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PARA LOS EMPRESARIOS, CON MENEM O DE LA RUA NADA CAMBIA
Amigos que ya se van olvidando

En medio de la gira de Menem en Japón, los empresarios dicen que la economía seguirá bien en 1999. Problemas de protocolo.

El presidente Carlos Menem brinda con el emperador Akihito en la recepción del palacio Akasaka.
Los empresarios no le han sido fieles en esta gira. Para ellos, con De la Rúa todo va a estar bien.

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t.gif (67 bytes)  Carlos Menem destila bronce cada vez que sale del país. Al menos, eso intenta. Trató de hacerlo ayer, en Japón, donde se encuentra de visita. Dijo que él había sido el timonel durante las crisis del tequila y de los países asiáticos. Hasta ahí, todo iba como lo había previsto. Pero todo cambió cuando los empresarios argentinos --hay cuarenta en la delegación oficial-- dijeron una de las frases que menos quería oír el Presidente.

"Gane quien gane en el '99, la estabilidad está garantizada", escupieron, como un juramento, los hombres que aumentaron sus fortunas a la sombra de las políticas implementadas por Menem. El Presidente tiene un calificativo para esas actitudes: "traición". Aunque ayer, en público, no lo pronunció. Entendió que, además, los empresarios se estaban situando a sí mismos --al poder económico-- como garantía de continuidad.

Lo que sí pronunció en su discurso ante los principales empresarios japoneses fue una catarata de autoelogios. Menem recorrió el glosario para viajes al exterior sobre su triunfo ante la inflación, la apertura de la economía y las reglas de juego claras para el capital de inversión.

Pero tras el discurso, y sin ningún tipo de inhibiciones, los principales empresarios argentinos que lo acompañaron al Japón consideraron que si Fernando de la Rúa sucede al riojano no se producirán cambios en el modelo económico y no se alterará la convertibilidad. El titular de IMPSA, Enrique Pescarmona, señaló que "De la Rúa es un buen candidato como lo era Fernández Meijide. Desde el punto de vista económico, no hay posibilidades de un cambio cualquiera sea el ganador".

Sergio Einaudi de Techint manifestó que "De la Rúa es un buen gobernante. La estabilidad la garantizan los argentinos, la mejor garantía somos los 36 millones de habitantes". "De la Rúa proviene de una estructura partidaria que es mucho más previsible. Algunas cosas de la política económica de Menem están consolidadas por el deseo de la gente, no porque lo quiera un dirigente político. Son los argentinos los que no quieren que haya más inflación y quiere que el tipo de cambio siga uno a uno", manifestó Jorge Aguado, mano derecha de Francisco Macri en Socma y Correo Argentino.

Para Federico Zorraquín, de la industria alimentaria, "De la Rúa es el político que está más hecho dentro de la Alianza como para candidato a presidente. La estabilidad es la democracia en la Argentina, la estabilidad radica en la gente, que es la que ha comprado la idea de la estabilidad".

Tal como lo marcaba su agenda, Menem y Zulemita se encontraron con los emperadores Akihito y Michiko, y el heredero al trono, Akishino, en el Palacio Akasaka donde se hospeda el mandatario argentino. La ceremonia se realizó bajo una persistente lluvia, aunque tanto la familia real como los Menem buscaron refugio en dos limusinas Prince Royal en las cuales se trasladaron hacia el palacio imperial donde compartieron un banquete con funcionarios japoneses y los miembros de la comitiva oficial.

El protocolo imperial, los fracs y condecoraciones no hicieron olvidar al Presidente que la lealtad de los empresarios se mide con lo bolsillos.

 

Zulemita hace la suya

Un viaje respetando el flemático protocolo británico parece haber sido demasiado para Zulemita Menem, quien ayer hizo trizas con todas las formalidades que impone la milenaria cultura japonesa. La 'Primera Damita', como la denominaron los diarios japoneses, desairó a la princesa Naruhito, heredera al trono y su interlocutora oficial, y dejó plantados a los directivos de la multinacional Toyota.

De su primer plantón se tuvo que hacer cargo su padre, Carlos. Es que la 'Little First Lady' argentina decidió no concurrir a ninguna de las actividades programadas para ayer. En una de ellas, un japonesita de siete años, vestida a la usanza local con un kimono, tuvo que entregarle al presidente Menem un ramo de flores, coquetamente preparado para Zulemita. Todo derivó en otra situación tensa para la gente de Protocolo, ya que el Presidente también ignoró las tradiciones al besar a la japonesita en las dos mejillas, cuando las reglas marcan que debe hacer sólo una reverencia.

El otro paso en falso de Zulemita lo sufrieron los directivos de Toyota. Desde que se enteró que iba a acompañar a su padre al Japón, la hija del presidente argentino le pidió al canciller Guido Di Tella que tramitara un encuentro con gerentes de esa multinacional. La cita rompía con el protocolo ya que Menem había recibido la invitación del emperador Akihito y no del primer ministro Keizo Obuchi. Pero luego de que los funcionarios argentinos y japoneses sudaran la gota gorda, Zulemita se excusó de asistir al encuentro argumentando que tenía "una apretada agenda".

