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A pesar del escándalo,  Clinton sigue bien parado

Las encuestas muestran a los norteamericanos en contra de la
investigación de Starr y de la posible destitución de su  presidente, a quien siguen apoyando fuera de Estados Unidos.

Clinton dejó pasar las preguntas respecto de Monica Lewinsky.
Pero aprovechó la ocasión para atacar a los republicanos.

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t.gif (67 bytes)  Los números del Congreso norteamericano no cierran para el presidente Bill Clinton, pero sí los de los sondeos de opinión. Mientras la Comisión Judicial de la Cámara de Representantes resolvía divulgar una versión editada de las conversaciones entre Linda Tripp y Monica Lewinsky, que fueron el detonante del caso, el 65 por ciento de los encuestados por The New York Times y la cadena de televisión CBS se manifestó en contra del proceso de destitución que la mayoría republicana en el Congreso se prepara a seguir. Respecto del suceso de la semana –la difusión del video de su testimonio bajo juramento en el caso Lewinsky–, el 78 por ciento opina que no se tendría que haber autorizado. Sin embargo, los abogados de Clinton están tratando de que Paula Jones, quien había denunciado al presidente por acoso sexual y dentro de cuyo caso estalló el de Lewinsky, no llegue hasta el final de su apelación por el cierre del expediente, dictado en abril.
“Somos realistas. La aritmética parlamentaria está en contra nuestro, aun cuando pensamos que los errores del presidente no valen una destitución”, dijo ayer el vocero de la Casa Blanca Mike McCurry. Pero la aritmética de los sondeos, como ha ocurrido desde los inicios de este caso, están a favor del presidente norteamericano. Si hace diez días el 39 por ciento de los encuestados tenía una buena imagen de su gestión, ahora el porcentaje trepó a 45. Y nada menos que el 64 por ciento considera que la investigación del fiscal independiente Kenneth Starr es parcial. Con estos datos, se refuerza el doble objetivo de la Casa Blanca: convencer a la gente de que la destitución es un castigo demasiado grande respecto de los pecados cometidos y acusar a los republicanos de ensañarse con el presidente.
“Al fracasar en cumplir con sus obligaciones más fundamentales, la mayoría republicana en el Congreso tiene sus prioridades al revés, puso al espíritu partidario sobre el progreso, a la política sobre el pueblo”, contraatacó ayer Clinton en el marco de una gira de tres días por los estados de Illinois, California y Texas. El presidente dio como ejemplo los cinco meses de atraso que lleva el Congreso sobre el plazo legal para sancionar el presupuesto, y remató diciendo que “si todos nosotros pusiéramos el progreso por encima del partidismo y a la gente por encima de los políticos, mantendríamos equilibrado el presupuesto, salvaríamos la seguridad social antes de malgastar el superávit, mejoraríamos nuestras escuelas, limpiaríamos nuestro medio ambiente”.
Clinton “eligió mal el momento para atacarnos gratuitamente”, dijo el líder de la mayoría republicana en el Congreso, Trent Lott, ya que constituye “un esfuerzo para desviar la atención” de sus propios problemas. “Nos hace falta un presidente que se haga cargo del timón, y no lo hace”, sentenció Lott, y agregó que mientras el Congreso está reunido “el presidente se va durante tres días para recolectar fondos” para la campaña electoral. Pero tanto Clinton como su esposa Hillary, apoyados por las encuestas, parece que están teniendo éxito en conseguir contribuyentes demócratas para la campaña correspondiente a las elecciones de noviembre. Según una encuesta de USA Today/CNN/Gallup, si las elecciones se hubieran realizado el viernes pasado, los candidatos demócratas habrían obtenido el 51 por ciento de los votos contra el 45 de los republicanos.
También crece el apoyo a Clinton desde fuera de los Estados Unidos. El ex ministro francés de Cultura, Jack Lang, anunció que la petición internacional para que se detenga el “acoso inquisitorial” de Starr, lanzada el martes por varios artistas e intelectuales del mundo, “cuenta ahora con más de cien firmas”. A la lista se agregaron, entre otros, el escritor brasileño Jorge Amado, el estilista francés Yves Saint-Laurent y Bono Vox, del grupo irlandés U2.
Pero quienes aparecen preocupados en el entorno de Clinton son sus asesores legales. El caso Paula Jones, dentro del cual estalló el escándalo Lewinsky, parece no haberse cerrado cuando la jueza Susan Webber Wright desechó la demanda por acoso sexual. Los abogados de Jones apelaron el fallo y el equipo de Clinton entabló una negociación para llegar a un acuerdo antes del 20 de octubre, fecha en la que un juzgado considerará laapelación. Según el Washington Post, Jones ya rechazó un acuerdo de 700 mil dólares propuesto por el presidente porque no iba incluida una disculpa por el acoso sexual, que Jones dice que ocurrió cuando Clinton era gobernador del estado de Arkansas y ella, una de sus empleadas.

 

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