Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


MONICA CASTILLO, ARTISTA MEXICANA

La que cayó sobre su rostro

Una serie de autorretratos impiadosos funciona como puerta de entrada para la crítica a fondo del género.

na29fo01.jpg (9715 bytes)

Por Fabián Lebenglik


t.gif (67 bytes)  Nació en Ciudad de México en 1961 y se formó en Italia y Alemania entre finales de la década del setenta y mediados de la del ochenta. Desde entonces ha participado en decenas de exhibiciones colectivas internacionales, la última de las cuales, Los otros modernos, tuvo lugar en Berlín, en la Casa de las Culturas del Mundo, a mediados de 1997, como respuesta a otra gran exposición, montada en el gigantesco edificio Martin Gropius Bau (MGB) de la misma ciudad. Quien firma estas líneas fue testigo en Berlín de la fuerte disputa que generó la muestra del MGB, espectacular y ambiciosa, al punto que pretendía dar cuenta de El arte en el siglo 20: la era del modernismo. Organizada por el polémico crítico y curador alemán Christos Joachimides, allí a todos los artistas, escuelas y movimientos europeos del siglo. La megamuestra fue tildada de eurocéntrica y machista, porque se incluía poco arte no europeo y casi nada de lo producido por artistas mujeres. La respuesta no se hizo esperar y llegaron Los otros modernos, que reivindicaban la modernidad de América latina, Asia y Africa, ausente de la muestra canónica del MGB.

La exposición de Castillo que se puede ver en estos días en Buenos Aires es un buen resumen de Yo es un otro, presentada por la artista como muestra itinerante a través de los principales museos de América latina. Precisamente, la mexicana juega con los géneros canonizados y fuertemente estructurados, para construir, con coherencia y obsesiva minuciosidad, una crítica del autorretrato. Una crítica en el sentido de un análisis profundo y un intento por desarticular los distintos acercamientos y sentidos del autorretrato: el estético, filosófico, psicológico, histórico e ideológico.

El autorretrato se impuso en el arte occidental a partir del Renacimiento, cuando el Yo y la subjetividad pasan al centro de la escena. En el texto de presentación del catálogo, el crítico Cuauhtémoc Medina sugiere que el retrato es, entre los géneros tradicionales, el más inmune a las transformaciones vanguardistas, en parte debido a su referencialidad a algo tan sensible como la cara de alguien, a la práctica histórica del retrato como simbolismo del poder, a la identificación -–no sólo artística sino también policial-- entre la cara y la persona.

La percepción está entrenada para reconocer e individualizar caras, incluso en su variedad. En este sentido, la variación es constitutiva de toda cara que sigue siempre siendo la misma (y otra, al mismo tiempo) a pesar de estar gorda, flaca, joven, vieja, lisa, arrugada, cansada, pintada, operada, con granos, cicatrices, lunares, puntos negros, vellos, moretones ... o sin ellos.

La obra de Mónica Castillo, que juega con todas estas convenciones contemporáneas de la representación del propio cuerpo a la obra, así como el desdoblamiento, la fragmentación y la pérdida de unidad y univocidad del Yo, apunta a transformar la práctica del autorretrato en una crítica. La artista se acerca a la representación de su cara utilizando todos los tics del experimento científico. Al ampliar la escala microscópica, toda cara se vuelve monstruosa: "Necesitaba exactitud -–dice--; me interesa ese acercamiento crudo hacia el individuo que se ha permitido la ciencia, pero no el arte".

La cara pasa a ser un territorio a descubrir en todos sus accidentes, para transformarse en un repertorio de signos con los cuales se establece un código convencional. Así, la artista establece un alfabeto propio, con su gramática, en donde las cosas no significan por su similitud sino por su funcionamiento en un contexto. A través de sus pinturas, esculturas, objetos, fotografías y cajas, Mónica Castillo establece retratos de sí misma en base a lo que interpreta su propia subjetividad, que se superpone a las otras Mónicas que ven los demás. La artista exacerba la cualidad interpretativa del autorretrato hasta convertir esa geografía orgánica en un sistema convencional. Finalmente, despedaza toda la vulgata construida alrededor de la cara: como "espejo del alma", como indicio de natural bondad o perversa criminalidad, como condensación de las cualidades del sujeto, como "cada uno tiene la cara que se merece", como referencia definitiva y elocuente de una cadena de culpabilidades o inocencias multiformes. Los autorretratos de Castillo probarían que aquello que la tradición coloca en un plano de identificación -–un encuentro simbiótico entre obra y vida--, tendría, más bien, sólo un aire de familia, como efecto de miradas propias y ajenas. En la cara de uno siempre se cruza, como una interferencia querida y temida, la cara del otro. (Galería Ruth Benzacar, Florida 1000, hasta fin de año.)

 

Balance en Proa

El sábado 19 de diciembre la Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929) presenta una triple inauguración. A las 17 se presenta "Balance 98", una encuesta a treinta personalidades de las artes visuales, que comentan la actividad cultural en Buenos Aires durante este año. Además un grupo de artistas jóvenes seleccionados por los encuestados presentarán sus obras. La inauguración se completa con la proyección de videos documentales y testimoniales. A las 17.30 se presenta un "Teatro máscara" concebido para Buenos Aires por el arquitecto John Hejduk. Laura Yusem hará una ocupación dramática del lugar con el grupo Oro Empañado. A las 20.30 se exhibirá el largometraje El nadador inmóvil, en blanco y negro, de Fernán Rudnik.

Premio de escultura

Hasta fin de mes se puede ver en el Museo Nacional de Bellas Artes (avenida del Libertador 1473) el Premio Henry Moore, organizado por el Instituto Oncológico homónimo y el Museo de Bellas Artes. El primer premio fue para Alberto "Bastón" Díaz ($10.000, adquisición); el segundo fue para Hernán Dompé (un viaje a Londres y la visita a la Fundación Moore) y hubo una mención especial para Nora Correas. Los demás escultores invitados son Claudia Aranovich, Jorge Gamarra, Fabriciano Gómez, Raúl "Pájaro" Gómez, Edgardo Madanes, Rodolfo Nardi, Danilo Danziger, Lucía Pacenza y Mariana Schapiro.

Premio de pintura

Se exhibe hasta fin de año la segunda edición del premio de pintura joven organizado por la Fundación Klemm (Marcelo T. de Alvear 626), para menores de cuarenta años. El primer premio ($3000, adquisición y pasaje ida y vuelta a París) fue para Marcelo Torretta; el segundo ($2500, adquisición), para Germán Wendel; el tercero ($2000, adquisición), para Marcela Gasperi y dos menciones ($1000, cada una) para Marcelo Pérez y Marta Ares. La exhibición se completa con los artistas seleccionados.

 

PRINCIPAL