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De cómo los Osvaldo, Soriano y Bayer, se gastaban por el fútbol

El autor de "La Patagonia rebelde" cuenta en una entrevista que emite hoy Quality varios datos desconocidos de esa relación de amistad.

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En "Punto y coma", Bayer revela que Soriano fue su mejor amigo

Por Verónica Abdala

t.gif (67 bytes)  "Una vez le pregunté a Soriano, que era fanático de San Lorenzo de Almagro, cómo podía ser hincha de un club que se llamaba como un santo. Me respondió que yo era un ignorante. El club se llamaba así en honor a la batalla de San Lorenzo, según dijo. 'Peor --le respondí--, entonces es un nombre militarista.' El no dijo nada, pero se ve que se quedó con una bronca que le carcomía las tripas. Una semana después me dijo: 'Lo que yo no puedo entender es cómo vos podés ser hincha de un club que tiene el

nombre de ese adminículo con el que rezan las viejas'." Esta es una de las tantas anécdotas que relata el historiador, escritor y periodista Osvaldo Bayer en el marco de una entrevista que se emitirá hoy a las 19.30 en el ciclo "Punto y Coma" de TV Quality. El fútbol, los amigos y la política --en ese orden de importancia-- son los temas sobre los que el autor de La patagonia rebelde, Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia, Los analistas expropiadores, Exilio (en colaboración con Juan Gelman) y Rebeldía y esperanza conversa con Luis Benito Zamora, conductor del programa dedicado a mostrar los enclaves turísticos de la ciudad más austral del mundo y a difundir la historia de Ushuaia. En la emisión de hoy se verá, además de la entrevista a Bayer, un documental de quince minutos de duración sobre el presidio de esa ciudad.

"Soriano fue mi mejor amigo, y la nuestra, como muchas grandes amistades, nació de una pelea. El trabajaba en medio, como redactor, a principios de los años 70. Fue entonces cuando publicó una crítica sobre un libro mío que me pareció desastrosa. Lo llamé al director del diario y le dije que el que había escrito ese artículo era un analfabeto que no tenía idea de nada. El director me lo pasó a Soriano al tubo y yo le pregunté si no le daba vergüenza haber escrito esa barbaridad. Después de eso, no nos volvimos a ver hasta unos cuantos años más tarde, cuando nos encontramos en la Feria del Libro de Frankfurt de 1975. Como yo no lo conocía de cara, fue él quien se presentó aquel día en que comenzó una amistad que duraría 22 años", relata Bayer, mientras toma café en un bar, de cara a un gran ventanal ubicado estratégicamente frente al paisaje patagónico. "Soriano era un luchador", repasa. Estos son los fragmentos más jugosos del reportaje que se verá esta tarde:

 

* La lucha en el exilio. "Lo que principalmente nos unía a quienes vivimos exiliados durante la época de la dictadura (Bayer vivió en Alemania entre 1975 y 1983, y Soriano en Bélgica, durante esa misma época) era la lucha por los desaparecidos. Cuando desaparecieron Rodolfo Walsh, Haroldo Conti y tantos otros, nosotros recibíamos la información y la difundíamos con todos los medios que teníamos a nuestro alcance para que al menos donde nosotros estábamos se supiera la verdad. Creo que yo recorrí hasta la última aldea alemana hablando sobre lo que pasaba en la Argentina, por eso durante esos años escribí tan poco: estaba luchando, igual que Osvaldo. El paso del tiempo me convenció de que nosotros contribuimos mucho a esclarecer lo que aquí estaba ocurriendo."

 

* El fútbol como negocio. "Yo siempre he considerado al socialismo como una especie de buen equipo de fútbol, porque para mí el fútbol es, o era, una hermosa diversión colectiva. Digo que era porque, a diferencia de lo que ocurría cuando yo era chico, en la década del 30, hoy este deporte se ha transformado en un gran negocio, en el famoso opio de los pueblos, y los jugadores no juegan por amor a la camiseta sino por amor a las divisas."

 

* La otra pasión del Che. "Recuerdo que en una oportunidad vino a visitarme, en Alemania, Celia Guevara, la hermana del Che. Lo primero que me advirtió fue que no le preguntara absolutamente nada acerca de su hermano, porque estaba harta de que todos estuvieran siempre pendientes de todo aquello. Y además quería ser ella misma, no la "hermana de...". Yo respeté su pedido, y cuando comenzó a anochecer la acompañé hasta la puerta. 'Discúlpeme', le dije. 'Pero voy a hacerle una sola pregunta acerca de su hermano.' Así fue que me enteré de que el Che era hincha de Rosario Central, igual que yo. Del club con el nombre del adminículo con el que rezan las viejas."

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Gastada: "Lo que no puedo entender, me dijo Soriano, es cómo podés ser hincha de un club que tiene el nombre de ese adminículo con el que rezan las viejas."


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