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  AVISO: ENCUENTRO TEMATICO DE PSICOLOGOS DEL MERCOSUR
AVISO: ENCUENTRO TEMATICO DE PSICOLOGOS DEL MERCOSUR

 



MITOS FUNDANTES DEL ANALISIS Y SU PRESENCIA EN LA PRACTICA ACTUAL
Hay problemas con la psicopeste

Una célebre frase atribuida a Freud sería apócrifa, y su crítica conduce a la reflexión sobre "un campo psicoanalítico escasamente comunicado con los problemas de la vida pública".

Sigmund Freud, unos años después de su visita a Nueva York.
En 1909, viajó a dictar conferencias sobre psicoanálisis.

Mito. "El pequeño mito que prometía la peste condensaba la promesa de un psicoanálisis orientado por el espíritu de la vanguardia".

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Por Hugo Vezzetti *

t.gif (862 bytes) Una pequeña escena mítica que tiene a Freud por protagonista es evocada hasta el hartazgo por algunos psicoanalistas, quienes parecen encontrar en ella una clave interpretativa del destino del psicoanálisis en el mundo. La escena habría tenido lugar en setiembre de 1909 en la cubierta del vapor "George Washington", que hacía su entrada al puerto de Nueva York. Se ve a Freud en un plano medio, rodeado por la atenta presencia de Jung y Ferenczi, con la Estatua de la Libertad a la vista y en el fondo las masas verticales de la isla de Manhattan. Sigmund el Conquistador llega por fin al Nuevo Mundo y, en ese preciso momento, habría dicho para la Historia: "No saben que les traemos la peste".

La escena es falsa e inverosímil y sin embargo ha terminado por ser más "verdadera" que los hechos que la desmienten. Veamos, en primer lugar, las fuentes disponibles para reconstruir el acontecimiento. En efecto, Freud llegó a Nueva York en las circunstancias aludidas y Jung dejó escrito su testimonio del comentario de Freud que, en esta versión, habría sido: "¡Qué sorpresa van a llevarse cuando oigan lo que tengo que decir!" (me atengo a la reconstrucción propuesta por Emilio Rodrigué, Sigmund Freud. El siglo del psicoanálisis, Buenos Aires, Sudamericana, 1996).

Ninguno de los muchos biógrafos de Freud menciona la anécdota de la "peste". No hay ningún documento que la respalde, incluyendo los archivos, las memorias y la abundante correspondencia de los involucrados, es decir Freud, Jung, Ferenczi.

¿Cuál ha sido, entonces, el origen de esta leyenda ejemplar? Lacan la transmitió en ocasión de su conferencia, dictada en Viena en 1955, "La cosa freudiana", y la respaldó en un testimonio que el propio Jung le habría transmitido, sólo a él, en una visita realizada el año anterior (E. Roudinesco, Jacques Lacan, París, Fayard, 1993). ¿Por qué Jung habría omitido esa parte del relato en sus memorias para confiárselo sólo a Lacan? La conclusión se impone: o bien éste escuchó lo que quería o bien que directamente inventó el episodio.

El sentido de la pequeña historia era claro en la exposición de Lacan. Contrariamente a la ilusión freudiana, el psicoanálisis norteamericano había prevalecido en el "movimiento" y habría terminado por borrar el potencial supuestamente revulsivo de la obra freudiana. Ante todo, es claro que la figura de un Freud social y culturalmente subversivo estaba muy lejos de la que el maestro vienés había cultivado, como un hombre de ciencia que, para la posterioridad, aspiraba a verse reunido con Newton y Darwin. Pero, en todo caso, la historia apócrifa revelaba más a Lacan que a Freud.

Por una parte, al situar en ese contacto originario con los Estados Unidos el comienzo de un malentendido y de una desviación, resaltaba su propio papel en la lucha contra la organización psicoanalítica internacional dominada por las corrientes norteamericanas. Identificado a la "causa" del psicoanálisis, al dar a conocer esa leyenda autoexaltante en la ciudad de Viena agregaba una carga simbólica especial a la bandera del "retorno a Freud". Pero, por otra parte, en el gesto contestatario y excesivo que prometía la peste, Freud quedaba asociado, a contrapelo de la representación que siempre ofreció de su obra, a esa voluntad propiamente estética, nacida de Bataille y de la experiencia surrealista, que alimentaba la obra y la actuación pública de Lacan.

Ahora bien, si la anécdota cobra sentido en ese contexto de la enseñanza de Lacan, cuarenta años atrás, y si, en todo caso, pudo encontrar una extraordinaria difusión en el clima contestatario de los 70, ¿qué significa hoy, además de la inercia intelectual y las carencias conocidas, para pensar la historia y la situación contemporánea del psicoanálisis? ¿Por qué un grupo significativo de psicoanalistas, que por lo demás suelen ser vecinos perfectamente adaptados a las normas de la respetabilidad burguesa, podrían complacerse en ocupar el lugar imaginario de propagadores de la peste?

