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SANDRO, EL HOMBRE QUE ESTA DE VUELTA DE CASI TODO
“Estoy once puntos y medio”

Dispuesto a afrontar la friolera de 26 recitales en el Gran Rex,  el mítico cantante explica que luego de haber  sentido “el aliento de la Parca” resolvió iniciar una vida sana, dentro de lo posible.

En el encuentro, un Sandro notoriamente más delgado pasó del existencialismo al chiste.
Tras realizar once funciones en el interior, el cantante se apresta a llenar el Gran Rex 26 veces.

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t.gif (67 bytes)  Mientras sus shows de retorno a la escena siguen sumando entradas vendidas –hasta el momento ya son 26 funciones, que comienzan mañana en el Teatro Gran Rex–, Sandro mató su propia ansiedad con un recurso atípico: pagando una cena a la que invitó básicamente a periodistas, con los que dialogó en conjunto, tratando de obviar las formalidades innecesarias. Ante la posibilidad de que su método fuese tomado como un acto de demagogia, el mítico artista dijo: “No es así: sencillamente quiero agradecer a la prensa este apoyo fantástico que dan a mi retorno, agradecer a Dios por poder seguir disfrutando todo esto y celebrar el seguir vivo”. Alejado de los escenarios durante dos años a causa de un severo cuadro de enfisema pulmonar, se permitió recomendar a los presentes que dejen los vicios chicos, imitando su ejemplo. “Para mí, la disyuntiva era ‘un cigarrillo más o yo’. Dejé el cigarrillo, rompí una especie de círculo vicioso con el café y el whisky... y acá estoy”, graficó.
Como consecuencia de su nuevo status de sanidad corporal, el Gitano bautizó al espectáculo que mostrará en el teatro de la calle Corrientes –donde es muy probable que quiebre su propio record de 27 presentaciones– Gracias. “Cuando se llega a cumplir 35 años con esta profesión y 53 años de edad con ese público maravilloso que me sigue como si fuera Ricky Martin –aunque podría ser el abuelo del chico–, después de haber salido de una enfermedad muy difícil, por todo eso, quiero decir gracias”, explicó. Sandro aseguró que, cuando sintió “el aliento de la Parca”, pensó que “jamás iba a volver a subir a un escenario” e incluso a tener una vida normal. “Llegué a padecer –observó– la tremenda depresión que produce verse discapacitado.” En el mismo tono dramático, el cantante tampoco escatimó palabras para los seguidores que montaron guardia frente a su casa, que se dejaban ver ante las cámaras de TV rezando por su recuperación: “Sencillamente me di cuenta de que quizás el Señor me dio la misión de subir a un escenario y cantar, porque eso le puede dar un poquito de felicidad a alguien”.
Como precalentamiento para sus shows aquí, Sandro ya realizó once funciones en Rosario, Junín y San Nicolás. “Me sentí un poco ‘apretado’, porque es volver a la gimnasia: estar dos años sin cantar no es fácil, aunque ahora me siento once puntos y medio.” El cantante aseguró que festejará cada fin de función “prácticamente como en una misa, porque es un ritual y un agradecimiento muy grande a Dios”. Afortunadamente, se dejó un espacio para otras cuestiones: “Ahora hay unas estructuras musicales que no tienen nada que ver conmigo. Entonces creo que hay que dejarle paso a la gente nueva, que a lo mejor sintetiza los tiempos que corren mejor que uno. Pero la vida es siempre la misma: todo empieza cuando un hombre y una mujer se ponen horizontales”, dijo, para luego asegurar que no tiene ningún interés de participar en algún partido político –ofertas no le faltaron–, y que “me interesa la política como ciudadano, y me morfo las mismas broncas que todos”. Ya en plan de franco buen humor, el cantante respondió a una pregunta sobre si le gustaba tocar el piano: “¿Lo conocés a Richard Clayderman? Bueno, tocando el piano yo soy Robert Doberman”.

 

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