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Con la mecha encendida


Por Roberto Navarro

La posibilidad de una maxidevaluación del real pone nerviosos a la mayoría de los ejecutivos de las compañías que exportan a Brasil. Con el desarrollo del Mercosur, las ventas al vecino país se han transformando en un factor de crecimiento para muchas empresas. Entonces, una debacle de esa economía impactaría negativamente en sus balances. La industria automotriz y la alimentaria son las que concentraron el grueso de las exportaciones por 8117 millones de dólares del último año. Pero también plantaron bandera en Brasil la industria siderúrgica, la de electrodomésticos, la petrolera y muchas pymes.

Cash consultó a compañías grandes, medianas y pequeñas que exportan a Brasil y que se verían afectadas de distinta manera en caso de una maxidevaluación del real. Algunas afirman que ese eventual ajuste sólo sería un sacudón temporal; otras, que cambiarían sus planes de inversión y las más chicas, que sería fatal. Pero todas ruegan que no suceda.

Molinos Río de la Plata. La empresa del holding Bunge y Born exporta un 20 por ciento de los 1300 millones de pesos que factura por año. De ese total, el 65 por ciento lo compran Rusia y Brasil. Desde hace un mes no entregan en Rusia porque se cortó la cadena de pagos, pero piensan que pronto se normalizará. “La mayor parte de lo que les vendemos es aceite envasado. La industria aceitera rusa está quebrada y aceite van a tener que seguir consumiendo”, explicó Marcelo Young, gerente de exportaciones de Molinos. Con respecto de la posibilidad de una devaluación en Brasil, Young tampoco se mostró muy preocupado: “Si es muy fuerte, tendría un efecto recesivo que nos perjudicaría un tiempo, pero Brasil no tiene girasol y nosotros somos muy competitivos con respecto de otros países”, aseguró.

Acindar. Brasil es el mercado en el que la siderúrgica piensa recuperar la facturación que perdió en Asia. El socio mayor del Mercosur sólo le compra el 15 por ciento de sus exportaciones. “Tenemos un plan de inversiones de 200 millones de dólares para mejorar nuestra competitividad y exportar más a los países vecinos”, explicó el gerente comercial de la firma, Alberto Uhart. Pero los países asiáticos, luego de sus devaluaciones competitivas, pasaron de compradores a vendedores y les están peleando el mercado interno y el brasileño. “Están ofreciendo sus productos a cualquier precio. Ya hemos denunciado el dumping”, afirmó Uhart. “Si encima Brasil devalúa, nos costaría mucho mantener el mercado que ganamos desde que se creó el Mercosur”, señaló el ejecutivo.

Renault Argentina. Con 3000 millones de dólares de exportaciones anuales, el sector automotor representa el 40 por ciento de las ventas argentinas a Brasil. Renault espera vender este año 24 mil de los 240 mil autos que el sector proyecta tendrán como destino el mercado brasileño. En el mismo período se estima ingresarán unos 100 mil vehículos brasileños a la Argentina. “Esas proyecciones variarían totalmente en el caso de una maxidevaluación, que no creemos probable”, aseguró Osvaldo Orecchini, director de comercio exterior de Renault.

Ford Motors Argentina. En setiembre, Ford suspenderá su producción durante cuatro días por la baja en la venta de automóviles y camionetas a Brasil. De las 9000 unidades que fabrica la empresa mensualmente, entre Escort y la pick up Ranger, el 60 por ciento las exporta al mercado brasileño, un 10 por ciento a otros países y sólo el 30 por ciento las vende en Argentina. A su vez, Ford importa 3000 unidades mensuales de Ford K y camiones desde Brasil. “El plan de inversiones de 320 millones de dólares que tenían como destino a Argentina podría desviarse hacia otro país del Mercosur en el caso de que una maxidevaluación del real cambiara las condiciones comerciales entre los socios”, apuntó Rodolfo Ceretti, director de relaciones institucionales de la compañía.

