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Mexico cabrones!!

Maldita Vecindad llega para reafirmar su romance con el público porteño. Molotov (injustamente ignorados aquí, debe decirse) gira por España con Los Fabulosos Cadillacs en el tour "Cavaleras y diablitos" y muestra sus nuevas canciones. Suficiente para aventurarse al picante musical de dos bravos exponentes del rock latino de la década.

Diego A. Manrique

Encontrarse con Maldita Vecindad a finales de los ochenta era lo más parecido a una epifanía, una revelación. Energía punk, rastros skatalíticos, ecos funky, pero todo integrado en una música abrumadoramente mexicana, con letras sangrantes, una rotunda bola de energía facturada por seis tipos cetrinos. Allí estaba el prototipo del mejor rock latinoamericano: reivindicación de cultura autóctona, urgencia de comunicación, todo el puño en la llaga de la realidad circundante. Diez años después, Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio continúan en lucha. Atrás quedan tres discos en estudio y un directo, alguna baja y silencios forzosos.

Pacho, baterista e ideólogo del nuevo rock latino, no elude comentar a sus más afortunados descendientes musicales (ver aparte): “De Molotov me gusta su energía, su integración del rap. Pero sus letras son pobres y sexistas. También es cierto que reflejan la cabroncísima realidad de México. A la vez han usado una estrategia mercadotécnica que ha puesto en evidencia la censura moral y política mexicana. Han explotado sus problemas con la censura y demostrado que unos chavillos pueden triunfar diciendo groserías. Que no me escandalizan, pero espero más de ellos”.

Las simpatías de Pacho están con los grupos combativos. “Es vital lo que hace La Bola, un colectivo de activistas, ex estudiantes y artistas. Montan conciertos pro Chiapas y suelen contar con grupos que se podrían encuadrar en el mexska, el ska a lo mexicano, influido por Tijuana No!, Mano Negra o Maldita Vecindad. Son propuestas lúdicas que no temen reflejar sus localismos. Esos conciertos son importantes, ya que el Distrito Federal no tiene espacios para el rock independiente. Eso es duro, aunque en otras esferas hayamos logrado la normalización: ahora es posible hacer un grupo y pensar en un contrato de grabación, en vender discos, en vivir de esto. Parece poco, pero el rock mexicano viene de décadas de represión. Ahora se cuelan lo bueno y lo malo, lo cínico y lo auténtico, pero ya no te tratan a priori como a un subversivo.” Maldita Vecindad cosechó amigos y respeto en Estados Unidos. Por eso no debe extrañar que para su tercer disco tuvieron como productor a Bill Laswell, cuyo nombre figura en los créditos de Bob Dylan o Iggy Pop.

El disco se hizo, pero, ¡ay!, no llegó a editarse. Rumores de que el resultado era poco comercial y que BMG prefirió enterrarlo: “No es cierto: fue una pelea entre Bill y la compañía. El exigía un dinero extra que BMG no quería pagarle. Como no hubo acuerdo Bill no aflojó el master. Nos resignamos y regrabamos algunas canciones para lo que sí fue el tercer disco, Baile de máscaras”. Testarudos como ellos solos, los mexicanos han repetido la jugada con su cuarto disco. Han fichado a un colaborador de Brian Eno, el guitarrista canadiense Michael Brook. “Resultó un tipo nada huesero, que no se mueve sólo por dinero. Entendió enseguida nuestra voluntad de fusionar diferentes culturas sin prejuicios. Lo árabe también está en la música del estado de Veracruz, ¡y no digamos en el flamenco! Cuanta más música escuchás, más similitudes descubrís.”

