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LOS FISCALES PORTEÑOS INFORMARON A LA LEGISLATURA
“Hay orden de no aplicar el Código”

Los fiscales cuestionaron la actitud de
las autoridades para hacer cumplir el
código. “Todo depende del oficial”, dicen.

Los fiscales se reunieron con los miembros de la Junta de Seguridad de la Legislatura.
Su titular, Roque Bellomo, anunció que impulsará un pedido de informes al Ministerio del Interior.

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Por Carlos Rodríguez

t.gif (67 bytes) “Es evidente que hay orden ‘de arriba’ para que no se aplique el Código (de Convivencia Urbana) y por eso no hay espontaneidad de la Policía Federal en la búsqueda del contraventor”. En un informe ante legisladores de la ciudad de Buenos Aires, los fiscales porteños Juan Carlos López y Walter Fernández cuestionaron la actitud de las autoridades nacionales –de quien depende todavía la Federal– en lo que hace al cumplimiento de la función “preventora” del nuevo Código. Las críticas fueron planteadas ante la Junta de Seguridad de la Legislatura, cuyo titular, el frepasista Roque Bellomo, dijo a Página/12 que impulsará “un pedido de informes a la Secretaría de Seguridad del Ministerio del Interior, que promueve ‘mano dura’ y leyes más severas contra el delito, pero por cuestiones políticas omite la aplicación de un Código que tiende a prevenir y a resolver los conflictos como una forma de contribuir a la seguridad de los ciudadanos”.
Los fiscales señalaron, como un punto central, la falta de información sobre las normas del Código que hay en las 52 comisarías porteñas, y la notoria diferencia de actitud en algunas seccionales. “Todo depende de la voluntad del oficial del servicio de calle”, puntualizó López. Citó como ejemplo el caso “de la comisaría 25ª, que trabaja mejor que la seccional 23ª, aunque están en el mismo barrio”. Ambas controlan a las travestis que ofrecen servicios sexuales a lo largo de la calle Fray Justo Santa María de Oro, en un tramo de ocho cuadras que se reparten las dos comisarías.
De todos modos, desde el mes de julio, cuando se produjo la modificación de las normas referidas a las travestis, “se labraron 150 actas de contravención, 100 de ellas en días en los que estábamos presentes los fiscales”, lo que indicaría una menor predisposición del personal policial cuando actúa por su cuenta. Los fiscales aclararon que “el 70 u 80 por ciento de las contravenciones son simplemente porque se juntaron más de tres travestis en una sola esquina”.
Para resolver la falta de información policial, López y Fernández propusieron que cada una de las comisarías designaran “un oficial por turno, en cada seccional, que se haga responsable de aplicar el Código y que lo conozca a fondo”. Precisaron que esto significa “disponer de unos 200 agentes especializados, un número que parece razonable” dada la cantidad de personal con que cuenta la Policía Federal.
Otra propuesta apuntó a responder las quejas de los vecinos que dicen que la policía –por falta de comunicación con los fiscales o por problemas propios– muchas veces no concurren ante denuncias en horario nocturno. “Pedimos la creación de dos oficinas, una de las cuales debe atender las 24 horas, los 365 horas del año.” Los teléfonos, 0-800 con líneas rotativas, serían atendido por secretarios de la Cámara porteña. El servicio podría actuar “con un personal mínimo de 20 o 30 personas”.
Los fiscales advirtieron sobre otras falencias que se ven en la aplicación del Código de Convivencia. “No se puede vender alcohol a los menores, pero esto ocurre en muchos kioskos, sin que la policía intervenga.” También recibieron consultas de las seccionales “porque no sabían que los ruidos molestos son una contravención, que es además muy común en los barrios porteños”. Fernández sostuvo que eso se debe “a que las comisarías no tienen el Código y desconocen sus normas”.
En el informe ante los legisladores se hizo hincapié respecto de la necesidad de apuntar “a la prevención y a la convivencia”, evitando los abusos de autoridad. Como ejemplo mencionaron el caso de un hombre que fue demorado por la policía por portación de armas. “En realidad se trataba de una persona que estaba por suicidarse y a la que se le salvó la vida internándolo cuatro meses en un hospital psiquiátrico”.
Como un caso de abuso policial fue señalado la detención de 32 hinchas de River Plate, al término del partido que el equipo de Núñez jugó con Racing Club el domingo 22 de marzo. “Nos llamaron por supuesto caso de patoterismo, finalmente no pudimos intervenir porque los hinchas fueronretenidos por una brigada que los dejó fichados como supuestos barrabravas y cuando los jóvenes, de entre 16 y 18 años, declararon en forma espontánea ante nosotros, quedó demostrado que sólo habían gritado a favor de River, aunque ahora quedaron escrachados como barrabravas”.

