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ENTREVISTAS A BILL WYMAN, EX BAJISTA DE LOS ROLLING STONES, Y A CHARLIE WATTS, LEGENDARIO BATERISTA DE LA BANDA

"El rock and roll no es para mí"

Los dos músicos forman parte de la historia de los Stones, pero Wyman eligió irse del grupo hace cinco años y Watts sigue sobrellevando el intenso ritmo de las giras. Sus vidas, de todos modos, no responden al estereotipo de lo que muchos imaginan para un rockero.

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Weronika Zarachowicz
De El País


t.gif (67 bytes)  Han pasado los años. Bill Wyman ha abandonado el grupo, pero la discreta y algo cansada figura del baterista desgarbado Charlie Watts sigue ahí, junto a los dos formidables veteranos, Mick Jagger y Keith Richards. A pesar de ello, reconoce que es "el menos implicado de los tres". Es un rockero muy peculiar, que "nunca escucha rock", que mata el estrés de la gira dibujando en las camas de las habitaciones de los hoteles ("es una especie de terapia, te da algo que hacer cuando estás en la habitación de un hotel. Tengo cuadernos llenos de dibujos") y se entusiasma en cuanto pronuncia la palabra "jazz", un gran amor de su vida. Watts no se cansa de hablar del quinteto de jazz que fundó, o del último disco que ha comprado ("las fabulosas canciones de Cole Porter interpretadas por Ella Fitzgerald") o de su pasión por los caballos.

--Después de todos estos años, ¿qué le hace seguir con los Stones? ¿No está harto de ellos?

--No, no son la clase de gente de la que uno se harta. Uno se harta de la vida, no se harta de la gente. Son amigos míos. Es lo que hago, es lo que soy. Y me pagan muy bien por ello. De modo que eso es razón suficiente. Cuando nos juntamos es como estar en el colegio. Mick y Keith son gente absolutamente encantadora, muy divertidos y fuera de lo corriente. Además, llevo haciéndolo mucho tiempo. No veo por qué tendría que hacer otra cosa.

--¿Extraña a Bill Wyman?

--A Bill lo extraño más como persona que en el escenario. Lo llamo cada dos meses y cuando estoy en Londres salimos juntos. Me imagino que cuando yo me vaya del grupo será igual.

--Muchos creen que usted y Bill eran los verdaderos cimientos musicales del grupo.

--Probablemente lo fuéramos. Pero Darryll Jones también es un buen músico. Y es una muy buena persona. No es difícil llevarse bien con Darryll: sé que él tocará lo que yo toco. Al que necesito oír realmente cuando estoy en el escenario es a Keith. El es el principio y el fin. Si no lo oigo, me pierdo totalmente.

--¿Hay probabilidades de que usted siga siendo un Rolling Stone para siempre?

--Ahora soy el más viejo, tengo casi sesenta años, y los demás tienen cincuenta. ¿Pero qué significa eso? Sólo que te queda una cantidad determinada de vida por delante. Lo único que importa es dónde quiero pasar mis últimos 20 años ... Si quiero estar sentado en un maldito hotel en París, o en Río. Me imagino que eso es lo que le pasó a Bill: sencillamente decidió que ya había tenido bastante. Y a mí me pasa algo parecido ahora. Mi problema es que lo único que hago es tocar la batería. Pero me gustaría pasar algún tiempo en casa.

--La batería es uno de los instrumentos que más exigen físicamente. ¿No se siente agotado?

--Esa es una de las cosas buenas de esta gira, pero también es duro. En cierto modo, te mantiene en forma. Pero cuando tocás durante un año, siempre estás temiendo por tu salud. La peor parte es para el baterista y para Mick. Con Mick es un miedo constante. En los momentos críticos, sentís que tenés que descansar, pero no podés dejar de tocar. Es una de las cosas más agotadoras de la gira, la presión de tener que dar el máximo todo el tiempo.

--¿Cuál es su mejor recuerdo de la gira Bridges to Babylon?

--El final. Y supongo que también la cantidad de gente que viene a verte. Siempre resulta sorprendente. Cada vez que salgo al escenario y me siento, no puedo evitar pensar que es increíble. Cuando tocás en un sitio como Estonia, y hay 40 mil personas en un estadio de fútbol, no podés creerlo, porque no tenías ni idea de que hubiera tanta gente en Estonia ...

--¿Y el peor recuerdo?

--Cuando no hay 40.000 personas. Pero lo malo siempre se olvida, ¿no es cierto?

--¿Sigue habiendo espíritu de grupo?

