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EL MAYO SIGUE ESPERANDO QUE
LO LLEVEN AL ALTAR

El Citi presentó una oferta durísima, ni siquiera ratificada por su matriz. El Río se abrió, y el Provincia podría volver al ruedo.

Un momento de la asamblea de los empleados ayer a la tarde.
Si el banco se vende desguazado se perderían muchos puestos.

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t.gif (67 bytes)  Tampoco ayer hubo fumata blanca sobre el Banco Mayo, cuya suerte está echada pero al mismo tiempo indefinida. El Citibank formalizó una oferta que fuentes bien informadas, que pidieron reserva, calificaron de "durísima" ante este diario, y que además está condicionada a la aprobación del directorio neoyorquino de la entidad, que se reunirá recién dentro de diez días. Paralelamente, y como trasunto de escepticismo, sigue habiendo discusiones paralelas con el pool de bancos que, en una variante alternativa, adquirirían distintos trozos de un Mayo desguazado. En este sentido, la novedad saliente de la víspera fue negativa, ya que el Río avisó que desistía de participar en la operación. Sus dueños, los españoles del Santander, habrían optado por apearse para no seguir aumentando su exposición al riesgo argentino y latinoamericano. Como es sabido, el agresivo banco hispano sufrió serios tropiezos en Asia y en Rusia durante los últimos meses. De este modo, en el grupo quedan los bancos Galicia, Roberts, Francés, Credicoop y el propio Citi.

En una reunión de la que participó el presidente del Mayo, Rubén Beraja, su colega del Banco Central, Pedro Pou, se manifestó ahora dispuesto a escuchar cuantas ofertas pudieran surgir, dejando así abierto el plazo para la recepción de propuestas. Aunque no aclaró si esto implicaba el eventual reflotamiento de la alternativa del Provincia de Buenos Aires, que había alegado necesitar de más tiempo para elaborar una oferta, Beraja se apresuró a comunicarle la novedad a Rodolfo Frigeri, titular del Grupo Bapro. Además de esto, el también presidente de la DAIA habló ante los empleados del Mayo en la sede de Sarmiento y Maipú para transmitirles la flexibilización en la actitud de Pou, que vuelve así, aparentemente, a darle aire a una operación política que interesa particularmente a Eduardo Duhalde.

Mientras tanto, oficiosamente se insiste en que, cualquiera sea la salida, todos los depositantes del Mayo recuperarán sus fondos, aunque excedan la garantía de 30 mil pesos que ofrece Sedesa, seguridad que no alcanza a quienes invirtieron en Obligaciones Negociables de la entidad. Sobre la suerte de los empleados (algo más de 2500) no hay en cambio ninguna precisión, más allá de que Pou lo considera un tema "fuera de su dominio". Se supone que una transferencia en bloque del banco a manos del Citi le salvaría el puesto a la mayoría, mientras que la opción del desmembramiento mandaría a muchos de ellos a la calle.

Los trabajadores decidieron ayer en una ruidosa asamblea continuar ocupando mediante guardias la casa central del banco y su centro de cómputos. Al anochecer iniciaron una marcha por la avenida Corrientes hacia Callao para recoger el apoyo del público a sus reivindicaciones. La entidad fue suspendida por el lapso de 30 días, de acuerdo a una decisión del BCRA. La medida procura frenar la sangría de depósitos. En función de esto, la operatoria del Mayo se limitará a la cobranza de cuentas, las tarjetas de crédito, el pago de haberes por el plan sueldos y otros servicios restringidos.

 

 

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