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FREI BETTO HACE UN PRONOSTICO SOMBRIO PARA LA IZQUIERDA
“Como dijo Marx, el pobre no lucha”

A pesar de confiar en los “milagros” –que Lula fuerce una  segunda vuelta en las elecciones de mañana en Brasil–, el padre Frei Betto cree que el PT tiene que cambiar de discurso.

 

“La Iglesia está en contra del programa neoliberal.”
Pero “es muy elitista para los miserables”, dice Frei Betto.

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Por Darío Pignotti  desde San Pablo

t.gif (67 bytes) “Obrigado, mucha paz, vote por la independencia de Brasil, vote Lula”, repite el contestador telefónico de Frei Betto. En un hueco de su agenda de campaña, de la que participa “indirectamente, dando conferencias y disertaciones”, el padre dominico recibió a Página/12 y admitió su preocupación por las perspectivas de Luiz Inácio “Lula” Da Silva en las elecciones presidenciales del domingo: “Es muy, muy difícil llegar a un segundo turno, pero no olvide que estamos en Brasil, donde los milagros son frecuentes. Todavía soy optimista”. En el convento Santo Alberto Magno las paredes son grises como el muro que lo entorna: una isla austera en el refinado barrio Perdices de San Pablo.
–¿Cómo vota la Iglesia?
–La Iglesia, como institución, como Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, tiene una posición que podría definirse favorable a Lula o por lo menos contra el programa neoliberal de Cardoso. Lo puedes ver en sus documentos, en las semanas sociales, en el Grito de los Excluidos (convocado junto al Movimiento de los Sin Tierra y el sindicalismo del Partido de los Trabajadores, al que pertenece Lula). La Iglesia brasileña no puede compararse con la argentina: de los 360 obispos brasileños, unos 100 son de la Teología de la Liberación, unos 60 son conservadores y los otros 200 son moderados. En los momentos críticos, éstos se suman a los progresistas.
–¿Cómo influiría en ese mapa una victoria de Cardoso?
–Es probable que se fortalezcan los sectores más conservadores, como el de don Eugenio Sales, arzobispo de Río de Janeiro; y si así fuera, pueden darse articulaciones que modifiquen la hegemonía progresista. En los años 90 hubo un proceso de vaticanización de la Iglesia brasileña y esas fuerzas se benefician con Fernando Enrique (Cardoso).
–Además, la Iglesia pierde fieles a manos de los tecnopastores y Lula no puede hacer pie entre los sectores excluidos.
–El miserable nunca lucha, por eso Africa y Haití están como están. Eso ya lo observó Marx, es muy difícil que un candidato, por ejemplo Lula, pueda obtener votos si allí no hay organización. Muchos miserables salen de la Iglesia Católica porque no les dan la respuesta inmediata que buscan. Ellos buscan empleo inmediato, prosperidad inmediata. La Iglesia Católica es muy elitista para esa gente. Por eso los fieles no siguen a los obispos. Si usted va a las 3 de la madrugada a cualquier templo católico no encuentra a nadie, pero si va a la Iglesia Universal del Reino de Dios (electrónica pentecostal) va a encontrar siempre a un grupo para oírlo y atenderlo; y si no los ven por los medios, donde su poder es muy grande.
–¿Están faltando curas electrónicos?
–La Iglesia Católica no sabe lidiar con los medios, está necesitando reflexionar y darse una estrategia para actuar en este mundo.
–¿Qué deberá suceder para revertir esta tendencia tan adversa a Lula?
–Lula debería tener más espacio en los medios para poder explicar su proyecto. Los medios no tendrían que ser tan parciales a favor de Fernando Enrique (Cardoso) y el presidente debería haberse licenciado de sus funciones oficiales para hacer la campaña. La situación es tan descarada que el presidente del Tribunal Superior Electoral declaró a la prensa su preferencia por Cardoso.
–¿Usted es optimista por método o porque encuentra motivos objetivos?
–Queda por esperar que se genere algún hecho político. En 1989 las previsiones decían que Lula no llegaba a la segunda vuelta contra Collor (de Mello) y finalmente fue; en 1994 todos decían que Lula llegaba al segundo turno y no llegó.
–¿Lula aceptó la candidatura sabiendo que perdía?
–No. Lula entró para ganar. Yo me opuse a su candidatura porque es como la carrera entre la liebre y la tortuga. Es una desproporción de la competencia entre un Fernando Enrique (Cardoso) en el poder y el frente de izquierda que encabeza el PT.
–Si esta vez las encuestas aciertan y el presidente mañana resulta electo, ¿qué pasará el lunes con Lula y su liderazgo?
–El liderazgo de Lula no es por sus bellos ojos sino por el trabajo que ha realizado, por su carisma. Si hablas electoralmente verás que Lula obtendrá unos 25 millones de votos y eso es bastante, aunque sufrir tres derrotas electorales también lo es. Lula creció mucho en el dominio del arte de la política y en la forma de relacionarse con distintos sectores sociales. No sé qué escenarios puedan surgir, pero tal vez Lula deba tomar el liderazgo social luego de las graves consecuencias que tendrá el paquete económico que anunciará Cardoso.
–¿Habrá crisis en el PT luego de los comicios?
–Yo creo que el PT va a entrar en una crisis saludable para poder encontrar su camino y rescatar sus orígenes comprometidos con una transformación social profunda. Mientras Lula ha mejorado, el PT ha retrocedido, ha perdido sus referencias ideológicas. Al igual que gran parte de la izquierda latinoamericana, no se ha recuperado aún de la caída del Muro de Berlín y está corriendo el riesgo de terminar como un partido electoralero.
–Pero usted está trabajando en la campaña del PT.
–Pero trato de no hacer electoralismo híbrido.
–¿Usted responsabiliza al entorno de la candidatura?
–Hay responsables, pero yo no voy a dar nombres ahora. Lo que importa es que no se supo crear una nueva mística ideológica.
–Aun ganando las cosas no parecen fáciles para el presidente.
–Fernando Enrique va a tener problemas pero va a estar en el poder y en el Brasil el presidente tiene poderes casi imperiales. El es muy inteligente, yo no creo que después de ocho años de gobierno quiera volverse a casa. El ya habló de crear la figura de senador vitalicio para los ex presidentes. Cardoso tiene una increíble ambición de poder.
–Le reprocha ambición, no corrupción.
–En el gobierno hay corrupción y el presidente mantiene connivencia con los corruptos, pero no tengo datos sobre la posible corrupción del presidente en particular, yo no podría decirlo.
–Usted habló del “carisma” de Lula, de una nueva “mística” ideológica. Sabemos de su actual reflexión sobre esos temas. ¿Quedó atrás la Teología de la Liberación para dar lugar a la Mística de la Liberación?
–(Riendo) Nada de eso. La Teología de la Liberación no ha perdido vigencia, pero al mismo tiempo es importante comprender la “mística”; por ejemplo, la mística de las bases sociales. Que se entienda bien: hablo de la mística en el sentido del trabajo por los ideales, en el sentido constructivo de los valores.