Emegé. En 1997 las exportaciones de Emege crecieron un 60 por ciento. Brasil representa la mitad de sus ventas al exterior. “Las devaluaciones asiáticas no nos perjudican porque, salvo Japón que vende productos de alta calidad, pero muy caros, el resto ofrece electrodomésticos de baja categoría”, afirma Patricia Pistarini, gerente de comercio exterior de la compañía. El crecimiento de la demanda de calefones, termotanques y estufas que vende Emegé está directamente relacionado con el crecimiento de la construcción. Por eso Pistarini asegura que los perjudica más las altas tasas de interés de Brasil -que frenan el crecimiento- que una devaluación.

Alimentos modernos. El 40 por ciento de la producción de la empresa elaboradora de papas prefritas congeladas, Alimentos Modernos, se exporta a Brasil. El 65 por ciento de la papa que importa Brasil proviene de Argentina. Pero Holanda, uno de los grandes productores del mundo, viene ganando terreno. “En los últimos dos años, el Florín (moneda holandesa) se devaluó un 20 por ciento contra el dólar y perdimos competitividad”, explicó Luis Somaschini, gerente comercial de esta pyme, que factura 10 millones de pesos anuales. Somaschini afirma que una fuerte devaluación del real sería “nefasta para la empresa, porque traería como consecuencia una inmediata recesión en el mercado brasileño y la papa, que es un producto caro para ellos, sería reemplazada por arroz o polenta”.

Kleppe S.A.C.I.A. La empresa productora de manzanas Kleppe se instaló en Río Negro en 1970. Hoy la empresa exporta a Brasil alrededor de 4 mil toneladas de fruta, que representan el 25 por ciento de su facturación. “En los últimos dos años el real pasó de 0,85 a 1,17 por dólar y nosotros perdimos facturación”, se quejó Antonio Albano, uno de los dueños de la compañías. Y agregó: “Si en Brasil llega a haber una devaluación mayor al 20 por ciento, quedaremos fuera de ese mercado”.


Por Raúl Dellatorre

Argentina no baila sola. Brasil le pone la música y guía sus pasos. El compañero-guía lleva una bomba entre sus ropas, y en los últimos días las agencias calificadoras de riesgo y algunos inversores se empeñaron en arrimarle un fósforo a la mecha. Sus reservas internacionales, en rápido deterioro en las últimas semanas, frente a una acumulación de compromisos de deuda en los próximos meses, hicieron sobrevolar el fantasma de la crisis rusa sobre el mayor país de la región. Su deuda es hoy más riesgosa que hace una semana para los acreedores, su economía es ahora menos tentadora para los inversores especulativos. Sus déficit fiscal y de balanza comercial hoy están más requeridos de un ajuste al equilibrio que antes. Su situación, finalmente, es más preocupante para sus vecinos y socios comerciales, y en primer lugar para Argentina. Si Brasil cae por efecto de la salida masiva de capitales, arrastrará consigo al piso a su compañera de baile. Pero incluso si sólo tropieza, Argentina corre el riesgo de que el gigante se le caiga encima, aun sin que la bomba explote. La devaluación del rublo y la cesación de pagos declarada por Rusia han acelerado las versiones de un probable contagio a Brasil. Por enésima vez, el gobierno brasileño salió el viernes pasado a descartar la alternativa de una devaluación del real. Sergio Amaral, portavoz del presidente Fernando Henrique Cardoso, negó además que se esté analizando un paquete de medidas fiscales para enfrentar la crisis. Los operadores estimaron que la salida de fondos del país por los mercados financiero y comercial entre martes y jueves alcanzó a 5800 millones de dólares, que se suman a una fuga de 12.000 millones en agosto.

Lo que va de acá para allá

–exportaciones argentinas a Brasil, en millones de dólares–

Producto

Primer semestre

 

1997

1998

Vehículos automotores 882,9 1319,9
Cereales 434,3 537,0
Combustibles y aceites 722,8 363,3
Reactor nuclear 237,4 197,4
Productos hortcolas, plantas 161,8 176,8
Leche, huevos y lcteos 101,8 101,8
Grasas, aceites y ceras 46,0 98,9
Plásticos y sus obras 71,8 78,1
Frutas 82,7 77,2
Algodón 82,9 76,5
Máquinas y aparatos 57,2 69,6
Peces y crustáceos 79,9 66,0
Productos químicos orgnicos 42,3 58,1
Productos de la molienda 70,7 57,7
Productos farmacéuticos 41,5 50,5
Hilos sintéticos 43,7 43,4
Carnes y menudencias 49,2 24,3
Otros rubros 558,2 573,2
TOTAL 3767,1 3977,6
Fuente: Cmara de Comercio Argentino Brasileña.

