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ALEXANDER HAIG HABLA SOBRE FINANZAS Y TERROR

"Este es el mismo viejo y sucio mundo de siempre"

"El pueblo ruso aguantó siete años y no nos debería sorprender que se vuelva antidemocrático. Es muy peligroso en un país con 20.000 cabezas nucleares", advirtió el ex secretario de Estado de Reagan en diálogo exclusivo con Página/12.

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"La guerra con el terrorismo viene de los años 70"

Por Mónica Flores Correa
Desde Nueva York

Página/12

en EE. UU.

t.gif (67 bytes)  "Hay que aumentar la inteligencia y esto requiere cooperación internacional. Hay que proteger mejor nuestros edificios y establecimientos para que no sean una tentación para los terroristas. Y tenemos que reaccionar más vigorosamente. Esto implica intensificar la diplomacia o actuar unilateralmente, si es necesario", dijo. En diálogo exclusivo con Página/12, el general Alexander Haig, ex secretario de Estado de Ronald Reagan y recordada figura clave en la guerra de Malvinas, enunció una estrategia posible para luchar contra el terrorismo internacional. Señaló que su preocupación actual se extiende a la crisis en Rusia. Criticando la codicia de la dirigencia rusa, dijo que "el pueblo ha aguantado siete años y no nos debería sorprender que se vuelvan antidemocráticos y en contra de las reformas de mercado y que busquen otras soluciones. Es muy peligroso en un país que todavía tiene unas veinte mil cabezas nucleares y otras armas de destrucción masiva". Repitiendo una frase que ha usado varias veces en estas dos semanas, el veterano "halcón" criticó a su correligionario George Bush y aquella invención del "nuevo orden mundial". "Decir eso fue una terrible equivocación --dijo--. Este es el mismo mundo viejo y sucio, con países que se avienen a respetar las leyes y otros que no."

--Ha sido una semana muy agitada. Pareciera que el mundo está a punto de derrumbarse, ¿no es cierto?

--(Se ríe.) Bueno, pienso que podemos exagerar un poco los miedos sobre esta situación. Si usted me habla del aspecto económico, no se puede cuestionar que el doble problema de la situación en los países del Pacífico, combinada con la total desintegración de la economía rusa, converge con la inquietud de los mercados en todo el mundo. Esto, me temo, es una confirmación del nuevo carácter interdependiente de la economía global.

 

--Hay quien dice que la globalización también trae una intensificación de la actividad de los grupos terroristas. En el caso de Estados Unidos, la aproximación al problema del terrorismo parece haber ido escalando desde la década del setenta. Primero se buscó prevenir, luego se buscó castigar a los individuos, y por último ha habido algún tipo de acción militar contra los países que patrocinan al terrorismo. ¿Es posible que en ausencia de rivales importantes EE.UU. escale aún más su metodología e intente derrocar a los gobiernos que promueven esta forma de violencia?

--Cada vez que pasa una crisis de este tipo, hay una tendencia a hacer lo que llamo interpretaciones instantáneas de la historia. Actualmente se están describiendo los últimos episodios como la "mayor amenaza del terrorismo del siglo". Por supuesto, esto no es verdad. Ha habido una guerra continua con el terrorismo que viene desde la década del setenta. En el primer discurso que di como secretario de Estado en 1981 dije que no había duda de que la lucha contra el terrorismo internacional sería la primera prioridad del gobierno de (Ronald) Reagan. Después tuvimos el ataque en la discoteca de la Alemania, al cual le siguió el bombardeo a Libia. Por lo tanto, ésta es una situación vieja.

--¿Pero usted reconoce que la violencia de la reacción también ha ido escalando?

--Se puede poner en esos términos, pero también se puede decir que hay gobiernos que promueven el terrorismo, como también gobiernos que ofrecen santuarios a esta gente. Es decir, ellos tienen una responsabilidad en los sucesos y no deben sorprenderse entonces que se responda con un castigo. Si no lo hiciéramos, simplemente alentaríamos la continuidad del terrorismo.

--Vuelvo a la pregunta inicial: cuando usted habla de que se responda con un castigo, ¿esto incluiría eventualmente el derrocamiento de un gobierno?

--No, no creo que el derrocamiento sea el objetivo del contraterrorismo. Pienso que nuestro interés es que los gobiernos se ajusten a las leyes y al debido proceso. Me parece muy hipócrita y me parece una declaración terrible decir que como se le ha declarado la guerra a Estados Unidos, se tiene derecho a asesinar civiles inocentes y no combatientes. Ahora bien, los terroristas declararon la guerra y no EE.UU. Y ellos mataron a muchos ciudadanos norteamericanos y a otras trescientas personas aproximadamente, que eran locales. Considero que individuos así tienen que ser castigados. Creo que se puede actuar en tres áreas. Primero, hay que mejorar la inteligencia y esto requiere cooperación internacional. Segundo,

hay que proteger mejor nuestros edificios y establecimientos para que no sean una tentación para los terroristas. No hicimos esto en Africa, donde los dos embajadores habían pedido dinero para aumentar la seguridad y no se lo dimos. Tercero, tenemos que reaccionar más vigorosamente. Esto implica intensificar la diplomacia o actuar unilateralmente, si es necesario.

--¿Es correcto decir que el terrorismo es más letal actualmente

pero que tiene menos gente en sus filas?

--No puedo decírselo con exactitud y pienso que es una cuestión a debatir. Lo que vemos es, por ejemplo, al gobierno iraquí que controla un gran número de recursos y que está comprometido en actos de terrorismo.