--Ahora estamos más unidos de lo que estábamos hace tiempo. Keith sigue exactamente igual que siempre. Mick probablemente se haya calmado un poco por los niños.

--¿Se siente sorprendido cuando ve cómo han cambiado las cosas desde 1963?

--De hecho no han cambiado. En mi opinión, los Rolling Stones han mejorado muchísimo como músicos. Pero yo nunca me metí de lleno en ello. Los años sesenta no me gustaban realmente. Extrañaba a Elvis Presley y el "rock and roll". Siempre iba con retraso, incluso con las drogas. Yo empecé a tomarlas cuando todo el mundo ya las había dejado, en la década del ochenta ...

--Bill Wyman decía que no tenía oportunidad de expresarse del todo. ¿Se las arregló usted para encontrar su propio lugar entre Jagger y Richards?

--Lo único que sé hacer es tocar con un grupo. Mick y Keith tienen personalidades muy fuertes y su forma de ver las cosas no es necesariamente la correcta, pero desde luego es el camino que seguimos. Nunca me ha molestado. No son mis temas. No me importa realmente quién los escribe. Yo toco la batería y eso es todo. Un ejemplo clásico es "Miss You". Mick y yo la hicimos juntos. A quién le importa si la escribí o no con él. Lo único que a mí me importa es si es o no buena. En cuanto a Bill, es verdad que tocaba muchas cosas en los discos y él considera que eso es escribir canciones, pero Mick piensa que eso es tocar el bajo. Ese es el debate. A mí no me importa, siempre y cuando yo esté a la batería. Por eso me encantan los grupos. Hay que tocar por el bien de todos. Si uno se mete en cuestiones como ésas, no estaría con nadie más de un año. Y es algo que sucede muy a menudo con los grupos.

--¿Sigue escuchando sus viejos discos?

--Nunca los pongo. Suelo oírlos en la radio y mi mujer los pone porque a ella le encanta el rock and roll. Cuando los oigo, me limito a pensar "ah, ése". A veces pienso que son mejores de lo que recordaba. A veces no lo son. Exile on Main Street tiene un sonido muy bueno. Algunas partes de este último disco de la gira son muy buenas. "Thief in the Night" es especialmente bueno. También me gusta mucho "Miss You", y "Sympathy for the Devil" es excelente.

--Según Alexis Korner, usted se hizo baterista de rock porque no pensaba que era lo suficientemente bueno como para tocar be-bop ...

--Es verdad, no era lo suficientemente bueno. Solía tocar con todo tipo de grupos, hasta que conocí a Alexis Korner. El tocaba música que yo no había oído jamás y que se llamaba rhythm and blues. Así que, de repente, me convertí en un baterista de "rhythm and blues". Que es la razón por la que los Rolling Stones me pidieron que tocara con ellos. Así que me uní al grupo, aunque no sabía qué diablos era lo que tocábamos. El "jazz" ha sido siempre mi único amor.

--Usted ha formado parte de un gran grupo y de un quinteto de jazz. ¿Qué piensan de usted los otros músicos de jazz?

--Probablemente se rían de mí. Pero no es más que un nombre, "músico de jazz". Se puede tocar jazz y rock. Pero al acabarse el día, no eres más que un músico.

--¿Y en lo que respecta al rock?

--Sólo he visto esto en la música de jazz, no en el rock and roll. La mayoría de los que he visto llegar hasta ese punto en el rock and roll tienden a ser una parodia de sí mismos. El rock and roll es para los jóvenes. Yo no lo escucho.

--Si tuviera 20 años, ¿seguiría tocando rock and roll?

--Ahora mismo tocaría rap.

 


Apuntes jazzeros

 

--¿Cómo nació su amor por el jazz?

--Tenía 12 años y puse un disco de Earl Bostic llamado Flamingo. Pensé que era fantástico y sencillamente me enamoré del saxo. Un año después, me compré un disco de Gerry Mulligan llamado Walking Shoes y Chico Hamilton hizo que me enamorara de la batería. Y luego me enamoré del mundo del jazz cuando fui lo suficientemente mayor como para ir a ver tocar a la gente. Escuché a Mulligan y a los demás.

--¿Comparte su amor por el jazz con los otros Rolling?

--Sí. A veces, Keith me pide consejo. Le gusta sobre todo el viejo Louis Armstrong. Le grabé unas cuantas cintas de Eddie Condon con Louis Armstrong en ellas. También fue idea mía invitar a Joshua Redman para Bridges to Babylon y fue estupendo.

