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TERCERISMO
Por José Pablo Feinmann

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t.gif (862 bytes) El tercerismo tiene larga historia en el partido peronista. Todo tercerismo afronta un inmediato problema de identidad: dice que no es esto ni es aquello y sólo dice lo que es por medio de la diferenciación, no de la afirmación. Hacia fines de los cuarenta, Perón habla de una Tercera Posición a la que llama justicialismo. El justicialismo era tercerista en relación con el comunismo y el capitalismo. No en vano surge durante la Guerra Fría. Perón y sus apóstoles (Raúl Mendé, el principal) dirán que el justicialismo se aleja del colectivismo comunista y del individualismo capitalista. No queda claro a qué se acerca, sólo queda claro de qué se aleja. Como sea, ese tercerismo de los cuarenta y cincuenta marcaba en el peronismo la búsqueda de un camino nacional que se apartara de las grandes opciones que el mundo proponía. Era también un acto de soberbia: la pretensión de estar creando un espacio nuevo, superador de las antinomias en que el capitalismo y el comunismo se obstinaban.

Durante los años setenta, la izquierda peronista reincide en la lectura tercerista de la historia. Ahora el tercerismo se expresa como Tercer Mundo. El peronismo es tercerista porque es uno de los movimientos de liberación nacional del Tercer Mundo. Es tercerista porque abre un camino autónomo entre "los dos imperialismos", el soviético y el norteamericano. Esa vieja Tercera Posición que (con su infalible olfato pragmático) había propuesto Perón se conjura pasional y belicosamente con el concepto antiimperialista de Tercer Mundo, que arrasaba en los setenta entre lecturas de Fanon, Giap y Mao.

Surge así la fama de visionario de Perón. Todo ya lo había previsto el viejo general. ¡Había inventado el Tercer Mundo en los cuarenta! ¿O no era la Tercera Posición la prefiguración impecable del concepto de Tercer Mundo? Recordemos que en los setenta muchos libros llevaban en su título el concepto Tercer Mundo. Era así: salían libros que se llamaban Marx y el Tercer Mundo, Capitalismo y Tercer Mundo, Ser social y Tercer Mundo. Una célebre revista de la época se llamó Antropología del Tercer Mundo. Si uno quería ponerle un título a algo, sólo tenía que añadirle Tercer Mundo o Dependencia y ya estaba. (Los ejemplos con dependencia son tan abundantes como los ejemplos con Tercer Mundo. Recordemos uno: Las luchas nacionales contra la dependencia. Se escribieron decenas de artículos titulados Dependencia y Tercer Mundo.) Y todo lo había inventado Perón con su posición famosa, la tercera. Que no era esto ni aquello, sino otra cosa.

Hoy, Duhalde nos dice que Perón inventó también a Tony Blair. Hoy, la Tercera Posición se lee como Tercera Vía. Y es el argumento más poderoso que Duhalde utilizará en su campaña. La Tercera Vía es el capitalismo humanizado que había propuesto el General. (Como vemos, la Tercera Posición siempre se acercó más al capitalismo que al comunismo, ya que Perón nunca propuso un comunismo humanizado). Hoy, Duhalde se piensa apoderar de los cuadros peronistas de la Alianza (esos que militan en el Frepaso y están, no sin motivos, al borde de un ataque de nervios ante la perspectiva de votar por De la Rúa) con el viejo cántico de la Tercera Posición, tan maleable, tan práctica, que ahora resulta que, lejos de ser el belicoso concepto de Tercer Mundo de los setenta, es la dulce y paliativa Tercera Vía de Tony Blair. Sólo resta una pregunta: al Tercer Milenio, ¿no lo habrá inventado también Perón? Pronto Duhalde dirá que sí que al Tercer Milenio lo inventó Perón, que es una nueva forma de la Tercera Posición y que, por eso, será peronista. Es decir, suyo.

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