Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


EL TEMA

Por Martín Granovsky


LA ALIANZA DESPUES DE D'ALEMA

Cuál es el máximo fantasma según el signore Massimo

na06fo01.jpg (7540 bytes)



t.gif (67 bytes)  "Les convendría que las elecciones fueran tres días después de la interna", les dijo compasivo. "Sería bueno que después de la competencia se disciplinen y trabajen juntos", deseó en otro momento a los opositores argentinos. La verdad es que Massimo D'Alema, el líder de los Demócratas de Izquierda italianos, se fue convencido de que la Alianza no es tan sólida como el Olivo que su partido pilotea en el gobierno. Y dejó un mensaje que podría leerse así: sólo la política, con su violenta compulsión a la competencia y su capacidad para poner a los protagonistas en medio de la dinámica de los hechos, puede cicatrizar las divisiones de la Alianza y convertir los caprichos en un proyecto común.

En Italia, a D'Alema no le toleran su arrogancia. En la Argentina, en cambio, se portó como un visitante modesto. Evitó dar consejos, o en todo caso los dio de hecho, contando una y otra vez la experiencia del Olivo y rescatando el valor de la política concreta y la vocación de la izquierda por el poder.

El italiano viajó ayer a Chile llevándose algunas impresiones.

Aunque recomendó no dramatizar, concluyó que los dirigentes de la Alianza han sobrepasado el nivel de conflicto y encono normal en una coalición.

Cree que la realización de elecciones internas para la fórmula dificulta el consenso en una alianza tan nueva.

Teme que las heridas de aquí al 29 de noviembre sean tan profundas que impidan un trabajo conjunto en los once meses que quedarán hasta las elecciones presidenciales.

Si, de todos modos, las heridas se cicatrizan, piensa D'Alema que el problema de la Alianza es que sus dirigentes no demuestran haber llenado la falta de un enemigo claro. Caído Carlos Menem, una victoria sobre Eduardo Duhalde no provoca el mismo espíritu épico, sobre todo en las filas del Frepaso que, por el origen de una parte de sus dirigentes, no recibe más adrenalina cuando piensa en una derrota peronista. El propio D'Alema pareció entenderlos cuando, tras un encuentro con el gobernador bonaerense, se asombró de las coincidencias: "Dijo lo mismo que nosotros", comentó luego un italiano de la comitiva.

Pero la propia realización de la interna, y después el ascenso en intención de voto entre los electores, es decir la posibilidad de un triunfo palpable, podrían ser un gran factor de cohesión entre la Unión Cívica Radical y el Frepaso.

"Cohesión", sin uniformidad ni falta de tensiones, fue la palabra clave del jefe de los DI. "Ganar cohesiona", dijo D'Alema a Página/12 en Roma. "Gobernar disciplina", agregó el miércoles en Buenos Aires. Pero, ¿cómo llegar a las elecciones? El italiano se fue convencido de que el problema se le presenta a la Alianza de aquí a 1999. Como si estuviera segura de ganar pero no tuviera el ímpetu para llegar hasta el momento del triunfo, en un caso de histeria a la inversa y riesgoso coqueteo que bien podría haberles encantado --como rareza de estudio-- a Freud y Maquiavelo juntos. La presencia de D'Alema en Buenos Aires sirvió para medir las distancias entre la Alianza y el Olivo, más que sus semejanzas, y construir un espacio de reflexión por encima de los mitos.

Un mito era que D'Alema tenía un equivalente argentino.

Otro, que el equivalente podía ser Raúl Alfonsín.

Un tercero, que los radicales eran la réplica argentina de los demócratas de izquierda, como fuerza-eje de la coalición en términos de aparato partidario.

El cuarto, que los frepasistas podrían ocupar el lugar de los DI, pero en su carácter de fuerza-eje por su poder de irradiación ideológica.

Cuatro mitos que sólo podían enraizarse ignorando la historia italiana y la política de estos días.

Los DI no son un partido europeo nuevo sino el producto de las diferentes etapas de reciclaje del Partido Comunista Italiano, una fuerza con estas características:

* No se alineó ciegamente con la Unión Soviética.

* Reivindicó la democracia como un valor de izquierda.

* Se desprendió de los aspectos "religiosos" del comunismo y desplegó una ideología "laica", un proyecto político sin iglesia ni dogma.

* Controló los sindicatos.

* Interpretó el golpe contra Allende como la imposibilidad de que la izquierda pueda gobernar, en democracia, sin una alianza sólida.

* Dejó de concebir la conquista del poder como un momento único, al estilo leninista, de la política.

* Buscó el gobierno, y lo consiguió en el cinturón industrial rojo del norte.

