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Economía quiere que las multinacionales paguen más Ganancias
Que se pongan en casa
Por operaciones con sus casas matrices
las multis evaden al fisco argentino unos
1000 millones de dólares. Se busca legislar
sobre los precios de transferencias.
Las empresas privatizadas así como las multinacionales beneficiarias de regímenes para importar con aranceles más bajos están entre las principales sospechadas de evadir el pago del Impuesto a las Ganancias, adulterando el valor de las operaciones que realizan con empresas vinculadas ubicadas en el extranjero. Tanto el Gobierno como tributaristas aseguran que si la DGI, que depende de la Administración Federal de Ingresos Públicos, realizara un adecuado control de las operaciones de comercio exterior entre las trasnacionales radicadas en el país y sus matrices o subsidiarias en el exterior, la recaudación de Ganancias podría incrementarse drásticamente. Raúl Ochoa y Antonio Figueroa, dos especialistas y ex funcionarios de este gobierno, estimaron que en 1997 las multinacionales evadieron 1000 millones de pesos en Ganancias. La mejora está condicionada, entre otras cosas, a que la DGI disponga de un equipo fiscalizador especializado en ese tema, que por ahora no tiene.
Economía dio un primer paso para instrumentar ese control a través del proyecto de reforma tributaria en el Congreso. Uno de sus capítulos crea el llamado sistema de precios de transferencia, útiles para detectar si una importación o exportación fue declarada a su valor real. Este régimen operaría, básicamente, del siguiente modo: cuando la DGI detecte que una operación fue denunciada a un precio diferente al de mercado (por ejemplo, que se importó a $50 un bien que internacionalmente se comercializa a $40) considerará que la transacción fue realizada al menor valor a la hora de computar cuánto debe pagar por Ganancias la compañía radicada en el país. El objetivo es desbaratar frecuentes maniobras gracias a las cuales las trasnacionales consiguen pagar menos impuestos o inflar inversiones. Como se trata de un conjunto de empresas con un comando unificado, pueden arbitrar sus balances, buscando que las utilidades del grupo sean declaradas en aquel país donde el impuesto sobre la renta sea menor o, si fuera posible, en alguno de los paraísos fiscales.
Las maniobras de los grupos trasnacionales son un desvelo de todos los gobiernos, en particular, de los países desarrollados. Durante la última campaña electoral, Bill Clinton aseguró que los Estados Unidos perdía anualmente alrededor de 40 mil millones a raíz de esas operaciones. Los países de la Comunidad Europea adoptaron un listado especial para seguir de cerca aquellas operaciones. Finalmente, México, Brasil y Chile acaban de instrumentar regímenes especiales de contralor.
Los ardides para pagar menos o en algunos casos no pagar Impuesto a las Ganancias son diversos. Pero uno de los que se presume más habitual en Argentina, donde los aranceles sobre el comercio exterior son bajos, es la sobrefacturación de importaciones. Cuando la filial de una multi declara una compra a un precio mayor que el real, debe pagar más impuestos aduaneros para ingresar el bien al país pero, a cambio, puede aducir costos mayores a los que realmente tuvo y sacar provecho de ello.
Un primer rédito de esta maniobra es que, por las vía de las amortizaciones, las compras sobrevaluadas impactan directamente en el cuadro de resultados de la empresa que, así, demuestra tener menos ganancias de las que realmente obtuvo. Al mismo tiempo, transfiere utilidades a otro lugar, haciendo un pago ficticiamente alto (por ejemplo, girando a otra filial u$s100 cuando el bien realmente le costó 80). Este recurso es más sencillo aún si lo que se pagan son servicios de consultoría o royalties, cuyo valor real es más difícil de determinar. Estas operaciones sobre bienes intangibles hasta pueden ser ficticias.
Según coincidieron varios tributaristas consultados por Página/12 las compañías privatizadas son unas de las mayores beneficiarias de esa maniobra, ya que ella les permitiría sobrecumplir su plan de inversiones: argumentar que con bienes de capital importados sumaron inversiones por1000 millones cuando, en rigor, sólo lo hicieron por 800. Otras serían las beneficiarias de regímenes como el de especialización industrial o el automotor, que al permitir importaciones a muy bajo arancel, minimizan el costo que la maniobra tiene para la empresa que la hace: se ahorra más de Ganancias que lo que le cuesta nacionalizar un producto.
Otra manera de transferir ganancias a otros fiscos es la de subfacturar exportaciones, es decir, de declarar que las ventas al exterior se hicieron a un valor menor al real. Así se achican los ingresos de la vendedora y, por consiguiente, sus utilidades. Existen sospechas de que el grupo Yoma apeló a este recurso exportando a una presunta subsidiaria suya de Hong Kong cuero a un precio muy inferior al que éste finalmente llegaba a su comprador real, la fábrica de artículos deportivos Reebok.
Según aseguró a Cash el subsecretario de Política Tributaria, Guillermo Rodríguez Usé, el principal riesgo lo constituyen las multinacionales extranjeras radicadas en el país, aunque las firmas locales con sedes en el exterior (por ejemplo, Techint, Molinos) no deberían estar fuera del control. Economía reconoce que la falta de un adecuado régimen de fiscalización hace que las trasnacionales estén tentadas a falsear en Argentina el valor de una operación que declaran correctamente o hasta exagerando su precio en aquella nación donde la transacción tuvo origen. Esto puede ocurrir porque donde están radicadas las matrices -generalmente, en Estados Unidos y Europa- sí existen controles estrictos sobre los precios de transferencia.
Opinan dos especialistas
Se inventan
operaciones
Alfredo Fólica, tributarista del CECE (Centro de Estudios para el Cambio Estructural, de la UCR).
La evasión de Ganancias a través de operaciones de comercio exterior es muy común entre las empresas que integran un grupo trasnacional. Aquí o en cualquier lugar del mundo. Con los servicios o royalties, que son bienes intangibles, incluso se inventan operaciones: una filial radicada en un país le paga a otra por algo que, en realidad, nunca recibió o hace un pago muy superior al precio que efectivamente tuvo la prestación, aprovechando las dificultades que existen para controlar el valor real de los servicios. Solucionar el problema es muy difícil. Resulta imprescindible un equipo de especialistas que dispongan de información actualizada sobre cuánto valen los bienes en el mercado internacional pero, además, que sean expertos en la lectura de balances consolidados. Sólo así podrían detectar las maniobras contables que hacen las multinacionales para ocultar la transferencia de ganancias de un país a otro.
Para desbaratar
las maniobras
Guillermo Rodríguez Usé, subsecretario de Política Tributaria
Es imposible precisar exactamente cuánto podría aumentar la recaudación de Ganancias con un adecuado control de las operaciones de las empresas vinculadas. Sí sabemos que con un sistema de precios de transferencia se puede obtener un aumento importante de recursos fiscales, pero ese incremento sólo podría darse después del año 2000 o 2001. Antes es necesario reglamentar la ley y capacitar al personal de la Administración Federal de Ingresos Públicos. La AFIP todavía no está en condiciones de hacer ese control. El problema se agravó mucho con la apertura económica y la baja de aranceles a la importación. Los cambios propuestos en el proyecto de reforma tributaria apuntan a desbaratar los dos tipos de maniobras más frecuentes: la transferencia de utilidades a un paraíso fiscal o la sobrefacturación de importaciones desde una filial radicada en un país donde hay estrictos controles sobre los precios de transferencia. También nos preocupa la comercialización de servicios, que facilita este tipo de maniobras y, al mismo tiempo, que tiende a incrementarse mucho.
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