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EL GUIONISTA ERNESTO KOROVSKY EXPLICA EL FENOMENO DEL EXITO DE LA TIRA “GASOLEROS”
“La gente esperaba una historia de perdedores”

La firma del nuevo contrato de las estrellas garantizó la continuidad en 1999 del más sorpresivo de los éxitos televisivos de 1998. Uno de los autores cree que el fenómeno tiene que ver con “el desencanto de la gente con el menemismo”.

 

Brieva, Morán, Montanari, Leyrado: estrellas a gasoil.


Por Patricia Chaina

t.gif (67 bytes) La unión entre los gasoleros “Roxi” y “Panigassi” –que cuando se concretó carnalmente en pantalla hizo estallar el rating– derivó en una especie de “casamiento de apuro” para muchos de los fanáticos de la tira. Lo gracioso, a esta altura, es que existe una relación oculta entre el proceso de la relación ante las cámaras y los movimientos contractuales de los actores, que amenazaban con dejar la factoría de Adrián Suar. En los últimos dos meses, hubo varias instancias en la renovación del contrato de Juan Leyrado y Mercedes Morán, que dudaban en firmar los papeles que les garantizaran la continuidad de sus personajes durante 1999. Sin saber si contarían con ello, los guionistas debieron ingeniárselas para abrir la trama en varias direcciones. Ahora que esos contratos están firmados, el truco continuará. El guionista Ernesto Korovsky lo anticipa así a Página/12: “Ahora están juntos, pero Roxi no se va a quedar a vivir con Panigassi. De ahora en más, se juntan y se separan, se juntan y se separan. Acá, ésa es la cuestión”.
En una pizzería del nuevo Puerto Madero donde se festejan las 200 emisiones de la tira, Korovsky, que comparte la tarea de los guiones con Gustavo Barrios, mira con desconfianza a su alrededor. Lleva una campera en las manos y en la cara un gesto de sospecha permanente. Sólo se afloja, y sonríe cuando se abstrae del bullicio para comenzar a hablar de la historia que escribe, sintiendo que está radiografiando la sensibilidad de la clase media de futuro incierto en la Argentina del final del siglo. Y, por suerte, muy lejos de sus comienzos como guionista de las Trillizas de Oro. En la entrevista cuenta que comenzó a diseñar “Gasoleros” cuando todavía trabajaba escribiendo “RR. DT.”, un proyecto frustrado de Suar. “Ahí apareció con fuerza el tema del barrio. A todos nos gustaba el porteñaje, algo que estaba olvidado, pero que no es nuevo. ‘Gasoleros’ no inventó nada, el costumbrismo es más viejo que la televisión, porque viene del teatro”, explica antes de reconocerle a Suar la paternidad suprema. “El –se apura a recordar– tuvo la idea y funcionó muy bien.”
–¿Fue cambiando la historia de “Gasoleros” a lo largo de estos doscientos capítulos?
–Básicamente no cambió. De los gasoleros, nosotros teníamos la imagen de la gente que se pone contenta porque la salsa le sale rica. Y llegamos a los doscientos capítulos con eso, no necesitan comprar un auto ni hacer un viaje a Europa para estar contentos. Aceptan las cosas pequeñas de la vida como son. Esa es la idea que está viva en este programa.
–El rating de 25 puntos promedio parece indicar que a la gente le gusta ver esa gente en televisión.
–Yo tengo una idea, que quizá es medio china, pero creo que a partir del año pasado hubo una suerte de sensibilización en la gente, no sé si empezó con el caso Cabezas, con el desencanto del menemismo y la gloria del dinero, más las inundaciones, esas cosas... Creo que la gente estaba esperando una historia no de triunfadores entre comillas, sino de perdedores, de la gente pichi, de la gente común. Creo que esto es lo que funcionó y funciona en el programa.
–Lo que les permite además seguir un año más...
–Claro. Porque además éste no es como los teleteatros tradicionales que terminan justamente cuando la pareja se une. Acá seguimos, ahora con la historia de ellos juntos. Y es eterno: qué les pasa juntos, qué les pasa con ser abuelos, siempre habrá algo nuevo.
–Pero además del costumbrismo, parecería que el guión no deja hilos sueltos, ni temas fuera de libreto. La historia del padre de Alejo –el hijo de Roxi– y su vinculación con la política de los años ‘70 es un ejemplo. Y llegó cuando lo que le faltaba al programa era una bisagra con la política en un país en democracia...
–Tampoco era un comentario político, sino que aparece un personaje que cuenta el pasado, y se sostiene porque en toda la tira hay una relación con el pasado que no es común en la tele. ¿Cuando nació este personaje? Enel ‘76. ¿Dónde vive? Pensamos una calle y vemos si a la producción le vendría bien y lo armamos.
–¿Qué opina de la comparación que se hace con “Rolando Rivas taxista”?
–Me llena de orgullo, porque hay cosas que tienen que ver, el barrio, los taxis. Eso los conecta, pero cada uno tiene el sello de su tiempo.
–¿Hubo modificaciones por pedidos o comentarios de la gente, o preferencias que pudieran detectar de acuerdo al rating, con respecto al perfil de algún personaje?
–No, hasta ahora todo se arma por lo que a nosotros nos gusta o no nos gusta. Porque el rating, la verdad, fue tan parejo a través del tiempo que lleva en el aire que no pudimos detectar algo como que “hoy acá la gente se aburrió”.
–¿Pero no trabajan con la presión del rating? Sostener 25 puntos debe generar cierta presión...
–La presión está siempre, de eso se trata la televisión. El rating es importante porque es la única medida que hay para saber si gusta o no. Es ese número, discutible pero cierto.
–¿Se van a sumar personajes nuevos para el año que viene?
–Favio Posca seguro, aunque no está muy delineado su rol. Y algunos más que todavía no están muy hablados.
–¿Quién elige a los actores?
–Adrián (Suar), ésa es como su especialidad, para eso tiene un talento absoluto.
–¿Modificó la historia el hecho de que los contratos con los protagonistas no se definieran hasta último momento? ¿Estaban preparados para terminar este año?
–Faltaba, yo lo sentía, y creía que cuando estuviera dicha la última palabra se iba a definir cómo se terminaba o cómo seguíamos. Ahora ya se sabe, seguimos.

 

Ni Roxi ni Pani vieron el 200

Era una noche de primavera y a la pizzería de Puerto Madero llegaban los actores de “Gasoleros” para ver, todos juntos, el capítulo número doscientos. Sin embargo, el clima de lealtad de barrio que reina en la ficción televisiva dijo ausente. Es que Mercedes Morán y Juan Leyrado prefirieron no brindar con sus compañeros por el trayecto compartido. Ella avisó que no iría dos horas antes de la cena. El, que se presentaría después de ir a ver un estreno de teatro, pero nunca llegó. Así las cosas, el espíritu gasolero hacía agua entre las mesas de la fiesta, a la que, para colmo, tampoco asistieron Manuel Callau, Dady Brieva y Silvia Montanari. Por eso Adrián Suar, el patrón de todos, resultó la frutilla del postre. Llegó para calmar los ánimos, posó sonriente para las fotos, y hasta contestó preguntas de los cronistas que lo rodeaban. Para el cierre, el grupo de rock del programa, “La terminal”, improvisó algunos temas de su repertorio televisivo.

 

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