La utopía de la "revolución freudiana", que era sin duda ajena al "movimiento" fundado por Freud, había nacido desde la primera posguerra, en condiciones culturales y políticas muy particulares. La aventura surrealista, por una parte, y las búsquedas freudomarxistas, por otra, alimentaron esa vertiente alternativa que, ante todo, enfrentaba la modalidad instituida en las asociaciones psicoanalíticas y resistía el destino de un psicoanálisis médico o el de una disciplina incorporada a los estudios universitarios en psicología o ciencias humanas. Ese fue el contexto de la expansión de un psicoanálisis crítico, en las condiciones únicas de la cultura intelectual francesa que enmarcaron la empresa intelectual de Jacques Lacan.

En Buenos Aires, como es sabido, la recepción de Lacan encontró sus condiciones en zonas del campo intelectual que desde bastante antes se habían mostrado permeables a los cruces del psicoanálisis con las ciencias sociales, la filosofía y el discurso político. Se hace difícil pensar en el itinerario intelectual de Masotta, por ejemplo, si no se lo sitúa en una trama que incluía a Pichon-Rivière, a Bleger y a diversas experiencias de "refundación" del psicoanálisis fuera de la institución oficial. La fractura de la Asociación Psicoanalítica Argentina, en 1971, se daba en un clima de radicalización en el que la primera recepción de Lacan coincidió por un tiempo, vía Althusser, con el proyecto de una relectura marxista del freudismo. En esas condiciones el pequeño mito que prometía la peste podía condensar la promesa de un psicoanálisis orientado por el espíritu --político y estético-- de la vanguardia.

Pero, extraído de ese clima de época, el significante de la "peste" perdura como un resto arqueológico, o como un tic "militante" que no traspasa las fronteras del propio círculo de iniciados. Ausente la trama compleja que comunicaba al psicoanálisis con la cultura y la política, quedan los rituales de la identidad grupal y el repliegue autosuficiente sobre la organización. Y en esas condiciones, que son las de un campo psicoanalítico escasamente comunicado con los problemas de la vida pública, la peste ha completado el círculo y parece haber encontrado el significado en bruto de un encierro socialmente vacío.

* Historiador del psicoanálisis y profesor en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Miembro del consejo de dirección de la revista Punto de Vista.


 

LOS PSICOLOGOS CONCURRENTES COMO "IMPENSABLE INSTITUCIONAL"
"Agotamiento, saturación, síntomas"

Bronca. "Trabajar durante años sin cobrar produce bronca, impaciencia, sentimiento de injusticia, incapacidad para regenerar la escucha".

Por Roxana Yattah *

t.gif (862 bytes) En proporciones alarmantes, la profesión de psicólogo se sustenta en trabajo realizado en forma gratuita. No existe una clara conciencia en las bases de la sociedad de que esta actividad debe ser remunerada como cualquier otra, y que su inclusión en la planificación de salud es prioritaria.

La noción de impensable institucional alude a lo no dicho, lo inadvertido de una problemática: es aquello que está operando en una institución, produce efectos, pero a su vez presenta como un velo que no permite acceder a su comprensión, quedando por lo tanto fuera del discurso: hablar del dinero y el pago intenta traer a un plano de realidad una cuestión central.

La historia de las instituciones de salud mental en nuestro país va de la mano con la creación de la carrera de Psicología. Esta a su vez reconoce dos grandes troncos: la Facultad de Filosofía y Letras, de la cual se desprende y que le deja una fuerte impronta humanista, y la medicina, a través de los médicos psicoanalistas que por aquel entonces constituían el psicoanálisis oficial.

Se gesta así en los últimos cuarenta años un área de aplicación clínica --las instituciones-- y un área de saber --la carrera--. No fue hace tanto cuando el psicólogo logró un reconocimiento esencial, el de ser legitimado como idóneo para realizar su práctica clínica en forma autónoma e independiente del saber médico.

En este contexto apareció la figura del psicólogo como trabajador ad honorem en la salud mental. Se inició una especie de convivencia tácita: por una parte, profesionales que, para poder desarrollar su actividad, aceptaban dar gratuitamente sus servicios; por la otra, las autoridades que consentían en hacerles un espacio dentro de la institución pública. Podría pensarse que, para comenzar, no era poco.

Cíclicamente, esta convivencia entraba en crisis y sobrevenía el reclamo de los trabajadores o la amenaza de desalojo. Pero también son llamativos los largos períodos de pacífica convivencia, que hacen pensar en un pacto implícito, según el cual podría decirse que la cosa funcionaba.