Aun si Brasil resiste el embate, pero al precio de duras medidas internas, las consecuencias de la cura las pagará Argentina. El ajuste fiscal y una suba de tasas, medidas recomendadas por los analistas y los organismos de crédito internacionales, provocarían una caída en la actividad interna, y con ello de la demanda de productos argentinos. Sin llegar a la devaluación, es previsible que la administración Cardoso aplique trabas paraarancelarias para contener las importaciones y el déficit en la balanza comercial, lo cual implicará barreras adicionales para el ingreso de las exportaciones argentinas.

Para las empresas que proveen al mercado brasileño, un achicamiento de sus envíos significará caídas en su nivel de actividad, porque el mercado mundial no está en condiciones de absorber los excedentes. Para algunas, incluso, por su grado de dependencia de la demanda brasileña, puede obligarlas a un replanteo de sus inversiones y hasta la puesta en peligro de su subsistencia en el caso de los exportadores de menor dimensión. En todos los casos, ello se traduce en suspensiones y despido de personal.

De cualquier modo, los industriales argentinos prefieren pagar los costos de las medidas de prevención que pueda adoptar Brasil, antes que verse sometidos a las consecuencias de una debacle del país vecino que la obligue a una maxidevaluación o lo sumerja en una profunda crisis. La economía argentina está atada a la brasileña como a un pulmotor. FIEL estimó que con una economía brasileña estancada durante este año (crecimiento cero), Argentina está restringida a no crecer más allá del 4 por ciento. Pero si Brasil baja de ese piso, entonces habrá que empezar a medir la alternativa de un estancamiento de este lado de la frontera.

A la luz de las nuevas circunstancias internacionales, en Brasil se abrió un debate sobre los caminos a seguir, incluso al interior del propio gobierno. Luiz Carlos Mendonça de Barros, ministro de Comunicaciones, opinó pocos días atrás que el modelo económico debería reenfocarse dando mayor énfasis a un crecimiento basado en el mercado interno y en esquemas más mano de obra intensivos. No es una buena noticia para los exportadores argentinos, sobre todo tomando en cuenta que se trata de un funcionario de gran envergadura política y llamado a ocupar una cartera estratégica en un nuevo gobierno de Cardoso. La devaluación es una especulación externa al país vecino, ya que al menos en el plano político interno nadie la admite como una posibilidad cierta. Hay razones de lógica para suponer, además, que una modificación de la paridad tampoco podría ser adoptada por el gobierno antes de las elecciones del 4 de octubre. Con un mayor grado de apertura de la economía que la existente durante las hiperinflaciones de las administraciones Sarney y Franco, el impacto en la estructura de precios internos sería más instantáneo y contundente. Además, serían los sectores de bajos ingresos los más castigados, un importante capital electoral que Cardoso tampoco querrá rifar.

Cuando los funcionarios recuerdan cómo superó el país la crisis del Tequila, suelen hacer referencia al comportamiento del sector financiero y cómo se instrumentó la malla de seguridad en el sistema para pasar la tormenta. Pero pocos recuerdan que fue el boom expansivo de la economía brasileña y la demanda que de él derivó hacia los productos argentinos, lo que permitió que la economía real pasara rápidamente de la desaceleración a la euforia. Ahora, ambos términos de la ecuación juegan en sentido negativo: los capitales financieros internacionales cortan el chorro de divisas para las denominadas economías emergentes y el gran vecino está en el ojo de la tormenta y ajustando a la baja su economía interna.