 


 

EN PALERMO FILMAN A LOS CLIENTES DE TRAVESTIS
Cámaras ocultas al ataque

Por Cristian Alarcón

t.gif (862 bytes) Las videocámaras ocultas entre las sombras de la calle roja de Palermo están por empezar a darles una especie de dulce fruto de la venganza a los perseverantes y enardecidos vecinos del barrio. Los mismos dirigentes que han dado la batalla televisiva contra las novedades del Código de Convivencia Urbana, siempre en contra del comercio sexual callejero, gozan ahora registrando lo que consideran la decadencia del imperio, desde estratégicas esquinas y medianeras. El privilegio técnico que dispusieron los tiene felices. Tanto que con los resultados de su escrutadora mirada ya están por retornar a la guerra: tienen tres ofertas televisivas para pasar en horarios centrales las escenas filmadas. Y cuentan con números cuasiestadísticos de los clientes, esos seres que siguen desfilando en sus frentes cada madrugada, mientras ellos vigilan todo el tiempo.
Matías Gandulfo, una de las caras más visibles de Vecinos Autoconvocados y Asiduos Concurrentes, llega a una locuacidad serpenteante al mostrar los “datitos” de que disponen. “Por un lado, gente acaudalada, eso que cuando ve de lejos califica como un casado en vía de escape, de unos 40 o 50, auto importado”, ilustra Gandulfo, normalmente de gorra de visera vuelta hacia atrás. Matías es uno de los más efusivos militantes por la causa antitravesti. Continúa con la ofuscación dos meses después de sancionada la última parte del Código. “Clase media alta –detalla–, mucho Rover, BMW, Ford Escort y camionetas cuatro por cuatro.” Y florea números: “Por las calles Oro o Godoy Cruz pasan alrededor de 450 automóviles entre las seis y las dos de la mañana. Y desde esa hora a las seis otros 300”. La imparable andanada de consumidores de sexo sigue dejándolos sin dormir, y Gandulfo es capaz de reconocer si la “tremenda publicidad” que han conseguido finalmente los benefició o los perjudicó atrayendo como a moscas a nuevos clientes y una parva de curiosos, “los más insoportables”. “Estadística sería un poco pretencioso”, reconoce el dirigente sobre las cifras lanzadas por las filmaciones realizadas durante las últimas dos semanas. Pero su par, la ya famosa Lucía Carew, informa: “El 90 por ciento del servicio sexual demora unos 15 minutos y ya hay taxis que ofrecen su vehículo como hotel alojamiento”. La intención del taxi-telo sería, según la vecina, que no quede registrada la patente del vehículo del consumidor. Fenómeno posterior a la advertencia de que divulgarán las patentes de los pecadores de Palermo. El proyecto más filoso es aceptar la oferta de uno de los tres canales donde podrían transmitir las grabaciones nocturnas de los hombres que acuden al sexo pago. “Taparemos las caras pero van a quedar los datos del auto al aire”, amenaza Gandulfo. Y Lohana Berkins, de OTRA, Organización de Travestis de la República Argentina, le devuelve el sablazo. “Ya tenemos clientes que pasan a propósito para que los denuncien. Nunca van a poder juntar la plata para pagar los juicios por invasión a la privacidad que les van a hacer”, escupe. “La vida privada no sucede en la vía pública”, contesta el hombre del gorro, convencido bajo una tarde de sol de primavera.

 

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