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SCHUMACHER EN LA GLORIA

Frentzen en el hospital

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Schumacher celebrando la victoria en Hungría

 

t.gif (67 bytes)  Parece el guión de una película para el cable o una novela de lagrimones. Estuvieron unidos por el amor de una mujer, son competidores y su suerte es diametralmente opuesta. Mientras Michael Schumacher gana y llena de euforia a Italia, su compatriota Heinz-Harald Frentzen, amigo del piloto Ferrari hasta que éste le robó la novia, está internado desde el final del Grand Prix de Hungría, el domingo, con un cuadro intestinal que le ha hecho perder varios kilos y lo obligó a internarse.

"Milagro y alegría tremenda" tituló La Gazzetta dello Sport el triunfo de Schumacher en Hungría, que achicó la diferencia con el líder del Mundial de F-1, Mika Hakkinen, a sólo 7 puntos cuando quedan 40 en juego. "Eso es lo bello de Ferrari --escribió La Repubblica--: cuando todo parece perdido, viene la obra maestra." Luca Di Montezemolo, que vio la carrera por televisión desde su yate en Capri, dijo: "Ha sido un triunfo del equipo, una obra perfecta". Schumacher contribuyó a alimentar la excitación, al declarar: "Spa, la próxima pista, es para mí un circuito muy especial, porque me ha dado suerte muchas veces".

Schumacher está casado desde hace tres años con Corinna Bentsch, a la que conoció cuando ella era la novia de Frentzen, mientras ambos eran coequipiers en el equipo Mercedes Benz de Sport Prototipos. Se enamoraron cuando ella terminaba su relación con el actual piloto de Williams, que está teniendo una temporada pésima en la escuadra inglesa, es acusado por el director técnico Patrick Head de no esforzarse ciento por ciento, y sobre cuyo futuro profesional pende un gran interrogante.

Frentzen terminó la carrera de Hungría en tan mal estado, con algunos kilos menos y la cara blanca, que fue trasladado inmediatamente de una ambulancia a un helicóptero, con su actual novia, Tanja Nigge, y de allí fue llevado a Viena, donde se internó para poder hablar con los médicos en alemán, su idioma natal.

No se conocen aún las causas de su enfermedad. El viernes comenzó a sufrir escalofríos, vómitos y diarrea, que lo obligaron a pasar 48 horas en ayuno. El día de la carrera amaneció con 40º de fiebre, y debió ser revisado por el médico de la F-1, Sid Watkins, quien lo autorizó a largar. En esas condiciones consiguió el quinto lugar. "Estoy hecho polvo, pero orgulloso", alcanzó a decir a la llegada, antes de ser trasladado. No se dio a conocer una fecha tentativa para que Frentzen pueda abandonar la clínica.

Schumacher probará hoy en Monza, acelerando el trabajo para la carrera de Bélgica, en dos semanas. "El plan es probar, probar y probar", dijo ayer. "Creo que somos muy competitivos de nuevo. Faltando cuatro carreras, el campeonato está aún bastante abierto..., pero lo estoy disfrutando", bromeó.

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