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Pudo haber ganado Vélez porque llegó más que Gimnasia: ocho oportunidades contra tres o cuatro. Pero nunca hubo avasallamiento; los de Manfredi fueron ordenados, prolijos y, cuando se inspiró Morales Santos, peligrosos para una defensa que dudó varias veces. El primer gol fue un golazo haya habido o no offside de Juárez, y hubo otras jugadas limpias en el segundo: taco del paraguayo y zurdazo de Boasso; centro de Piro y cabezazo de Lobo, que pudieron haber sido. Claro que Vélez lo había tenido reiteradamente, sobre todo por la movilidad del Turquito Husain, muy incisivo y autor del gol. Así, antes del empate, Pandolfi la puso una vez en el travesaño, Cubero (antes y después) definió mal en último toque dos veces, y Camps no anduvo derecho a la hora de definir. Porque pareció que el embudo que colocó Vélez enfocado contra el arco jujeño estaba tapado, obstruido. Hay veces que pasa, como anoche. ¿El Lobo? Está.
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