--¿Fue también idea suya pedirle a Sonny Rollins que participara en 'Tatoo you'?

--Eso fue idea de Mick y yo estuve de acuerdo. Fue fantástico. Nunca creí que accedería. Pero lo hizo. Probablemente sea el mejor saxo vivo. El último gigante de una era. Sonny tuvo la misma influencia en ese instrumento que John Coltrane. Pero se ha visto eclipsado por Coltrane.


"Jamás volvería a ser un stone"

 

Por Fernando D'Addario

t.gif (862 bytes) El hombre que de niño soñaba con ser jugador de cricket construyó un status compatible conna18fo01.jpg (7245 bytes) el imaginario que rodea a ese deporte, pero él subió la escalera social gracias a su graduación de Rolling Stone. Un título honorífico cuyas implicancias míticas no prescriben ni siquiera cuando se supera levemente la barrera de los 60 años. Aunque se fue de la banda en 1993, Bill Wyman conserva con gusto las consecuencias materiales de haber sido un stone: un castillo medieval en la campiña inglesa, una cadena de restaurantes y una cuenta bancaria con varios ceros lo inhiben a la hora de hacer una autocrítica exhaustiva de sus años salvajes. Que según él no fueron tan salvajes. Aún hoy, mientras disfruta su condición de abuelo piola, recuerda cuando sus compañeritos de banda le festejaron en 1969 su cumpleaños número 33. Fue en la casa de Stephen Stills. Le prepararon un delicioso pastel, que en lugar de chocolate contenía hachís. El bajista de los Rolling Stones no lo supo hasta que comenzó a sentir sus efectos: mareos, sofocones y claustrofobia, un poco por la droga y otro poco por el pánico. No estaba acostumbrado a esas cosas. Sobrevivió y hoy lo cuenta distendido, con aire de "oh, aquellos viejos tiempos", mientras se dispone a juntarse con sus amigos músicos (Georgie Fame, Gary Brooker, Albert Lee y Peter Frampton, entre otros) para zapar líneas clásicas de rhythm'n'blues y jazz. Esa dinámica de trabajo (no la del pastel) fue trasladada a su último disco solista, Anyway the wind blows, un compilado de viejos temas, ganados por la eternidad gracias a su frescura, visiblemente despojada de presiones comerciales.

"Ahora puedo tocar por el placer de hacer música más que por el dinero que me pueda dejar, que no es mucho. Y encontré gente que se siente feliz haciendo lo mismo que yo", dice en entrevista telefónica con Página/12. Evidentemente, no es como tocar con sus ex compañeros de ruta: "Me junto con estos músicos porque sólo trabajo con buenas personas, gente que no tiene ataques de ego, que no son prima donnas, y que son amigos entre sí". --¿Cómo es la vida cotidiana de un ex Rolling Stone?

--Bueno, no duermo mucho, solo cuatro o cinco horas por noche. Tengo tres hijos chicos ahora, con lo cual las horas de la noche están bastante ocupadas, pero no como antes, ¿no? Luego me levanto y trabajo en mi computadora haciendo cosas. A veces tengo reuniones de negocios pero generalmente trabajo desde mi casa. Estoy preparando una serie de televisión con la historia del blues para año nuevo y para eso investigo mucho en Internet, busco libros, y esas cosas. Paro para almorzar, quizás un sandwich o algo así, trabajo el resto del día y a la noche ceno con mi familia y a veces vemos una película con mi mujer. Hacemos un poco de sociales, tenemos amigos que vienen a cenar y a veces salimos los dos a comer afuera. Tratamos de hacer alguna salida romántica los dos solos, a un restaurant tranquilo en Londres, cerca de donde vivimos.

--¿Y cómo anda su cadena de restaurantes?

--Muy bien. El de Londres cumple diez años en mayo y tiene mucho éxito los siete días de la semana, y ahora tengo uno en Manchester desde hace dos años y otro en Cambridge desde hace un año y medio y los dos trabajan bárbaro. Es para mi familia. Es como una jubilación.

--¿Es cierto que descubrieron piezas arqueológicas en su casa?

