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EN LA FACULTAD DE LA UBA HAY CENTROS ESTUDIANTILES PARALELOS
Estudiantes olvidados en Medicina

Los alumnos de las carreras conexas a la de Medicina tienen sus propias asociaciones porque, según dicen, las autoridades y el centro de estudiantes "oficial" no se ocupan de ellos.

Gracias al centro, Kinesiología tiene su biblioteca.
Los libros se codean con huesos, muletas y colchonetas.

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Por Marina Caporale

t.gif (862 bytes) La Facultad de Medicina de la UBA no tiene un centro de estudiantes, sino siete. El motivo, según los alumnos, es que el centro de estudiantes oficial (el CEM) concentra toda la atención en la carrera de Medicina y deja de lado a las otras disciplinas que se enseñan en esa unidad académica. Ante el desinterés de sus representantes, los alumnos de Kinesiología, Nutrición, Fonoaudiología, Radiología, Enfermería y Obstetricia armaron sus propias organizaciones para atender las necesidades de apuntes, bibliotecas, cursos y becas de perfeccionamiento. "El mismo sistema verticalista que impera en el mundo de la medicina se repite dentro de la facultad. No se ocupan de nuestro material de estudio, no organizan actividades para nuestras carreras y no nos contienen como futuros profesionales", protesta Nicolás Roux, secretario general del centro de Kinesiología.

"Los recursos están centralizados en Medicina y las carreras conexas están olvidadas en un rincón del 9º piso del Hospital de Clínicas, el subsuelo de la facultad o el edificio Costa Buero", asegura Sergio Troche, del centro de Nutrición. Desde el CEM, su presidenta Juliana Finkelstein reconoce las falencias de gestión: "Está bien que cada carrera tenga su centro. Sólo en la carrera de Medicina hay más de 16 mil estudiantes y los temas se nos escapan un poco de las manos".

Una de las mayores preocupaciones de los alumnos olvidados es la carencia de textos y materiales de estudio específicos para sus disciplinas. Para suplir este déficit, los distintos centros crearon sus propias bibliotecas. "La nuestra es bastante atípica --señala Marina Cerrato, de Kinesiología--. Funciona en el lugar donde antes había un quirófano y, además de libros, tiene muletas, huesos, colchonetas, sillas de ruedas, equipos de video, micrófonos, computadoras y servicio de Internet." Pero formar las bibliotecas no resulta una tarea fácil. "No tenemos donaciones y los libros los podemos ir comprando a paso de hormiga", dice Paola Pastorini Gayol, del centro de Fonoaudiología. "Pero vale el esfuerzo --interviene Troche--, porque si no tenemos biblioteca corremos el riesgo de tomar como única referencia el conocimiento de los docentes, ya que los libros no se consiguen en otro lado."

Al contrario de los demás centros, que surgieron en los últimos años, el de Kinesiología se creó en la década del 50. Fue clausurado durante la última dictadura militar y reabierto en 1983. Con cerca de 1500 alumnos regulares, el centro intenta solucionar las carencias edilicias y académicas de la carrera. "Damos becas para congresos y jornadas, el teléfono está a nuestro nombre y tuvimos que comprar estufas para las aulas, porque hay prácticos que se cursan en malla", dice Cerrato. "No está bien que el centro tenga que hacer todo esto --aclara Roux--, pero lo hacemos por los estudiantes. La biblioteca genera una pérdida mensual de 900 pesos y la venta de apuntes no da ganancias, porque los vendemos al precio de fotoduplicación, mucho más barato que en cualquier local comercial."

Desde el subsuelo de la facultad y frente a una estantería de dos metros por 1,50 que, orgullosamente, llaman "la biblioteca", las chicas de Fonoaudiología (hay 10 varones entre el millar de alumnos de la carrera) defienden su pequeño bastión. "El centro se creó en 1987 y siempre estuvo conducido por agrupaciones independientes --asegura Pastorini Gayol--. Cada cosa que hacemos nos cuesta muchísimo, porque hicimos un corte definitivo con los sectores políticos para evitar que traten de sobornarnos a cambio de ayuda."

"Somos tres mil futuros profesionales importantes para la comunidad y ni la facultad ni el centro de estudiantes demuestran por nosotros el más mínimo interés", asegura Marilina Rodríguez, de Nutrición. Ubicado en el 9º piso del Hospital de Clínicas, el centro estudiantil organiza jornadas de estudios, colabora con las cátedras cuando necesitan materiales y ofrece cien becas de apuntes por año. "Además de la biblioteca, que se inauguró este año, estamos organizando una secretaría de desarrollo de la comunidad para brindar educación en nutrición en los centros de salud carenciados", afirma Troche.

De todas las asociaciones estudiantiles que conviven en la Facultad de Medicina, sólo tres están conducidas por agrupaciones políticas. En las últimas elecciones, el CEM quedó liderado por Franja Morada, pero es el Funap (de filiación justicialista) el partido que exhibe más poder: la mayoría de los locales y carteleras de la facultad pertenecen a esta agrupación, que gobierna los centros de Obstetricia y Radiología.

 

OPINION
Demandas del futuro
Por Pablo Javkin *

La semana pasada se realizó en París la Conferencia Mundial sobre Educación Superior de la UNESCO, en la que participaron ministros, rectores, docentes y estudiantes de todo el mundo. La educación superior --con su capacidad generadora de conocimiento y tecnología, y su incidencia en la formación de ciudadanos críticos-- es un área estratégica para el futuro. Fue allí donde la conferencia produjo su resultado más positivo: surgió con claridad que, para responder a los problemas de vinculación social y adaptación a los nuevos paradigmas del conocimiento, hacen falta políticas capaces de romper con el mercantilismo dogmático de la globalización neoliberal, creando opciones surgidas de la crítica y el debate científico.

Las respuestas elitistas y facilistas, y las soluciones restrictivas y descomprometedoras del rol del Estado, sólo conducen al fracaso. Como expresó el director de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza, "hay que animarse a interactuar; dejar de lado a quienes prefieren el espejo a la ventana, el encierro al encuentro". La Declaración de la Conferencia ratificó cuestiones fundamentales como la importancia de acentuar la participación estudiantil, ampliar el acceso social en la educación, sumar nuevas metodologías pedagógicas y respetar la autonomía universitaria como garantía de la libertad creadora. También destacó la necesidad de incorporar sus conclusiones a las legislaciones nacionales. Es esta una gran oportunidad. Nuestras leyes actuales surgen del apego al mercantilismo de los organismos financieros internacionales. Visión inaceptable para los países desarrollados que centran en la educación superior sus esperanzas de construir una solidaridad internacional generadora de paz y justicia.

Los estudiantes argentinos, en consonancia con los movimientos estudiantiles del mundo, exigimos que se debata este tema. Debemos crear planes de Estado que no se basen en leyes aprobadas con mayorías exiguas, ni en políticas sordas e inconsultas. Exigimos un debate para que nuestras universidades garanticen el acceso de los sectores marginados. Exigimos respeto a las autonomías, como baluarte de la duda y la libertad necesarias para arrancar de raíz el oscurantismo neoliberal. Exigimos que se nos respete como actores principales en este proceso. Exigimos a gritos, a este Gobierno pero también a quienes construyen la propuesta de la oposición, que se piense a la universidad como el ámbito de construcción de la movilidad social, el desarrollo independiente y la solidaridad internacional. Ojalá podamos romper con los espejos y abrir nuevas ventanas.

* Presidente de la Federación Universitaria Argentina

 

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