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SUSPENDIERON LOS CURSOS DE VERANO

Vacaciones forzosas

 

En la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), diez mil alumnos no podrán optar por cursar materias durante el verano por una decisión del consejo directivo. Bronca entre los estudiantes.

Por Javier Lorca

t.gif (67 bytes)  Por más ganas que tengan, diez mil estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA)univer11.gif (7304 bytes) no podrán estudiar este verano. “Quiero cursar una materia pero no me dejan –se indignó Valeria, una de las que se quedaron sin la habitual oferta académica estival–. Contaba con el curso de verano para ponerme al día con la carrera y ahora que los sacaron no sé qué hacer”, protestó parada en medio de un pasillo, con una mueca poco amistosa y rodeada por un coro de quejas y resoplidos. En una medida que desató la bronca de muchos alumnos –que anoche realizaron una asamblea para canalizar su reclamo–, el consejo directivo de la facultad resolvió que durante febrero y marzo sólo podrán dictarse materias optativas y no las más importantes, las obligatorias. Pero las carreras de Ciencias de la Comunicación y Sociología (las más populosas) se quedaron sin ofrecer ninguna asignatura.
Mientras las autoridades de Ciencias Sociales y los directores de las carreras se acusan mutuamente, el ojo de la tormenta aloja a los alumnos. “Estamos bastante calientes”, reconoció el presidente del centro de estudiantes, Alejandro Macció (Alianza). “Todos contábamos con cursar algo y ponernos al día con las correlatividades”, dijo. En diálogo con Página/12, el decano Fortunato Mallimaci explicó: “Tomamos una serie de medidas para mejorar la calidad académica y la de los cursos de verano es una más (ver aparte). Hasta ahora, si un profesor daba clases en verano, no daba en el primero o el segundo cuatrimestre. Entonces, ese docente no le rendía a la facultad, porque durante el año hay una demanda de muchos más estudiantes”.
El problema de fondo es que la UBA no dispone de partidas especiales para pagar los cursos veraniegos y, por eso, los profesores que los dictaban después se tomaban unos meses sabáticos. “Para que todos los alumnos tengan la misma posibilidad de tener clases, el consejo directivo decidió que las materias obligatorias sólo se ofrecieran en verano si también se las ofrecía durante todo el año. Y que se aprovechara esta época para dar los seminarios optativos”, agregó Mallimaci.
Tras esta medida, de las cinco carreras de la facultad, solamente Relaciones de Trabajo, Ciencia Política y Trabajo Social ofrecieron unas pocas materias. Desde la dirección de Ciencias de la Comunicación –la carrera más poblada de Sociales, con 6500 alumnos–, el secretario académico Guillermo Mastrini dijo: “Con la resolución que se tomó, los docentes terminarían trabajando durante tres cuatrimestres por el precio de dos. Por eso, ahora nos quedamos sin los cursos de verano. Los estudiantes se están quejando muchísimo, pero la carrera no tiene autonomía para tomar decisiones”. Mastrini aclaró también que la facultad perjudicó especialmente a Ciencias de la Comunicación. “La currícula de nuestra carrera no incluye materias optativas, son todas obligatorias. Por falta de atención, no se contempló su especificidad y no pudimos ofrecer ninguna materia.” Sin embargo, el decano aseguró que el consejo directivo rechazó las asignaturas ofertadas por Ciencias de la Comunicación. “La dirección de la carrera presentó algunas materias pero con cuerpos docentes integrados sólo por auxiliares y jefes de trabajos prácticos –dijo–. Si las alternativas que bajan desde las carreras no son de excelencia, no pueden sumarse a la oferta académica de la facultad.”
Los 3500 alumnos de Sociología tampoco podrán acercarse a las aulas hasta abril próximo. “Siempre fue difícil conseguir docentes para dar los cursos de verano y con esta resolución del consejo se complicó todo”, comentó a Página/12 el director de la carrera, Lucas Rubinich. Y el secretario académico, Fabián Nievas, aclaró: “A pesar de todo, buscamos y conseguimos dos cátedras. Pero el consejo directivo se negó a considerar a una y, como el titular de la otra se jubilará en marzo, decidió que tampoco podía dar un curso en febrero”. Y se lamentó: “Este tipo demedidas intempestivas sólo sirven para entorpecer el funcionamiento de la facultad”.
“Las autoridades de la facultad y las de las carreras fueron muy inflexibles en la aplicación de esa resolución. Ahora se tiran la pelota entre ellos y, en el medio, quedamos los estudiantes, que luchamos bastante para tener los cursos de verano”, se quejó Macció, titular del centro. Pero la oposición estudiantil también le adjudica culpas a la Alianza (Franja Morada y el Moves): “Ellos votaron a favor en el consejo directivo. Ahora se hacen las víctimas y piden que se solucione el problema”, dijo un militante del Ficso. En una asamblea realizada anoche, los estudiantes decidieron dar por perdida la batalla aunque no la guerra. Se resolvió exigir a los directores de carreras que garanticen la continuidad de los cursos veraniegos a partir del siglo XXI.

