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Sancionarán la prostitución en la
calle pero también a los clientes

En las últimas sesiones del año, De la Rúa conseguirá una nueva modificación al Código de Convivencia. Habría zonas rojas.

El principal blanco de la reforma son las prostitutas callejeras.
De la Rúa quiere neutralizar a los vecinos y al Gobierno.

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Por Horacio Cecchi

t.gif (67 bytes) Lo que no lograron la Iglesia y las pancartas de algunos grupos de vecinos furibundos lo consiguió la realidad política y sus mañas. La semana que viene, los legisladores porteños darán vuelta como un guante el Código de Convivencia para modificarlo por tercera vez en 10 meses. El objetivo central es el artículo 71, que hasta ahora se refería a la oferta de sexo callejero cuando alteraba el orden público. De ahora en más, se buscará penalizar la prostitución “frente y en las cercanías de viviendas” y otros lugares públicos, lo que daría pie a la creación de “zonas rojas”. Pero también prevé castigar al cliente, y está en estudio sancionar también a los curiosos. La modificación surge en los umbrales de la campaña presidencial, como exigencia del gobierno porteño, que pretende sacarle al menemismo el argumento de una supuesta inoperancia del Código y de la inseguridad en la ciudad. El panorama es incierto porque en el Frepaso y aun en el radicalismo no todos están de acuerdo.
Entre el lunes y miércoles próximos, las tres últimas sesiones del año, la Legislatura votará contra reloj 34 leyes, entre ellas, la del Presupuesto del próximo año, la de Salud y la de residuos patogénicos. Y también la oferta y demanda de sexo en las calles, y la figura del acecho, a la que se oponen casi todos los legisladores de la Alianza. Las diferencias surgen en torno a la debatida figura de la oferta de sexo callejero, que amenaza con abrir nuevas fisuras dentro del bloque aliancista. El borrador consensuado sanciona la oferta y demanda de sexo “frente o en las cercanías de viviendas, o de todo lugar donde se desarrollen actividades educativas, religiosas, culturales, comerciales y deportivas”.
“Hasta ahora el tema del artículo 71 era un argumento que utilizaron Corach y Toma para golpear a la Legislatura y al gobierno –explica el radical Cristian Caram, uno de los propulsores del imprevisto giro–. Lo transformaron hábilmente en un tema de campaña electoral. A esto hay que agregarle que no podemos tomar decisiones sobre la policía, que es la que actúa en la calle. La idea es redactar una norma que no tenga ambigüedades, que sea clara y de esa forma impedirles a los menemistas que digan que el gobierno porteño no es capaz de darles seguridad a los vecinos. Además, hay una propuesta interesante de incorporar un 71 bis.”
–¿En qué consistiría? –preguntó Página/12.
–En un agregado que penaliza también al turista, al que no va a ofrecer ni a consumir, sino a curiosear y armar escándalo –respondió Caram.
Para que la modificación del artículo pueda tratarse sobre tablas, la propuesta deben reunir 40 votos favorables. Aunque todavía no están jugadas las últimas cartas, en los pasillos se dice que se llegaría a ese número con el aporte de los bloques del PJ y Nueva Dirigencia, que coinciden con la posición de De la Rúa. “Desde el principio presentamos proyectos contra la oferta de sexo en el ámbito público –sostiene Lucio Ponsa Gandulfo, de ND–. Hasta ahora la Alianza bloqueaba la discusión. Ahora quieren hacer una especie de zonas rojas, donde recluir la actividad. Nosotros nos oponemos. Debe ser prohibida en el ámbito público.”
Dentro de la Alianza no hay total acuerdo: un sector del radicalismo y del Frepaso se opone a negociar el tema. “Hasta el lunes a la mañana la posición oficial del bloque era que no hay nada que exija modificaciones al Código de Convivencia, al menos con la urgencia de las sesiones extraordinarias –afirmó el frepasista Eduardo Jozami–. Pero parece que hay algunos acercamientos que empujan a las modificaciones. El tema del artículo 71 no es álgido como lo era hace unos meses, los vecinos activistas son cada vez menos, no hay nada que justifique una modificación. Hay temas mucho más importantes para votar. Personalmente, voy a votar en contra.”
La principal argumentación que moviliza la modificación del 71 es proteger la figura de De la Rúa como presidenciable. La mayor parte de loslegisladores, opuestos o no a la modificación, dicen por lo bajo que las presiones que éste ejerció para sacarse de encima los conflictos entre el sexo callejero y algunos vecinos parecen haber dado resultado.

 

Víctimas o victimarias

El Servicio de Paz y Justicia expresó su preocupación a los legisladores porteños por la anunciada modificación al Código de Convivencia, en la que sancionarían la oferta sexual en la calle. Para el organismo defensor de los derechos humanos, las reformas “atentan contra la Convención para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la prostitución ajena”, porque se crea una figura “de naturaleza delictiva donde la humanidad ve una víctima de las circunstancias y, fundamentalmente, de las políticas sociales regresivas”.
Según el Serpaj, la mencionada Convención sostiene que para terminar con la prostitución, se deben adoptar “medidas para la prevención y para la rehabilitación y adaptación social de las víctimas” de ese fenómeno, y no políticas represivas. El organismo sostiene que, de acuerdo con las normas internacionales, las prostitutas “deben ser consideradas como víctimas y no como victimarias”. Si se aprueba la reforma –dice el Serpaj– el Estado estaría denunciando el Convenio al que adhirió, y que tiene rango constitucional.

 

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