 


 

PIDEN POR LOS DESAPARECIDOS DE ORIGEN JAPONES
Los nikkei que ya no están

Por Victoria Ginzberg

t.gif (862 bytes) "Mamá, yo, al ser hijo de un japonés, ¿puedo ser presidente de la República?" Luis Matsuyama tenía siete años y ya se interesaba por la vida política de la Argentina, el país que su padre había elegido para vivir al escapar de la miseria que vivía el Japón después de la Primera Guerra Mundial. Diecisiete años después de escuchar la pregunta de su hijo, Angélica Goyeneche recorría juzgados y comisarías para averiguar a dónde se lo habían llevado los militares. Luis es sólo uno de los catorce desaparecidos en la Argentina de origen japonés. "Con motivo de la visita del presidente Carlos Menem le solicitamos tenga a bien tomar las medidas para que la verdad salga a la luz y la Justicia se haga efectiva", dice la carta que los familiares de japoneses le enviaron al primer ministro de ese país. Menem, acostumbrado a estos reclamos en Europa, se sorprenderá al ver que, también en el otro lado del mundo, se pide justicia para las víctimas del terrorismo de Estado argentino.

Los familiares de japoneses desaparecidos en la Argentina son algo escépticos sobre la posibilidad de que el Estado japonés recoja sus demandas. Su experiencia con la embajada durante la dictadura no les da muchas esperanzas. "Si nos recibían era como una obra de caridad, no porque fuera nuestro derecho. La mayoría de los desaparecidos son hijos de japoneses pero también hay nacidos en Japón y con doble ciudadanía. Pero, aunque estaban inscriptos legalmente en Japón, los desconocieron", asegura Yoko Oshiro.

Los hijos de japoneses envidian a los descendientes de italianos, españoles, franceses y alemanes. En todos estos países se iniciaron juicios para perseguir a los responsables de violaciones de derechos humanos en la Argentina. El caso de Oscar Oshiro marca la diferencia entre el trato que recibieron los japoneses y los europeos. Italia aceptó la denuncia de Oshiro porque estaba casado con una hija de italianos.

Pese a las trabas encontradas en el pasado, estos familiares confían en que la coyuntura internacional los ayude en su cruzada. "Es ahora o nunca", afirma Elsa Oshiro. Los japoneses están tratando de organizarse pero todavía no tienen claro cómo funciona la legislación del país de sus padres. "Tenemos que saber si contempla los crímenes de lesa humanidad o si existe la figura del genocidio", aseguran. Para asesorarse se contactaron con Amnistía Internacional, organización que también tratará de que se escuche el reclamo durante el viaje del presidente Menem.

En la carta que los familiares le escribieron al primer ministro japonés le recordaron que catorce cuerpos aún no fueron enterrados. En busca de Justicia aspiran a tocar una fibra sensible de la autoridad porque "para los japoneses es muy importante el culto a los antepasados". "Si los muertos no son enterrados, las almas no llegan a su destino, se quedan dando vueltas por ahí", afirmó Yoko Oshiro, quien admite que en un pequeño santuario de su casa todos los días les ofrenda una taza de té a su padre muerto y a su hermano desaparecido. "Por Oscar, no correspondería", dice como justificándose.

Esta no es la primera vez que el gobierno japonés escuchará hablar de los desaparecidos. El ministro de Asuntos Extranjeros de Japón vino en visita oficial a la Argentina en el '79 y en el '81. En ambas oportunidades le fue entregada en mano una carta, la primera en inglés y la segunda en japonés. "No pueden decir que no sabían", afirma Oshiro. Y repite: "si Japón realmente tiene una voluntad pacifista, la paz viene por conocer la verdad y condenar a los culpables para que nunca más se repita lo que pasó". El primer ministro, concluye, debe entender que se trata de "una apuesta al futuro".

 

Yoshi, Ricardo y Elena

Por V.G.

El primer marido de Yoshi Kaneshiro es desaparecido de guerra, peleó en la Segunda Guerra Mundial y su cadáver nunca fue encontrado. Yoshi reconstruyó su vida en Argentina. Aquí se casó con otro japonés y tuvo dos hijos, Elena y Ricardo Dakuyaku. En diciembre de 1977, cuando tenía 23 años, Ricardo fue secuestrado por los militares. Fue visto por última vez en el Batallón 601 de City Bell. "Mi mamá tenía un gran respeto por la autoridad. Supongo que será por educación, creo que es algo común en los japoneses", dice Elena. Cuando desapareció Ricardo, el respeto a la autoridad llevó a Yoshi permanecer más inactiva que otros familiares. "Cuando fue a la Embajada y le dijeron que ellos no se podían ocupar, dijo 'bueno, así será'", relata Elena. Yoshi se guardó el dolor por la pérdida de su hijo hasta que una vez Elena la llevó a la Plaza de Mayo, a una ronda de las Madres. "Terminó ofendidísima porque pensó que íbamos a arremeter contra la Casa Rosada a acuchillar a Videla", asegura su hija, Elena, quien aún hoy sigue buscando la verdad sobre su hermano.

 

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