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Por Alfredo Zaiat

El yin y el yang

Los opuestos que se buscan y se condicionan como el yin y el yang de la filosofía oriental, el yen y el yuan tienen sus destinos atados. Mientras fondos huyen de los emergentes, los private equity se pelean por entrar.

Son dos fuerzas que buscan el equilibrio. Dos polos opuestos que no son independientes uno del otro. La idea para un pasar placentero es que encuentren la armonía. Con el yin y el yang, esos dos extremos que todos arrastramos en la existencia, los orientales seguidores de la filosofía taoísta entienden la vida. En estos momentos, los financistas no están para hablar de cuestiones espirituales. A ellos lo que los desvela ahora no es la energía que los mantiene en pie, sino también dos fuerzas que buscan el equilibrio, pero que hacen a aspectos materiales de su propio negocio: el yen y el yuan.
El destino de la moneda japonesa marcará el del signo chino, y el de éste marcará la suerte de muchos de los denominados mercados emergentes, entre ellos el argentino. China advirtió que dejará de contener las presiones para devaluar el yuan si Japón no logra detener la depreciación del yen contra el dólar, porque no quiere que sus exportaciones queden desplazadas de los mercados por los ajustes cambiarios que se suceden vertiginosamente en sus vecinos asiáticos.
Que haya una devaluación en el yuan sería una anécdota para los operadores locales si no fuera que desde julio del año pasado China recuperó la soberanía sobre Hong Kong. Y que esa ex colonia británica mantiene un régimen de convertibilidad similar al de Argentina. Entonces, la caída del yuan arrastraría al dólar de Hong Kong y, de esa forma, el camino quedaría despejado para una corrida contra el peso. En esa alocada interconexión de los mercados financieros y bursátiles mundiales, los emergentes están llevando la peor parte de la crisis. Lo que antes era una virtud ahora es un estigma. Los papeles de plazas emergentes son despreciados por los administradores de carteras internacionales. Pero no todos los grandes jugadores de la aldea global están huyendo de esas plazas. Y aquí se está dando un fenómeno interesante. Mientras los fondos institucionales del exterior quieren vender a toda prisa acciones sin darle mucha importancia al precio de salida, los llamados private equity fund (fondos de inversión privados) disputan la compra de grandes paquetes de compañías.
Un ejemplo de ese dispar comportamiento se observa con las acciones del holding multimedia Citicorp Equity Investment. El fondo texano Hicks, Muse, Tate & Furst pagó 4 dólares por cada uno de los papeles del 30 por ciento del CEI. En tanto, en las últimas turbulentas jornadas en la rueda, acciones de Citicorp se ofrecieron en el recinto a 3,8 dólares y no había compradores. Si bien es cierto que HMT&F realizó una adquisición estratégica, también concretó una operación de más de 700 millones de dólares porque piensa que CEI le reportará ganancias crecientes. No piensan lo mismo los brokers extranjeros. O están con tanto miedo por la suerte de los emergentes que venden a precio de liquidación.