Carga dura de sobrellevar

–cronograma de vencimientos de deuda pública federal
brasileña, en millones de reales–

Mes

Monto

 

 
Septiembre 38.700  
Octubre 35.976  
Noviembre 20.577  
Diciembre 2.842  
TOTAL HASTA FINES DE 1998 176,8
1999
Enero 14.190  
Febrero 14.455  
Marzo 17.840  
II trimestre 17.767  
III trimestre 7.502  
IV trimestre 11.532  
TOTAL AÑO 1999   83.286
TOTAL SEPTIEMBRE ‘98 - DICIEMBRE ‘99 181.381
Fuente: Carta Económica

El espectacular crecimiento del intercambio comercial entre Argentina y Brasil es destacado, prácticamente por unanimidad, como el mayor logro en el proceso de integración regional. Igualmente, no son pocos los que vienen señalando en los últimos dos años los riesgos de la brasildependencia en las exportaciones argentinas. Desde los ámbitos oficiales se manifiesta que la relación comercial “es cada vez más madura, creciente, constante y no responde a coyunturas sino a decisiones estratégicas de las empresas”, como manifestó recientemente Jorge Campbell, secretario de Relaciones Económicas Internacionales. Sin embargo, el grado de maduración alcanzado en el Mercosur aún está lejos de permitir la coordinación de políticas macroeconómicas entre sus países miembros al estilo de los criterio de Maastricht para la unidad monetaria europea, como para prevenir que sacudones como el actual en los mercados financieros puedan golpear en uno de sus miembros y dejar severamente herido a otro u otros.

La mamushka brasileña
Similitudes Diferencias
Muy elevado déficit fiscal

Fuerte concentración de vencimientos de la deuda pública en el corto plazo

Economías estancadas (crecimiento cero o muy levemente positivo)

Estabilidad de precios con altas tasas de interés

La demanda potencial de divisas es superior a la oferta potencial en el mercado
Alto nivel de reservas en Brasil, muy bajo en Rusia

Sistema político fuerte en Brasil, débil en Rusia

Deuda pública mayoritariamente interna y en manos de bancos locales y residentes en Brasil; en Rusia, mayoritariamente externa y atomizada en no residentes.

Sistema financiero más sólido en Brasil


Por Alfredo Zaiat

María Conceiçao Tavares es economista y diputada federal del PT por el estado de Río de Janeiro. Fue profesora de varias camadas de economistas brasileños, entre ellos del actual ministro de Economía, Pedro Malán. En una entrevista telefónica con Cash, Conceiçao Tavares afirma, casi a los gritos ante la insistencia del cronista acerca de la posibilidad de un fuerte ajuste del real, que “nadie en Brasil quiere devaluar; los argentinos pueden estar tranquilos”

-¿Qué está pasando en Brasil?

-Estamos perdiendo reservas. Y está aumentando la tasa de interés en dólares. De la Bolsa ya se fue la mayoría de los capitales extranjeros: el mes pasado la fuga fue de 1473 millones de dólares. Y, además, hay que tener en cuenta que nuestro mercado acompaña lo que sucede en Nueva York.

-¿Habrá cambios en el plan económico después de las elecciones presidenciales del 4 de octubre?

-Puede haber. Algunos miembros del equipo económico de (Fernando Henrique) Cardoso quieren disminuir el ingreso de capitales de corto plazo. En cambio, el presidente del Banco Central, Gustavo Franco, no quiere cambiar nada. Y el PT propone un mayor control de capitales especulativos de corto plazo y frenar la importaciones de bienes superfluos.

-¿Van a devaluar?

-Nadie en Brasil quiere devaluar. A nadie se le ocurre esa alternativa. Ni al gobierno ni a la oposición. Quédense tranquilos. Los argentinos no tienen de qué preocuparse.

-Usted dice que Brasil no hará una maxidevaluación, pero la evolución de la crisis puede obligarlos a, después de una violenta corrida, ajustar el tipo de cambio.

-Si se profundiza la crisis, la idea es poner controles a los capitales de corto plazo.

-Tienen una deuda interna que es explosiva.

-Todavía no. No estamos como México antes del Tequila, que tenía títulos dolarizados por un poco más del doble de las reservas. Todavía no llegamos a ese nivel. El actual stock de deuda interna dolarizada es de 56 mil millones. La deuda total alcanza a los 250 mil millones, pero lo que importa es la que está dolarizada. Y como los inversores temen a una corrida cambiaria se están pasando a bonos dolarizados. Lo preocupante es que está aumentando la tasa en dólares.