El fruto de esa colaboración se llama Mostros. “Es una forma coloquial de decir monstruos. Suponemos que es el cierre de un ciclo, aunque signifique una vuelta a nuestros orígenes, lleno de rolas (canciones) afrolatinas, de mambo y cha-cha-chá. Hablamos hasta de los cocodrilos, unos taxis de los años cincuenta de color verde, negro y blanco. Hay que recuperar la estética popular, que en México siempre ha sido despreciada. Octavio Paz, tan astuto para otros asuntos, no fue capaz de entender, por ejemplo, a los pachucos, aquel movimiento que se dio en los años cuarenta en California y en ciudades de México, que manifestaba una cierta rebelión en su forma de vestir y en su hedonismo. Estaban contra la guerra y a favor del baile y el relajo, algo que nosotros compartimos. Fue una subcultura juvenil anterior al rock and roll.” A su modo, el grupo de Pacho participa en el proyecto de recuperar la historia real de México. Su libro de cabecera es México profundo: Una civilización negada, donde el antropólogo Guillermo Bonfil Batalla plantea que existen dos visiones de su país: el México imaginario es una construcción de las elites dominantes. El México profundo late entre los vencidos, los sin voz, dice Pacho citando a Bonfil. “Nosotros hemos vivido tres momentos que han roto el consenso oficial. En 1985, el terremoto que devastó la capital nos enseñó que no teníamos que depender de un Estado corrupto, que ni siquiera era capaz de atender las necesidades mínimas. Fue la sociedad civil la que se organizó y se enfrentó al desastre. En ese momento, Maldita Vecindad era más un taller de estudiantes que un grupo real. Luego, en 1992, las celebraciones paralelas del Quinto Centenario nos sirvieron para plantearnos el quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos. Y llegó 1994, con el levantamiento zapatista, que nos dejó alucinados. Los indígenas tomaron las armas para reclamar su puesto en la historia. El México profundo, ¡cabrones!.”


Molotov tiene la fórmula
Escándalo

Molotov llega con un premio MTV bajo el brazo y la íntima convicción de saberse la banda latina del momento. Mientras ponen a punto al heredero de ¿Dónde jugarán las niñas? -un EP con una sola nueva canción-, el bajista y cantante Micky habló acerca de los riesgos y privilegios de ser Molotov.

--El caso de ustedes fue casi igual al de Bersuit: los dos de Surco, los dos fueron censurados antes de que saliera el disco, los dos tuvieron publicidad y difusión por eso ...
-Lo político y lo económico es muy parecido en la Argentina y en México. Y nosotros, igual que Bersuit, decimos cosas bastante fuertes que a algunos les molesta. Y si nuestra música pudo abrir cabezas en algunas partes, pues qué bueno que haya otra banda que pueda hacer lo mismo.

--¿Creés que la censura sirve como manera de promoción?
-Cuando alguien te quiere reprimir, hay que aprovechar esa energía a tu favor. Hay que buscar hacer escándalo por otro lugar, y de esa manera, tal vez tu arte se promueva con mayor fuerza.

--Ustedes han criticado la postura de las bandas mexicanas zapatistas ¿por qué?
-Ahorita en Chiapas les ha caído una tormenta, las casas se les han inundado y están muriéndose de frío. Hay muchas bandas que quieren ayudar, pero otras se abusan de eso y se embanderan en la causa zapatista para abusar de la confianza de la gente y llenar más conciertos. Con eso no estamos de acuerdo.

--Iván Noble cuestionó alguna vez la postura que ustedes toman en “Gimme the power”. Dice que para qué quieren el poder ...
-Más bien estamos hablando del pueblo en general. Si nos dan el poder, se va a llegar a la democracia de la que tanto habla el gobierno. Esa cuestión está muy presente también en el disco nuevo. Y en “Gimme the power”, cuando decimos que le va a dar en la madre, pues le va a dar en la madre a la dictadura.

Pablo Plotkin

Molotov toca hoy en Rosario y mañana a la 0.15 en Parque Sarmiento, Balbín y Gral. Paz, junto a Bersuit (22.30), Peyote Asesino (21.30) y Arbol (21.00).