Tenemos también algunas pruebas de que hay facciones en Irán que todavía apoyan el terrorismo. Tampoco hay dudas de que Sudán, Libia y Siria han sido fuertes promotores del terrorismo internacional. Pueden no haber estado directamente comprometidos, pero les han dado refugio y apoyo de todo tipo a movimientos que sí están involucrados en este tema.

--Este tipo de terrorismo islámico, que sería del mismo tipo que el que habría perpetrado los dos últimos grandes atentados en la Argentina y que podría definirse como resentido y pesimista, ¿está más dispuesto a entregarse a asesinatos de protesta, por el puro deseo de protestar, que lo que estaban los grupos terroristas más optimistas e inclinados a una visión socialista utópica de la era soviética?

--Yo no describiría así el caso. Diría, en cambio, que este tipo de terrorismo internacional está patrocinado por Estados que no tienen otra forma de conseguir sus objetivos que no sea apelando al terror. Apoyan y promueven el terrorismo porque es un método barato, es difícil identificar a los culpables y porque las características de estos grupos hacen que puedan tener santuarios, realizar su propaganda y publicitar sus mentiras dentro de países que se dicen neutrales y que dicen no tener nada que ver con este tema.

--Pero este tipo de fanáticos ¿están más decididos a matar que aquellos que proliferaban en la era soviética?

--No, no necesariamente. Si pensamos en el IRA irlandés o en el Red Army alemán, uno se da cuenta de su eficiencia y de su mentalidad muy sangrienta.

--¿Cuán realista es el temido escenario de que los rusos, ya sean individuos o facciones, provean con armamento nuclear a los grupos terroristas?

--Ciertamente es un peligro en este período por delante. Especialmente ahora que hay un colapso total en Rusia. Pero francamente me preocupa más

que Occidente no esté manejando de manera inteligente la evolución de esta Rusia postsoviética. Hemos sido demasiado blandos con respecto a los requerimientos de las reformas que ellos deberían haber adoptado. Me refiero a las privatizaciones y a la reforma impositiva. Sólo el 50 por ciento de los rusos paga impuestos, por ejemplo, y la mayor parte de ellos son los pobres que apenas pueden pagarlos. Las compañías llamadas plutocráticas, en cambio, tienen ventajas y engañan y llevan dos libros contables. Esto ha sido tolerado por el reimpuesto primer ministro (Viktor) Chernomyrdin durante bastantes años. El pueblo ruso ha aguantado esto siete años y no nos debería sorprender que se vuelvan antidemocráticos y en contra de las reformas de mercado y que busquen otras soluciones. Esto es lo que a mí me preocupa más. Es muy peligroso en un país que todavía tiene unas 20.000 cabezas nucleares y otras armas de destrucción masiva.

--Otra de las especulaciones es que si la crisis económica se profundiza, se vendan estas armas a cualquiera, al mejor postor, como solución a una situación desesperante.

--Desde ya, también existe este temor que usted menciona. El ejército soviético no ha recibido su paga durante meses. Están viviendo casi como animales y esta gente es orgullosa y ha servido a su país con distinción. Yo no estoy de acuerdo con ellos, pero creo que son gente maravillosamente patriótica. Pueden eventualmente traspasar la frontera de la racionalidad y desesperarse.

--¿Qué opinión tiene de la política exterior de esta administración y en qué medida cree que la crisis doméstica puede afectar las decisiones en ese campo?

--No creo que la crisis con respecto a la conducta del presidente Clinton se inmiscuya en mi preocupación por lo que pasa con el terrorismo internacional y otros problemas similares. Creo, por ejemplo, que ha habido negligencia en la violación flagrante de Irak a una resolución de Naciones Unidas. Se hicieron amenazas con cobardía, de las que luego se desdijeron una y otra vez. Esa no es una forma de lidiar con un individuo como Saddam Hussein. Yo también digo que lamento mucho que en la Guerra del Golfo no hayamos terminado con todo su poderío militar, porque es lo único con lo que cuenta.

--¿No hay una ausencia de liderazgo o un liderazgo errático? Han pasado cosas en Africa, como los sucesos recientes en Congo por ejemplo, y este gobierno no ha pronunciado una sola palabra sobre el tema.

--Desde el final de la Guerra Fría que hay una gran tendencia a ignorar ciertos acontecimientos. En ese momento, el presidente Bush dijo que había llegado un nuevo orden mundial. Decir eso fue algo terriblemente equivocado. Es el mismo mundo viejo y sucio de siempre. Hay naciones que se avienen al respeto de la ley y otras que no. Y cuando hay que tratar con estas últimas, es necesario hacerlo con firmeza y con propiedad. No se puede vivir bajo la ilusión de que no hay más amenazas.

--¿Cuál es su opinión de este escándalo del presidente?

--He tomado la decisión de no hablar de eso; especialmente, para mis amigos en el exterior. Este es un presidente elegido y se lo debe apoyar hasta que el debido proceso diga eventualmente lo contrario.

--Se habla tanto en estos días de que debe renunciar...

--Yo no anticipo una renuncia. Anticipo, en cambio, la continuidad del debido proceso y la evaluación en el Congreso de si debe haber o no un juicio político. Actualmente, no se puede decir si el juicio político tendrá lugar. Hay que esperar el informe del fiscal especial Kenneth Starr.

Castigo: "Hay gobiernos que promueven el terrorismo o que le ofrecen santuarios. Si no los castigáramos, simplemente alentaríamos más terrorismo." na23fo02.jpg (9204 bytes)

La embajada de EE.UU. en Nairobi tras la explosión



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