-En Argentina se está empezando a hablar del síndrome 5 de octubre, el día después de las elecciones.

-Por favor, olvídense de la devaluación. Ahora nadie quiere que se devalúe. Yo la quería hace 4, 3, 2 años. Ahora no. Por suerte, el FMI no puede recomendar la devaluación porque no tiene plata. Los costos de un ajuste cambiario serían superiores a sus beneficios. Estamos entregados a la coyuntura internacional. Es cierto que existe riesgo cambiario y que puede haber una corrida si sigue aumentando la relación deuda en dólares/reservas. Pero nadie en Brasil quiere una devaluación.

-No querer no significa que, por presiones del mercado, tengan que finalmente devaluar.

-Hay un tema que es importante: el déficit fiscal es el 7 por ciento del PBI. Pero casi todo es por intereses de la deuda (el 6 por ciento del PBI). Claramente, entonces, va a aumentar la deuda interna porque resulta imposible hacer un ajuste tan fuerte para bajar el déficit. Y un paquete recesivo no resuelve el problema. En Argentina tienen que entender que el tema es financiero, no fiscal.

-¿Hay síntomas de recesión?

-La economía está parada. Habrá recesión si se implementa un paquete fiscal. Si el FMI recomienda para América latina lo mismo que para Asiaestamos fritos. Los del Fondo no resuelven nada. Puede ser que no nos recomienden nada. Es lo mejor que pueden hacer y que nos puede pasar.



El economista y especialista en Brasil Roberto Frenkel es muy pesimista y dice que “todos están viendo una devaluación”.

Por Maximiliano Montenegro

Roberto Frenkel, director del CEDES (Centro de Estudios de Estado y Sociedad) sabe de crisis. No sólo desde lo académico sino también por experiencia: fue jefe de asesores del ex ministro Juan Sourrouille. Sobre Brasil escribió mucho, pero además viaja permanentemente invitado a diversos seminarios en ese país y hasta fue consultado más de una vez por el equipo de Pedro Malán, ministro de Economía brasileño. Frenkel fue tutor de tesis del actual presidente del Banco Central brasileño, Gustavo Franco. Sobre Brasil, dice que “todos están viendo la posibilidad de una devaluación”. Sobre Argentina, está seguro de que habrá recesión y cree que la desocupación podría llegar de nuevo hasta el 18 por ciento, como ocurrió en el Tequila.

-En agosto, el Banco Central brasileño perdió más de 12 mil millones de dólares en reservas, ¿esto ya es una corrida contra el real?

-No sé cómo definir técnicamente una corrida. Digamos que hay evidentemente muchos inversores que se están yendo del país o empiezan a cubrirse en dólares.

-¿Usted coincide con la idea de que mientras las reservas sean importantes, como en Brasil (superan los 60 mi millones de dólares), se puede hacer frente al mercado y evitar una devaluación?

-Siempre que las reservas sean mayores que la deuda de corto plazo. Porque la devaluación es una elección previa a la declaración de moratoria de la deuda externa.

-¿A cuánto asciende la deuda de corto plazo brasileña?

-Es enorme: más de 200 mil millones. Parece ser, además, que las reservas del Banco Central en realidad son menores que las que dicen, porque han estado vendiendo dólares a futuro para contener la presión cambiaria. Las reservas hoy llegan a los 60 mil millones, pero debieran ser neteadas de esas ventas a futuro, sobre las cuales no hay información.

-¿Existe la posibilidad de una devaluación en Brasil?

-Todo el mundo ve la posibilidad de una devaluación en Brasil. Tienen más reservas que los rusos cuando comenzó la corrida, pero hay muchas semejanzas con esa situación. Hay una deuda muy alta por la cual pagan una alta tasa de interés. Esto hace que la deuda crezca muy rápidamente y, si no hay un cambio de escenario, está claro que están en una situación que los economistas llamamos explosiva.

-¿Por cuánto tiempo más podrán sostenerse?