* Ensayó experiencias regionales de coalición de gobierno y promovió a independientes como candidatos (caso notable, el famoso historiador del arte Giulio Argan en la alcaldía de Roma).

* Reclamó transparencia política y enarboló la "cuestión moral" frente a la corrupción y la mafia.

* Modernizó su discurso y lo viró al centroizquierda, pero no dentro de un proyecto de marketing político sino como expresión de una práctica política concreta.

* Procuró alianzas internacionales, primero al ingresar en la Internacional Socialista y ahora al ampliar el contacto con los progresistas sin tradición de izquierda.

* Con la experiencia comunista italiana de la identidad, trató de crear una cultura de coalición en el Olivo, una idea de alianza que debía superar el marco de los partidos que integran el acuerdo.

De todos estos aspectos, D'Alema eligió el último para machacar en Buenos Aires. Y acaso ese punto sea, todavía, la mayor diferencia entre el Olivo y una Alianza que, a nivel de sus dirigentes, no se reconoce sentimentalmente como tal.

Muchos frepasistas "puros" dicen que si gana De la Rúa, no lo votarán en 1999.

Los radicales aislacionistas prometen lo mismo si gana Graciela.

Los dos sectores aseguran que no harán campaña después de la interna.

Y ambos fantasean, negativamente, con un gobierno monocolor de la UCR o con un gobierno monocolor del Frepaso. Como si, en caso de ganar la Alianza, un solo partido pudiera gobernar sin el otro. Como si la necesidad de supervivencia compartida no fuera a obligarlos --por suerte para los votantes, que cada vez comparten una visión de la política más transversal a los partidos-- a un gobierno multicolor sin la dictadura de los aparatos.

 

LA TENDENCIA


Marshallizar a Brasil


t.gif (862 bytes) Por primera vez el apellido que quedó en la historia como sinónimo del compromisona06fo02.jpg (18172 bytes) financiero y político de Estados Unidos con un grupo de países se convirtió en verbo. Un editorial de la revista conservadora británica The Economist recomienda al Fondo Monetario Internacional y al Grupo de los Siete que deberían "marshallizar" urgentemente los recursos que permitirían a América latina recibir un apoyo decisivo para afrontar el enfriamiento de la economía mundial. El blanco de ayuda sería Brasil, que según la revista "merece apoyo" porque no tiene nada que ver con el "desastre" ruso. The Economist admite que "por razones constitucionales" Brasil no liquidó aún su déficit del 7 por ciento del Producto Bruto, pero señala que Cardoso debe ser felicitado porque abrió la economía y domó la inflación, además de haber encarado privatizaciones de gran poder. Naturalmente, a cambio de la ayuda internacional Fernando Henrique Cardoso debiera presentar después de las elecciones del domingo 4 de octubre un plan de recorte fiscal que tire por la borda el gradualismo. Si Brasil no encuentra una salida de este tipo, dice la revista, debería apelar al default de la deuda externa o establecer el control de capitales, "y esto sería más un daño que un beneficio" puesto que crearía "un precedente en la región". Conclusión: evitar ese escenario "sería un objetivo valioso para los gobiernos de los países ricos y sus ciudadanos".


EL TEXTO


Centroizquierda en libro


t.gif (862 bytes) En la Argentina los políticos no suelen escribir libros más o menos recordables. Ni siquierana06fo03.jpg (9195 bytes) se empeñan, al estilo norteamericano, en lanzar al mercado un trabajo escrito por un escritor fantasma con sus lemas y su propaganda electoral. Lo mismo sucede con buena parte de los politólogos. Cuando, además, un politólogo asesora a un político, la ausencia de libros se potencia al cuadrado. Por eso es novedosa la aparición de Los caminos de la centroizquierda. Dilemas y desafíos del Frepaso y la Alianza, que acaba de distribuir Losada. Sus autores, Marcos Novaro y Vicente Palermo, son dos académicos que en los últimos tiempos funcionan como hombres de consulta de la precandidata del Frepaso Graciela Fernández Meijide. Sin embargo, el trabajo no está teñido de propaganda e ideologización y revela el entusiasmo de los autores por racionalizar el fenómeno del centroizquierda y plantear, también, los dilemas para el futuro. Un ejemplo: dicen que si la Alianza gana en 1999, "lo que tendríamos de ningún modo sería un partido gobernante sino una coalición electoral con posibilidades (pero sin garantías) de constituirse en una coalición de gobierno", y las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo estarían afectadas por ese carácter de coalición. El rasgo característico sería la existencia de bloques y sub-bloques, y la "tarea de formación coalicional" sería permanente, cosa que se reforzaría si la Alianza se abriera a una pata peronista.


PRINCIPAL