tres de la tarde. Dos horas más tarde, los delegados de cada sección, junto al secretario de Organización de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires, Daniel Das Neves, se reunieron con el director jurídico de Perfil, Luis Moretti. En diálogo con Página/12, Das Neves señaló que "las autoridades nos explicaron que el total de trabajadores afectados asciende a 171 sobre un total de 256 personas". Sostuvo que "la empresa decidió la 'discontinuidad' de la publicación del diario". Los periodistas del diario sostuvieron que el anuncio de "discontinuar" la edición de Perfil, en vez de anunciar su cierre liso y llano, obedece a una estrategia para reducir el costo de las indemnizaciones. Si bien Fontevecchia desmintió ayer esta posibilidad (ver reportaje), uno de los cronistas aseguró a Página/12 que "el directorio está buscando pagar sólo la mitad de lo corresponde por ley". Mientras tanto, la vereda del edificio se fue tapizando con ejemplares de Perfil, que los empleados rompieron y arrojaron por las ventanas del piso 12, en donde funciona la redacción. Luis Majul, uno de los columnistas de la publicación, señaló que "Fontevecchia hizo una promesa de sostener durante dos años, aunque diera pérdida, la salida del diario". El periodista sostuvo que "la contratapa es una falta de respeto para con sus empleados" y añadió que, "aunque las cifras de ventas no eran las esperadas, no estaban tan por debajo de lo previsto. Finalmente sembró una sospecha: "Me parece que acá hay algo más".
CUANDO SE TOMO LA DECISION DE CERRAR EL DIARIO
Para financiar la edición de Perfil, el matutino lanzó un programa global de Obligaciones Negociables (títulos de deuda) por un total de 50 millones de dólares. Esta emisión fue aprobada por la Comisión Nacional de Valores el último 25 de enero. Tres días después, la empresa recaudó del mercado parte de lo que tenía autorizado: 18 millones de dólares a través de un título a cinco años de plazo y a una tasa del 11,75 por ciento anual. Para ofrecer seguridad a los inversores, la Editorial Perfil fue co-responsable de la emisión. La ON fue colocada por los bancos West Merchant Bank y Corporación Metropolitana de Finanzas. El martes pasado, Perfil debió hacer frente a su primer compromiso ante los inversores que habían suscripto sus Obligaciones Negociables. Y cumplió. Depositó exactamente 1.057.500 dólares en la cuenta que la Caja de Valores tiene abierta en el Chase Manhattan de Nueva York. Fontevecchia y sus socios deberán pagar regularmente esa suma cada seis meses, hasta el 28 de enero del 2003, si es que no rescatan antes la totalidad de la emisión. Además de esta exigencia, horas antes de que trascendiera el cierre del diario, los dueños de Perfil se comprometieron a aportar otros 13,2 millones de pesos al capital de la compañía. De ese total, el aporte de 8 millones de dólares fue decidido en la misma noche del jueves y será inyectado paulatinamente. El saldo restante --unos 5,2 millones-- forma parte de compromisos asumidos con anterioridad. Sin los ingresos por ventas y por publicidad, esos fondos servirán, presumiblemente, para pagar las indemnizaciones a los trabajadores y las eventuales deudas corrientes que la empresa pudiera tener comprometida. "Las medidas se adoptaron debido a que se llegó a la conclusión de que eran las más prudentes como consecuencia de los desvíos que se venían produciendo entre el plan de negocios original y la realidad, pese a lo doloroso y difícil que resultan para los accionistas y para el directorio", reza el fax que Luis Moretti, director de Perfil, envió a la Bolsa a las 2.01 de la madrugada de ayer. Pasaron unas pocas horas más hasta que los trabajadores del diario y los lectores se enteraron.
"Cuando pase la bronca van a acordar conmigo" Por J. N.