-Es muy difícil de saber, depende de la situación internacional. Pareciera que hay una decisión política de sostener el real hasta las elecciones (el 4 de octubre son los comicios presidenciales). Ningún gobierno intentaría un cambio de política en medio de una situación como la que está viviendo Brasil. En ese escenario problemático, en general, todas las políticas son de tipo defensivo frente a un mercado que le hace fuerza en contra. Las elecciones empeoran la situación como nosotros conocemos bien. Todos quieren posicionarse en dólares para después “esperar y ver” si efectivamente llega o no el cambio de política.

-¿Hay mucha deuda en reales?

-Claro. Tienen mucha deuda interna. Pero cada vez más la están indexando en dólares para frenar la corrida, para minimizar la pérdida de reservas. Pero como bien sabemos en Argentina esto tampoco es una solución. Como ocurrió con los Tesobonos en el ‘94 en México, esta política es para ir tirando, pero después la deuda de corto plazo te pone la espada en el cuello. A medida que aumenta la deuda de corto, la situación es percibida como más riesgosa, entonces necesitás más tasa de interés para atraer capitales, y la situación empeora semana a semana.

-¿Cómo entraron en este baile?

-Entraron porque la economía brasileña tiene dos problemas. Por un lado, por la combinación de la apertura y atraso cambiario, la economía está en una trampa de bajo crecimiento. Si crecen mucho suben fuertemente las importaciones, generan un desequilibrio externo insostenible y entonces se ven forzados a aumentar la tasa de interés para crear una tendencia recesiva que vuelva controlable el déficit externo. Por otro, tienen una gran deuda pública y no tiene superávit fiscal primario para pagar los intereses. Por lo tanto, están refinanciando todo el tiempo los intereses. Cuando, por el problema de la fragilidad externa, tienen que subir la tasa de interés, al mismo tiempo aumenta el déficit público y la deuda pública. Estos dos problemas se van realimentando. La madre del borrego es el problema externo, que empeoró con la crisis asiática, porque le restó todavía más competitividad a las exportaciones industriales.

-¿Hoy hay señales de que Argentina marcha a la recesión?

-Sí, seguro. La crisis asiática ya había tenido efectos sobre la economía: la tasa de crecimiento anualizada del cuarto trimestre del año pasado y el primero de éste, ya era sólo 3 por ciento. Los indicadores de actividad industrial están estancados desde octubre. Todo esto antes de la crisis rusa. Este último shock sobre la tasa de interés y el ingreso de capitales, seguro que nos tira a una recesión.

-¿El ajuste se dará con más desempleo y caída de salarios?

-Sí, aumentará el desempleo y se profundizará la tendencia a la caída del salario.

-¿La desocupación puede volver a niveles del 18 por ciento como ocurrió durante el Tequila?

-Sí, sin duda. El desempleo puede volver al 18 por ciento.

-¿Puede haber recesión sin caída de depósitos y de quiebra de bancos?

-Sí. Pero seguramente si hay salida de capitales habrá problemas de liquidez en los bancos, especialmente en los más chicos.

-¿Todo esto sin considerar que hubiera una maxidevaluación o un plan bónex en Brasil?

-Por supuesto. Sólo con el escenario que conocemos hasta ahora. Otras novedades agregarían más leña al fuego.

-¿Si Brasil se cae, la convertibilidad resiste?

-La convertibilidad puede resistir siempre que los argentinos estén dispuestos a resistir una recesión muy profunda.

Paradoja del Mercosur
-¿Esta temporada veranear en Brasil será más barato para los argentinos?

-...(se ríe)... La situación es incierta. Una devaluación en Brasil, o una cesación de pago de la deuda, o la combinación de ambos, para Argentina sería muy importante por todo el efecto de arrastre que originaría. Pero, más de fondo, yo diría que Argentina aceptó el Mercosur, porque ese mercado es nuestra única estrategia comercial externa de largo plazo.

El mercado brasileño es la locomotora del Mercosur. Pero metida en la trampa en que está, lo que más les conviene a los argentinos es que la locomotora se quede parada para que no tenga crisis financiera y no detone un efecto contagio financiero. Sin embargo, desde el punto de vista del crecimiento y del empleo, lo que le conviene a Argentina es que Brasil crezca. La paradoja es que, lamentablemente, para Argentina hoy lo mejor es que haya recesión en Brasil, porque si no explota.