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"A veces somos muy onanistas"

El actor Pepe Soriano y el dramaturgo Elio Gallípoli explican el sentido del ciclo de teatro semimontado "10 lunes, 10 autores".

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La expresión de Pepe Soriano alude al mundo de los teatristas

Por Hilda Cabrera

t.gif (67 bytes)  "Cunill Cabanellas nos decía siempre: vosotros no seréis actores argentinos en tanto no respetéis a vuestros autores. Y tenía razón, porque en el teatro hay que aportar de todos lados." Pepe Soriano reflexiona así junto al dramaturgo Elio Gallípoli, hablando del tercer ciclo de teatro semimontado ("10 lunes, 10 autores") organizado por el Club de Autores, que se inició anoche con la obra El dintel, escrita y dirigida por Gallípoli. Las siguientes nuevas funciones se realizarán en el Teatro Tabarís Plata (Corrientes 829), cedido por el empresario Carlos Rottenberg, con entrada a tres pesos.

La iniciativa es, en opinión del dramaturgo, "apasionante", porque elimina posibles tensiones con el público y la crítica. Participarán 80 intérpretes, entre otros Hugo Arana, Alicia Berdaxagar e Ingrid Pelicori. Una movida que permite una mayor interacción, según destacan Soriano (protagonista de Cuenta saldada) y Gallípoli (autor de Botánico) en la entrevista con Página/12.

"Tenemos que producir una dinámica de nombres, y no quedarnos con unos pocos, el de un actor, un director o un autor. El afuera está avasallando nuestro imaginario, y si no tomamos conciencia de esto, vamos a ser destruidos", sostiene Gallípoli. Sobre este punto, el actor va más allá: "Me gustaría tener un crítico en los ensayos para que diga libremente qué le parece nuestro trabajo, porque a veces somos muy onanistas y pensamos que tenemos un laboratorio de probetas mágicas que va a asombrar al mundo."

--¿Y cómo creen que se puede desarrollar esa dinámica?

--Luchando en varios frentes. Mejorando la comunicación entre nosotros, trabajando con el público, acá y en las provincias, y bregando por nuestros derechos. Ahora estamos trabajando en un proyecto de ley para cobrar por derechos de intérprete, como los músicos y ejecutantes. Porque en esta profesión se pasa hambre. En otra época ensayábamos durante un año y tampoco veíamos un mango, pero podíamos llevar adelante nuestra pobreza. Ahora no. Fuimos con dos obras de "Teatro Nuestro" a Rosario. Nos llevó 20 días organizar todo. Conseguimos que 400 personas vieran nuestro trabajo, y volvimos con 300 pesos. (Soriano)

--¿Pero el público los acompaña o no?

--Es que a veces, aunque quiera no puede. La gente está tan apremiada por la realidad cotidiana que no tiene espacio para lo imaginario. Este es uno de los mayores peligros para el teatro, y para todas las actividades que exijan un mínimo de simbolización. (Gallípoli)

--Es que en la Argentina no hay estructuras que nos contengan, y si no tenemos trabajo, sentimos que no podemos pensar siquiera. Terminamos la temporada de Teatro Nuestro en la Sala Cátulo Castillo --que no fue un milagro, sino la fuerza del "Negro" Carella que nos dijo que nos juntáramos y le hicimos caso-- sin un mango en el bolsillo. Pensábamos seguir con el ciclo, con obras de autores jóvenes, de los más disidentes, para probar, aunque la gente sabe que somos tipos del teatro de la palabra, que --creo-- no está ni bien ni mal. Simplemente venimos de eso. Pero no podemos volver, porque no tenemos producción. Nosotros querríamos dar una respuesta desde nuestro oficio, pero la presión del afuera no nos deja respirar. (Soriano)

--Sin embargo, se los distingue ...

--Sí, nos entregan premios, pero todo termina en el acto. (Soriano)

--Creo que no se puede soslayar que no ha habido históricamente una continuidad del conocimiento y de la memoria. ¿A cuántos autores del pasado reconocen hoy los jóvenes como propios? Roberto Arlt está entre esos pocos, y es llamativo de qué manera su imaginario nos está rondando. (Gallípoli)

--Es cierto, y es que es tanta nuestra ansiedad por ver en mejores condiciones esto que amamos tanto, que olvidamos que existen personajes que destejen lo que vamos haciendo. (Soriano)

--Como ese funcionario que dijo que, a diferencia de Cultura, en Economía se trataban asuntos serios. Lo más probable es que ese hombre, si es que no miente, esté loco, porque no puede simbolizar, y esto significa que, psíquicamente, no tiene retorno. (Gallípoli)

--Eso es muy peligroso, porque cuando no se puede simbolizar no hay crecimiento. La gente y el país quedan estancados. (Soriano)

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