En estas instituciones se visualizó un nuevo campo, el de la salud y la prevención, en oposición a la concepción psiquiátrica tradicional que asociaba el padecimiento mental con la locura. Amplios sectores sociales fueron consultando para resolver situaciones: el vínculo madre-hijo, las dificultades en el aprendizaje, el cuerpo en su dimensión psicológica, los problemas familiares, las crisis de los adolescentes comenzaban a encontrar un espacio. En estos cuarenta años se ha instalado en el imaginario social un registro de lo que es la oferta institucional, el trabajo realizado decanta en el reconocimiento social del rol del psicólogo. En esto, el trabajador ad honorem tiene un rol de protagonista. Pero la experiencia muestra que estamos muy lejos de poder acceder a reclamos por vía de razonamientos o acciones lógicas. Más bien sucede lo contrario: al querer abordar estos temas se topa uno con el terror o la amenaza de perder la fuente de trabajo. A veces los mismos profesionales terminan haciendo abandono de sus puestos, se alejan silenciosamente. Se alimenta así el impensable institucional, y el psicólogo se mimetiza con el lugar del que "no está nombrado", no reconocido. Si algo otorga nuestra labor es la posibilidad de nombrar.

¿Qué efectos perjudiciales para la salud del propio profesional produce el trabajar durante años sin cobrar? ¿Qué efectos negativos tiene en lo laboral? Agotamiento, saturación, incapacidad para regenerar la escucha, bronca, impaciencia, sentimiento de injusticia.

Y el peor modo de no ser nombrados, peor que no cobrar, es el razonamiento implícito según el cual el ad honorem podría no estar, o ser reemplazado por otro (lo más clásico: un rentado). Así, a este conjunto de personas no se le reconoce una historia y una identidad propias, deseos y materialidad, lugares y tiempos por donde transcurrieron, factores todos ellos que lo constituyen en único e irremplazable.

El abanico que se abre a partir de desplegar estos términos marca el punto en donde nuestra práctica hospitalaria se debate, o está estancada, o produce síntomas.

* Psicóloga en el Centro de Salud Mental Nº 1 de la Ciudad de Buenos Aires.

POSDATA

Masculinidad. "Figuras clínicas de la masculinidad" con Ricardo Rodulfo, Irene Fridman e Irene Meler, hoy de 20 a 22 en Corrientes 1551. Gratuito.
Pedianálisis. "Pediatría y psicoanálisis en Francia y Argentina, con Danièle Brun, Jacky Israel, Ana Kaplan y Héctor Vázquez, hoy a las 20 en Vicente López 2220.
Atención. "Cómo el déficit atencional afecta al aprendizaje" curso en Fundación ADIP, de psicopedagogía. 787-0423, 854-0462.
Alimentación. "Trastornos de la alimentación", por Nélida Di Rienzo en Sociedad Argentina de Psicodrama, el 28 de 12.30 a 14.30. 854-8742.
Audiovisuales. Jornada de artes audiovisuales y psicoanálisis, el sábado de 9.30 a 19 en Galerías Pacífico: proyección de Mentiras que matan, cortometrajes y debate con cineastas. Inscripción en la APA, 812-3518.
Adolescentes. Curso de actualización en clínica con adolescentes en el Hospital Ramos Mejía, lunes de 10 a 12 desde el 31. 931-4244.
Filosofía. Seminarios de filosofía en la Fundación Pedro Telmo, con Cragnolini, Margulis, Urresti, López Gilo, Silvia Rivera. 307-1602.
Baires. "Mirada filosófica sobre Buenos Aires", por Esther Díaz, desde el 2 de 19 a 20.30. 307-1602.
Especialización. Escuela de especialización del Colegio de Psicólogos de Quilmes: clínica con niños, con adultos, con orientación sistémica y psicología jurídica. 257-3641.
Sexuales. Seminario "Funciones y disfunciones sexuales" por Virginia Martínez Verdier, desde el 16 de setiembre de 19 a 21. 334-2721/0750.
Adolescencia. 17ª Jornadas de Adolescencia, del 3 al 5 de setiembre. 502-6855, 642-7507.
Instituciones. Jornada interdisciplinaria "Las instituciones y la práctica psicoanalítica", de la Escuela de Psicoterapia para Graduados, el 29 de 9 a 12.30. 865-2050.
Real. "Respuestas del cuerpo frente a lo real" por el equipo de psicosomática del Argerich, desde el 14 de setiembre a las 14. 490-8090, 427-5103. Gratuito.
Humanización. Curso "Humanización de la atención en un hospital de agudos", desde el 3 de setiembre. 631-8100 int. 1502.
Familiar. "Intervenciones del terapeuta familiar en casos de derivación judicial", desde el 3 de setiembre de 13 a 14.30 en el Ameghino. 861-1442. Posmo. "Teatro y posmodernidad. Teatro de Pavlovsky", con Alfonso de Toro, de la Universidad de Leipzig. Hoy a las 21.30 en Soler 4050. Gratuito.
Parejas. "Crisis y violencia en las parejas", para la comunidad en la APBA, Avda. de Mayo 950, 1º, el 28 a las 19. Gratuito.

 

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