 


 

PARA LA IZQUIERDA LOS SONDEOS FUERON MANIPULADOS
Lula no cree en la derrota

t.gif (862 bytes) Las elecciones presidenciales de mañana en Brasil no parecen despertar demasiada incertidumbre sobre su resultado: según los últimos sondeos, Fernando Henrique Cardoso se quedaría con el 47 por ciento de los votos, lo que le aseguraría una victoria en la primera vuelta sobre el candidato izquierdista Luiz Inácio “Lula” da Silva, que hasta el momento conseguiría un 24 por ciento. Sin embargo, la esperanza de Lula fue creciendo a medida que se reducía la ventaja del presidente del 14 al 11 por ciento y ahora él confía en forzar una segunda vuelta.
“Vamos a ver si el presidente participa de un debate, después de haber tenido tanta cobardía para discutir sobre la situación del país en la primera etapa de las elecciones”, afirmó Lula en el acto de cierre de campaña realizado anteayer por la noche en Río de Janeiro, dando por descontado el hecho de un ballottage. Pero la posibilidad es remota: de acuerdo con la ley electoral brasileña, si los votos del candidato triunfador superan a los de todos sus contrincantes juntos, es declarado automáticamente el nuevo presidente de Brasil. De acuerdo con las encuestas, los otros dos candidatos más importantes, el social-demócrata Ciro Gomes y el derechista Enéas Carneiro sumarían un 12 por ciento. Y el 47 por ciento de Cardoso sigue siendo muy holgado para el 36 por ciento que abarcaría a Lula, Gomes y Carneiro.
A pesar de todos estos datos, un estrecho colaborador de la campaña de Lula dijo que los sondeos fueron manipulados por los medios de comunicación y que Cardoso tan sólo contaría con un voto consolidado del 25 por ciento. Un estudio en profundidad de las encuestas manifiesta la existencia de un 30 por ciento del voto que todavía no está definido. Lula también denunció, y reiteradamente, la manipulación de los medios de comunicación, que han apoyado mayoritariamente a Cardoso y que han silenciado las propuestas de la oposición. En el último programa electoral gratuito difundido en la noche del jueves en televisión, Lula apeló a sus electores “a partir de ahora pierdo mi voz en la televisión, ahora mi voz la tienen ustedes”.
Aunque pierda en la primera vuelta los comicios presidenciales, la alianza opositora tiene prácticamente asegurados los triunfos en los estados de Acre y Alagoas, y según las últimas encuestas llegará a forzar una segunda vuelta en los principales estados del país: Río de Janeiro, San Pablo, Rio Grande do Sul y Distrito Federal. Además, la coalición pretende seguir funcionando de manera estable, no sólo en el frente parlamentario sino también incentivando manifestaciones populares en las ciudades en los próximos meses a semejanza de la movilización en el campo que realiza el Movimiento campesino de los Sin Tierra (MST).
“Vamos a hacer que Cardoso se arrepienta de haber ganado las elecciones”, dijo el coordinador y cabeza más visible del MST, Joao Pedro Stédile, quien aseguró a la prensa que su movimiento no “va a dar ni un minuto de paz a Cardoso” en el caso de que resulte electo. “El modelo económico adoptado por Cardoso es peligroso, y ha provocado la exclusión social de una parte muy importante de la población”, afirmó Stédile, para quien si el presidente no termina de entender que tiene que cambiar su programa económico, el MST va a utilizar todos los mecanismos de los que dispone para organizar a los pobres, que son más de 30 millones, contra Cardoso.

 

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