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La Cumbre termina hoy pero sólo definirán cómo seguir discutiendo

Estados Unidos dio un golpe de efecto al firmar el Protocolo de Kyoto, pero aún no lo ratificará. Hoy cierra el encuentro y el único acuerdo sería establecer un cronograma de trabajo.

El representante de EE.UU. anunció ayer la firma del Protocolo durante la Cumbre.
Sin embargo, no lo ratificarán hasta que no asuman compromisos los países en desarrollo.

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Por Mariana Carbajal

t.gif (67 bytes) A un día de la finalización de la Cuarta Cumbre sobre Cambio Climático, Estados Unidos dio ayer un golpe de efecto al anunciar la firma del Protocolo de Kyoto que establece la limitación de emisiones de gases causantes del calentamiento global. El anuncio fue recibido como un gesto de buena voluntad de Washington, que se opone acatar el tratado hasta tanto los países en vías de desarrollo no se comprometan a reducir sus emisiones. Organizaciones ecologistas elogiaron el anuncio pero exigieron que fuera más lejos aún: “Firmar el Protocolo es como aceptar una oferta de trabajo. Pero ahora es necesario ponerse a trabajar”, consideró Greenpeace. Para hoy, cuando cierre la COP–4, no se esperan anuncios grandilocuentes. La marcha de las negociaciones indicaba anoche que no se llegará a un acuerdo sobre cómo implementar el Protocolo: sólo se establecería un cronograma de trabajo para definir antes del 2000 los mecanismos que permitan ponerlo en marcha.
En un mensaje dirigido a los delgados y ministros de la COP–4, por la mañana el subsecretario de Estado norteamericano, Stuart Eizensat, reveló que por la tarde el embajador ante la ONU, Peter Burleigh, firmaría el acuerdo en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. De esta forma, EE.UU. se convirtió en el país número 60 en suscribir el tratado firmado a fines del ‘97 en Kyoto que obliga a los países industrializados a reducir su emisión de gases un 5,2 por ciento promedio en relación a 1990, antes del 2012.
La Unión Europea evaluó el anuncio como un paso adelante pero lo consideró insuficiente por no incluir un compromiso claro para reducir la contaminación atmosférica. “Esperábamos muchos más”, señaló la ministra española de Medio Ambiente, Isabel Tocino, en nombre de la UE. Es que Eizensat reiteró que el presidente Bill Clinton no presentará el Protocolo de Kyoto para su ratificación ante el Senado si los principales países en vías de desarrollo –estos son China, India y Brasil– no asumen también compromisos para mitigar el calentamiento global.
El problema es que la ratificación de parte de Washington es crucial para la puesta en marcha del tratado. El acuerdo recién entrará en vigor cuando lo ratifiquen 55 países cuyas emisiones de gases contaminantes constituyan el 55 por ciento del total. Y EE.UU., con sólo el 4 por ciento de la población mundial, emite la cuarta parte de los gases causantes del efecto invernadero. Hasta ahora Fidji y Antigua y Barbados son los únicos que lo han ratificado.
Tras 9 días de negociaciones, los avances no han sido significativos. A 24 horas de la finalización de la Conferencia, ayer la Unión Europea presentó su propuesta para un eventual “acuerdo de Buenos Aires”. El documento aporta un programa de trabajo para implementar el Protocolo de Kyoto y plantea la necesidad de establecer normas estrictas para fijar los mecanismos que permitirán bajar los costos de la reducción de emisiones en los países industrializados. Este es un punto central de enfrentamiento entre la UE y EE.UU. La delegación norteamericana defiende un comercio de emisiones sin límites, es decir, que aquellos países que no puedan cumplir con sus metas puedan comprar sin restricciones los excedentes a quienes no lleguen al objetivo pactado. Pero la Unión Europea teme que un comercio incontrolado de “licencias para contaminar” permita a los ricos cumplir sus deberes ecológicos con las compras a los pobres, sin adoptar medidas internas de reducción de los gases de efecto invernadero.

 

Festejan la ley eólica

Greenpeace festejó ayer la ratificación de parte del Senado de la Ley Nacional Eólica que había sido vetada por el presidente Carlos Menem. “Esta ley es el paso necesario para iniciar un camino energético limpio en Argentina y probar que las opciones tecnológicas para evitar el calentamiento global están disponibles y que sólo hacen falta decisiones políticas para ponerlas en marcha”, consideró Juan Carlos Villalonga, coordinador de la campaña de Energía de Greenpeace Argentina. La ley, que promueve un régimen especial para el desarrollo de esta energía, considerarda limpia, barata y sustentable, entrará en vigencia una vez que se redacte su reglamentación, para lo cual se estipuló un plazo de 60 días. “Esta ley está destinada al cuidado de nuestro planeta y a su vez servirá para generar nuevos puestos de trabajo e inversiones en todo el país, sobre todo en la Patagonia que es la mejor región del mundo en materia de vientos”, destacó el diputado justicialista por Chubut y autor del proyecto original, Manuel Corchuelo Blasco. Según un informe de Greenpeace, en el 2010 la Argentina podría producir 3000 megawatts de potencia eólica, que permitirían cubrir el 7 por ciento de la demanda eléctrica del país en ese entonces.

 

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