--Si, yo las descubrí. La parte más antigua de mi casa es de 1480 pero antes de eso, en los tiempos de los vikingos, ya vivía gente en ese lugar, probablemente en casas de madera. Al lado de donde yo vivo, que es un pequeño castillo, tenemos una iglesia de la misma época, que era la capilla de la casa. El castillo está rodeado por un foso. No se puede entrar, salvo por un puente que es levadizo y muy antiguo. Y yo estaba trabajando en el fondo de mi jardín hace cuatro o cinco años, y comencé a cavar por hacer ejercicio y tomar aire fresco y me empiezo a encontrar con viejas murallas y viejas monedas y viejas hebillas del siglo XV, con cabezas de animales y flores todas hechos de cobre, y muchas cosas de estas. Y luego comencé a encontrar 35 muros bajo el suelo, algunos de un metro de ancho y dos metros de altura hasta el piso. Y luego vinieron los arqueólogos y tomaron medidas para tratar de ver como eran las casas antes, y me encontré con cerámica de los siglos X y XI. De manera que me interesé mucho en el tema y estoy escribiendo un libro sobre arqueología amateur. Y ahora hay gente de todas partes del mundo que me escribe y me pregunta sobre arqueología y no sobre los Rolling Stones.

--Yendo entonces al tema de los Rolling Stones, son muy pocos los que creen lo que usted escribió en el libro Stone Alone, cuando confiesa que en los años '60 usted era el que más mujeres tenía...

--Aquello que escribí es cierto, claro, lo que ocurre es que ya ni me acuerdo. Todo lo que está en ese libro es verdad, lo de las chicas también, pero es parte del pasado. Hoy no estaría en condiciones de aplicarlo (risas).

--¿Cómo es hoy su relación con el resto de los Rolling Stones?

--Somos muy buenos amigos, lo hemos sido desde que dejé de tocar con ellos. Durante unos pocos meses hubo algo de tensión, no estaban contentos con que yo me fuera. Después parece que se acostumbraron y se convirtieron en buenos amigos nuevamente. Siempre estamos yendo a la casa de alguno para cenar o vienen aquí Charlie, Ronnie y Mick especialmente. No lo veo a Keith demasiado porque vive en los Estados Unidos y allá yo no voy más. Y Mick siempre está ocupado, pero nos hacemos un tiempo para vernos. Pero es lindo llevarse así con ellos. Es como una familia, tíos y tías: uno no los ve todos los días pero dos o tres veces por año está bien, como en Navidad. Es una buena relación.

--¿Qué opina usted de esas giras monstruosas que siguen haciendo?

--No estoy a favor de estas últimas giras porque nunca vinieron a Inglaterra, así que no pude ir a verlos. No sé que problema tuvieron con los impuestos, y cancelaron la gira a Inglaterra. Pero estuve hablando con ellos por teléfono cuando estaban en Japón. Y después fue muy gracioso cuando me llamó Charlie, en medio de la gira. Me dijo: "estoy en tal hotel..." "¿Donde estás?" le pregunté. "No lo sé, no me acuerdo. A ver... es Buenos Aires o algo así" y yo le dije "Es Argentina" y él dijo "Ah, si, es verdad, Argentina". Le pregunté cómo andaba la gira y me dijo "qué bien", pero agregó: "anoche estábamos tocando y me di vuelta para hablar con vos, ¡y no estabas ahí!". Nos reímos juntos.

--Teniendo en cuenta que su vida está tan alejada del show business, ¿no le molesta que le sigan preguntando todo el tiempo por los Stones?

--No, es lo que se supone que debe pasar. Estuve 31 años en la banda. Me fui hace cinco años y cambió mi vida. Jamás me planteé la posibilidad de cambiar de idea y volver a ser un Rolling Stone. Es algo terminado en mi vida, y ahora soy más feliz. Soy mi propio jefe y puedo decidir lo que quiero hacer cada día. No dependo de llamados telefónicos diciendo "Volá a Toronto mañana para hacer un video", un viaje que me haga perder la fiesta de cumpleaños de mi hija que es el sábado, por ejemplo. Pero tampoco reniego cuando me preguntan por los Rolling Stones porque aquellos días fueron maravillosos. Pero llegó un momento en que no lo disfruté más.


Todo pasado fue mejor

t.gif (862 bytes) "No escucho música de los 90, pareciera que lo único que importa es tener en una banda un chico lindo y procesar la música por computadora", asegura Wyman, quien prefirió hacer su disco con standars de rock and roll y rhythm'n'blues. El bajista sostiene que "me quedo con la música de los años veinte. Soy un fanático de todo aquello que tenga cierto aroma a jazz, aunque no lo sea del todo. En mi casa no me pongo a escuchar música actual, ni voy a conciertos, en parte porque ya no hay conciertos como los de antes. Los grupos ya no salen a tocar, por eso se extrañan aquellos shows de las grandes bandas. Los Rolling Stones siguen haciéndolo desde hace 35 años y la gente no se cansa".

 

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