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Un escudero para el rey


El ex premier Alain Juppé es la última instancia antes de que las denuncias de corrupción lleguen a Jacques Chirac.

"Asumo mis responsabilidades", dijo Alain Juppé.
Pero en un informe policial, Chirac aparece dos veces.

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Página/12 en Francia
Por Eduardo Febbro desde París

t.gif (67 bytes) El ex primer ministro conservador Alain Juppé se encuentra desde el comienzo de la semana en la primera línea de la Justicia. Un juez de instrucción de Nanterre, en las afueras de París, inculpó al ex jefe de gobierno del presidente Jacques Chirac por una serie de cargos de un alcance imprevisible: desvío de fondos públicos, complicidad en abuso de bienes sociales, abuso de confianza agravada, cobro ilegal de intereses y abuso de confianza. La larga lista de cargos constituye una bomba de tiempo para el presidente francés, ya que éstos remontan a la época en que Juppé era adjunto a las finanzas de la Municipalidad de París, cuyo intendente no era otro que Jacques Chirac. Los cargos forman parte de una extensa investigación que el juez del Tribunal de Nanterre, Patrick Desmure, viene llevando a cabo en el entorno del partido gaullista RPR sobre el financiamiento oculto de esta formación política creada, también, por Jacques Chirac.

Entre los muchos entretelones del ingreso de dinero negro en las cajas del RPR la Justicia apunta contra Juppé a propósito de los empleos ficticios ocupados por unos 40 militantes del RPR en empresas privadas y en la Municipalidad de París. Este hábil sistema consiste pura y simplemente en hacer emplear a los cuadros del RPR y a los dirigentes de base del partido gaullista, sea por empresas privadas, sea ofreciéndoles puestos "indulgentes" en el seno de la administración parisina. El trabajo de la Justicia desembocó particularmente en el caso de 15 personas empleadas a partir de 1994 por la Municipalidad de París y que, se presume, trabajaron en realidad en el equipo que preparó la campaña electoral de Chirac. La inculpación de Alain Juppé representa una etapa lógica en el camino de las investigaciones, que ya dejaron en manos de los jueces a tres tesoreros del RPR. El caso del ex premier es el más peligroso. No sólo era la "mano de dios" de Chirac en la Municipalidad sino que, además, la Justicia implica a Alain Juppé en su triple condición de secretario general y luego presidente del RPR --1988 a 1994-- y luego adjunto a las finanzas en la Municipalidad.

Consciente de la amenaza, el ex premier actuó como un auténtico escudero del rey y aseguró: "Asumo mis responsabilidades". Juppé consideró también como absurda la eventual implicación del presidente francés en este caso y recalcó que era él quien "estaba en tela de juicio". Sin embargo, los elementos de que dispone hoy la policía tornan más visible el papel jugado por Jacques Chirac. Según revela el vespertino Le Monde, el nombre del presidente aparece citado dos veces. Una por un ex tesorero del RPR, a quien Chirac le habría dicho "depende de usted encontrar el dinero". La otra cita es una nota manuscrita del mismo Chirac.

El problema que se plantea ahora y sobre el cual debaten los constitucionalistas consiste en saber qué puede hacer la Justicia con el presidente. Para algunos, la responsabilidad del jefe del Estado en actos cometidos antes de su elección --1995-- implican que Chirac puede ser citado por la Justicia ordinaria. Otros, en cambio, alegan que su inmunidad es total durante todo el tiempo de su mandato. Hasta ahora, la defensa presentada por Juppé se basa en una sólida fidelidad al presidente. El ex jefe de gobierno es el último fusible antes de que salte la "instalación presidencial". Con todo, al ritmo en que van las investigaciones es posible que Chirac evite ser citado por la Justicia mientras es presidente. Después, en el 2002, la historia podría darse

vuelta. El caso del financiamiento oculto del RPR y de otros partidos de la derecha es una inmensa bola de nieve que no cesa de rodar sobre la montaña. Los socialistas tuvieron la suya con el escándalo URBA y pagaron muy caro sus rosas manchadas. Falta aún la decapitación de los dirigentes del RPR que, durante años, se sirvieron de las rampas de lanzamiento de la administración para captar fondos.

 

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