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El fútbol se juega con bajo, guitarra y batería

Germán Burgos, Juan Pablo Sorín y Fernando Pandolfi se juntaron para hablar de rock, su otra pasión. La discusión incluyó a Los Rolling Stones, Los Redonditos y Los Ratones Paranoicos.

Sorín en bajo, Burgos en bateria, Pandolfi en guitarra un trio poco mentado.
Los tres se reunieron no pera hablar de fútbol sino para discutir  a los Rolling Stones.

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t.gif (67 bytes)  El sonido de ambiente genera el clima. De fondo suena "Love is strong" ("El amor es fuerte"), tan fuerte como el fuego que en los tres genera la pasión por el rock and roll. Razones que la propia razón no comprende, como el fútbol, como el amor y la música. Germán Burgos, Fernando Pandolfi y Juan Pablo Sorín reparten sus preferencias entre caños y corcheas.

"El porqué es muy difícil de explicar --se anticipa Sorín--, es un estilo que se lleva adentro, se siente. Como diría Germán, se te pone la piel de gallina. La banda que me identifica son Los Redonditos de Ricota. La primera vez que escuché `Oktubre' dije: `Bueno, es esto'", asegura el defensor sin disimular su fanatismo por la banda del Indio Solari.

Para Pandolfi la devoción pasa por el mismo grupo, sin dejar de lado Las Pelotas, Divididos ni la amistad que lo une con los integrantes de Los Piojos. "De chico iba con mis amigos a los recitales de Los Ratones Paranoicos en Cemento y me encerré en eso. Se había creado como una rivalidad, me hablaban de Los Redondos y, sin escucharlos, no me gustaban. Pero después me convencí de que, si bien Los Ratones fueron un primer amor, ellos son lo máximo."

Cuando no usa ropa de arquero, a Burgos se lo ve tal cual es: jeans gastados, remeras con la emblemática lengua de Los Rolling Stones y su inconfundible anillo similar al de Keith Richards. Su imagen es la del blues y el rock. "Pappo es uno de los mejores guitarristas de la Argentina, el tipo tocó con B.B. King. Que un negro te invite a su escenario no es de todos los días. Mi gusto pasa por todo lo que sea derivado de los Stones: Los Ratones, los Cuervos Negros, Viejas Locas. Pero cuando lo escuché, el `Tren de las 16' de Pappo me movió el piso", confiesa el arquero de River.

La llegada de Los Rolling Stones no pasó inadvertida para ninguno de los tres. "La primera vez fui a dos conciertos, y en el último a cuatro. A uno no pude porque estaba concentrado", cuanta Pandolfi. Lo de Sorín fue más limitado: "En la gira Voodoo Lounge no fui porque estaba en los Panamericanos --se lamenta--, pero este año los vi dos veces". De inmediato un Burgos resignado cuenta: "Sólo pude ir a tres conciertos, uno en el '95 y dos en Bridges to Babylon".

La condición de futbolistas les permitió abrir la puerta que divide a los Stones de sus fans. Sin embargo, a Burgos la idea de conocerlos no lo convenció: "Me invitaron pero no quise ir, si no, me doy cuenta de que van al baño, como yo y todos ustedes. Prefiero el poster. Por ahí el tipo se manda un eructo y se te cae el ídolo".

La mirada de Sorín aprueba el concepto de su compañero. "A mí no me pasa tanto con el fanatismo por los Stones, pero estuve con mis amigos en el mismo lugar que Skay y la Negra Poli (guitarrista y manager de Los Redondos, respectivamente) y lo único que podés hacer es darle las gracias. Además descubrís un montón de cosas que prefiero no enterarme."

Para el arquero, el significado es un poco más amplio, algo así como su tesoro más preciado: "Es la suerte de decir `yo los vi, pude ser testigo de la mejor banda de la tierra, después de eso no hay más'". Se produce un silencio y la inmediata pregunta. ¿Alguna influencia en tu forma de ser? "No, mirá cómo estoy vestido", bromea. "Uno trata de adaptar lo que puede ser la vestimenta y esas cosas, aunque ahora se visten como reyes, excepto Richards, que es mi amor dentro del grupo."

A Burgos parece afectarle el cambio en el resto de los integrantes de la banda, de todos modos confiesa que "no le molestan los intereses comerciales que rodean al grupo. Me parece bárbaro. ¿A vos no te gustaría andar en yate por la avenida Rivadavia --imita entre risas la figura del perro y el árbol-- y orinarlos a todos?".

El sueño de verlos en vivo se pudo cumplir. Más allá de gustos por otros grupos, los tres coinciden en que Los Stones "son los padres del rock". Ante un hipotético show despedida en el estadio de River, ninguno de los tres quisiera estar ausente. Claro que las concentraciones suelen ser un obstáculo, y les puede impedir verlo.

--Si el club no les da permiso, ¿se escapan?

--No --responden Pandolfi y Sorín de inmediato.

Un Burgos mucho más rebuscado afirma: "No se separan, no hablo por supuestos. La única razón es que se muera (el baterista) Charlie Watts".

--Germán, por supuesto que te escapás.

--Y ... sí.

 

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