--¿Por qué decidió cerrar el diario? --La cantidad de lectores que obtuvimos fue insuficiente para mantener un diario de estos costos y estas exigencias. Y ésta es una editorial que siempre ha sido muy respetuosa de la opinión del público. Así como muchas veces el público nos acompañó con algunos productos, otras veces no nos acompañó. De las veinte revistas que fueron lanzadas por Editorial Perfil en 25 años, hay otras sesenta que fracasaron. Creo que es un acto de humildad decir que hemos fabricado un producto que al público no le gustó en la dimensión que nosotros esperábamos. --¿Los números daban muy mal? --Sí, íbamos muy mal. Mucho peor de lo previsto. Otra posibilidad hubiera sido hacer una reducción de costos y hacer otro diario. Pero me da la sensación de que eso hubiera sido traicionar el proyecto en el que todos creímos. Queríamos hacer el primer diario. No el segundo o el quinto. --¿Por qué anunció el cierre a través de una contratapa? --Si yo hubiera anunciado que ayer era el último día del diario, sin duda el efecto emocional que hubiera producido hubiera impedido que todos estuviéramos en condiciones de cerrar el diario. Por lo tanto, no hubiéramos podido explicarles a los lectores cuáles son las causas por las que creemos que tenemos que suspender la publicación del diario. Se hubieran enterado de versiones deshilachadas a través de otros medios. ¿Qué hubiese cambiado si la gente se enteraba a las cuatro de la tarde? ¿Qué menor daño se hubiese producido por eso? El daño hubiera sido el mismo, ocho o diez horas después. Y no hubiésemos logrado comunicarle al lector con prolijidad por qué estábamos tomando esta decisión. Yo estoy seguro de que los periodistas de Perfil, cuando pase el natural proceso de bronca, van a estar de acuerdo conmigo. --Cuando usted anunció el lanzamiento del diario en distintos reportajes y en la primera contratapa, tomó un compromiso público de mantener el diario durante dos años, aunque diera pérdida. --No. Lo que yo planteé es que teníamos un plan de perder los primeros dos años, entrar en punto de equilibrio en el tercero y tener un resultado positivo a partir del cuarto. Este plan partía de una circulación de 50.000 ejemplares de lunes a sábado para el primer año, 70.000 para el segundo y después seguir creciendo. Además, teníamos previsto una facturación publicitaria muy superior a la que obtuvimos. Los resultados nos demostraron que en lugar de vender 50.000 ejemplares vendimos el 60 por ciento de eso, y que en publicidad recaudamos el 20 por ciento. Yo me pregunté si tiene sentido seguir con un producto que a la gente no le gusta. Yo entiendo que esto produce mucho dolor. Para mí fue una decisión muy triste. --Estaban mal hechos los cálculos. --Si los cálculos del futuro fueran totalmente programados la vida no tendría riesgos. La Coca-Cola cambió la fórmula y se equivocó después de haber hecho estudios y cálculos durante años. No estaba todo programado. Uno de cada cinco productos que se lanzan en Estados Unidos, que es el reino de los estudios de mercado, sobrevive el primer año. Lo que sí me parece importante es destacar que nosotros hicimos el diario que prometimos. Y cumplimos el código de ética que prometimos. --¿Qué significa "discontinuar"la salida del diario? --Yo tengo expectativas, esperanzas luego de que pase la etapa de duelo. Yo soy periodista, hace 24 años que vivo en redacciones, lo único que sé hacer es ser periodista, y seguramente que voy a volver a intentarlo todas las veces que pueda. Todavía tengo 43 años y supongo que tengo ciertas chances. --Los trabajadores dicen que no se anunció un cierre para reducir los costos de las indemnizaciones. --Esto es una mentira. La Editorial Perfil tiene mil personas. De las mil personas en el diario había trescientas, algunas de las cuales van a ser absorbidas por libros, revistas y nuevos proyectos de Editorial Perfil. Es lo máximo que pudimos hacer. No podemos absorber más gente sin poner en peligro al resto. --Hay una versión sobre una posible fusión entre Editorial Perfil y Editorial Atlántida. Esta hipótesis explica que el cierre del diario es una de las condiciones que habría puesto Editorial Atlántida. --La editorial no se vende ni se venderá. Editorial Perfil es la editorial de revistas más exitosa de la Argentina y tiene el mayor porcentaje del mercado: 6 de las 10 mayores revistas de circulación de la Argentina son de Perfil. Acá hay un tema central. Los diarios casi nunca cierran, siempre hay grupos políticos interesados en comprar el diarios. Siempre hay alguien dispuesto a meterse. Porque son cuestiones políticas. Esto es algo que yo no quise hacer. --¿Hubo algún ofrecimiento? --Estoy seguro de que si lo hubiéramos buscado hubiéramos tenido decenas. --¿Pero existió alguna oferta en concreto? --No, no hubo ningún ofrecimiento, pero probablemente que el tiempo fue lo suficientemente breve como para que nadie se lo esperara. No le di tiempo. Creo que hubiera sido muy probable que mucha gente hubiera estado interesada. Eso es casualmente lo que Perfil no hace. --¿Se arrepiente de haber fundado el diario? --No. De ninguna manera. Estoy orgulloso del trabajo que hicimos, del producto que logramos y creo que la vida es ensayo y error. Esta vez me equivoqué. Pero estoy dispuesto a equivocarme muchas veces más.
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