 

30 días más de clases


La misma resolución que impuso vacaciones para los alumnos de Sociología y Ciencias de la Comunicación incluyó el agregado de un mes de clases al calendario académico y un cambio de horarios. A partir del ‘99, cada cuatrimestre durará 16 semanas, dos más que antes. El primero comenzará el 22 de marzo y se extenderá hasta el 16 de julio. Y el segundo irá desde el 16 de agosto hasta el 4 de diciembre. Además, la franja horaria del turno tarde se extenderá entre las horas impares y ya no entre pares. Las clases empezarán a las 13 y terminarán a las 23, en lugar de ir de 14 a 24. Las nuevas medidas llegaron acompañadas por la obtención de un terreno (en la calle Franklin 54), cedido por el gobierno porteño. Allí, previa obtención de recursos, se construirá un edificio único para albergar a los 14 mil alumnos de la facultad en Parque Centenario.


EN LA UBA RECORTARON LOS SUELDOS DE 77 DOCENTES

El ajuste no se rinde en Psicología


t.gif (862 bytes) El autoajuste que está afrontando la Facultad de Psicología (UBA) arrasó ayer con los sueldos y las designaciones de 77 docentes, que realizan tareas de investigación y extensión. “¿Qué se puede hacer cuando no se cuenta con el dinero para pagar lo que la gente merece?”, se lamentó el decano de Psicología, Raúl Courel, al término de la última reunión de consejo directivo del año.
En tanto, los docentes ya anunciaron un plan de lucha y convocaron a estudiantes y graduados a una asamblea para el tercer jueves de febrero, a las 20, en la sede de Independencia al 3000. También iniciaron contactos con profesores de otras facultades (Filosofía y Letras, Ciencias Sociales y Ciencias Exactas, entre otras) para enfrentar, en conjunto y a partir de marzo, a la crisis presupuestaria de la UBA.
“La facultad va a ser un enseñadero. Lo único que importa es seguir dando clases. El ajuste acabó con dos pilares de la universidad, que son la investigación y extensión”, se indignó una docente en referencia a las 27 designaciones eliminadas del Plan Avellaneda, que daba apoyo a chicos carenciados con dificultades de aprendizaje. “Me redujeron diez veces el sueldo. Estoy muy dolida”, espetó una investigadora del ahora desaparecido Plan 205. Para el decano, el ajuste era inevitable. “Todos los sectores tuvieron que recortar gastos. Esto es duro y genera malestar pero pagar más hubiera implicado dejar a toda la facultad sin cobrar”, replicó. Muchos docentes cuestionaron que las autoridades no recortaran también los gastos de su gestión, tal como habían prometido. “Todo es transparente y está en manos de la Comisión de Presupuesto. También habrá ajuste entre las autoridades pero todavía falta organizar la información”, se defendió Courel.

 

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