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AVENTURA De La Guarda en Nueva York

El grupo De La Guarda sigue marcando huella con sus shows por el mundo. Luego de varias giras por festivales europeos, inauguraron su show Villa Villa en el nuevo teatro Daryl Roth, en el Union Square neoyor- quino (un antiguo banco recientemente reciclado en una de las zonas más típicas de Nueva York) y obtuvieron críticas unánimemente elogiosas. En charla con Radar cuentan la reacción del público de Nueva York ante su espectáculo (incluyendo sus experiencias con el mago David Copperfield y el músico David Byrne) y cuáles son sus planes para el futuro.
  Por MARIANA VERA desde Nueva York

Iban a hacer el show en el célebre Studio 54, la discoteca por excelencia de los ‘80, pero les divirtió la idea de trabajar en el nuevo teatro Daryl Roth, del Union Square neoyorquino (un antiguo banco recientemente reciclado en una de las zonas más típicas de Nueva York), aun cuando fuese mucho más difícil acomodar un espacio convencional a sus necesidades. Producía intriga la reacción que tendría ante el show esta ciudad hipercrítica, que lo vio y lo ve todo. Lo cierto es que De La Guarda se ha convertido en una de las sensaciones de la temporada teatral veraniega. Una gran cantidad de gente de diferentes estilos se amontona cada anochecer ante la entrada del teatro. Al entrar, el público recorre pasillos rumbo a un subsuelo decorado con los afiches del grupo y luces de neón. El techo bajo, la poca luz y la cantidad de gente que enseguida copa el lugar genera un estado de exaltación casi claustrofóbica. De repente, las luces se apagan y empieza el show. La iluminación muestra que el techo es sólo de papel, sobre el cual los De La Guarda comienzan a hamacarse con sus arneses, arrojando humo, acompañados por una música suave y bellísima. De repente empiezan a hacer agujeros en el techo, por donde caen pelotitas fluorescentes y juguetes sobre el público, que estalla en risas histéricas cuando varios de los integrantes del grupo “raptan” a espectadores a quienes llevan a volar, sujetándolos a sus arneses. El pico del show se produce cada noche cuando dos de las integrantes del grupo comienzan a correr desaforadamente sobre una de las paredes, colgados de sus arneses y desafiando todo sentido de gravedad. La versión neoyorquina de Villa Villa incluye baile, música en vivo y ovación final cuando todos los integrantes de De La Guarda terminan cantando, tocando tambores y trompetas, como en trance. Por último, el telón que cubre hasta entonces una de las paredes se levanta, mostrando las puertas abiertas a la calle frente a Union Square.

En una ciudad llena de contradicciones respecto de la violencia y represión, sorprende y alegra la crítica unánimemente elogiosa obtenida por Villa Villa: todos coinciden en afirmar que los De La Guarda muestran sin miedo ni timidez cómo los diferentes impulsos humanos (lo chocante, lo violento, lo ritual) pueden salir al exterior sin ser dañinos sino estimulantes y catárticos. Sin duda, los De La Guarda ya han establecido su espacio en la ciudad, mereciendo comparaciones con el Blue Men Group, los Stomp, el Cirque du Soleil y Pina Bausch. Según Time Out, son “la fiesta del año”. Según The Village Voice, son “una provocativa cruza entre Stomp, Peter Pan y Flasdance, que estallará sobre sus cabezas o los llevará a volar por el aire”. Mientras tanto, tres integrantes de De La Guarda (Pichón y Gabriela Valdinú, y Diqui James) charlan con Radar de su experiencia neoyorquina, de sus expectativas y proyectos futuros.

“Teníamos ganas de venir por varias razones, especialmente porque estuvimos recorriendo circuitos de festivales por todo el mundo y queríamos empezar el recorrido menos protegido, más comercial en esta ciudad bestial. La gente que viene a vernos acá es el público común, no el especializado que va a festivales. Y hemos recibido comentarios buenísimos, del público, de la crítica y de otros artistas”, dice Pichón. “A David Byrne lo llevamos a volar por el aire, y la otra noche lo vi a David Copperfield riéndose y aplaudiendo en el show”, acota Gabriela. “Antes de ver Villa Villa, la gente nos pregunta qué onda de show hacemos, y después dicen que nada que ver con nada, que no pueden definirnos. A nosotros nos encanta. Preferimos que vengan sin preconceptos”, dice Diquie. “Es que en Nueva York hay una necesidad absurda de categorizar. Pero nos sorprende lo inocente que es el público. En Europa el público es más fiestero. Acá son más inocentes: exclaman ¡oooh! ¡guauauu! y se quedan con la boca abierta, como chicos.”

Según los De La Guarda, en esta ciudad la mayoría de los shows son demasiado “especulados”: la gente bien sentadita en la butaca, mirando al frente, hacia el escenario, y todo bajo control. Por esa razón, una de las primeras reacciones que generó el éxito de ellos fue el de sabihondos tratando de “entender” y explicar Villa Villa, cuando en realidad es una secuencia de temas distintos, que estimulan de diferentes maneras a los espectadores y generan reacciones físicas y sensoriales. “Queremos romper la barrera de la seguridad del público; lo que más nos interesa es ocupar todo el espacio, no sólo el espacio físico sino también la cabeza de la gente”, dice Diquie. Agrega Pichón: “Nuestro show es violento, te invade, pero de una forma no intimidante sino invitadora. Volamos y armamos las escenas en el aire por encima de la gente, bajamos, nos tiramos encima de ellos, los abrazamos, los miramos. El público se moja con la lluvia en un par de las escenas, en otras tienen que moverse para que los que estamos con arneses podamos correr. No se animan del todo al contacto físico, pero dan tan sólo un pasito para atrás cuando los acosamos”.

En cuanto a los planes para el futuro, dicen: “Si el show prende bien, pensamos contratar gente que nos reemplace, para que Villa Villa no muera, y al mismo tiempo para meter gente nueva en este tipo de espectáculo. Lo que pasa es que venimos trabajando sin parar hace años y eso nos permitiría descansar un poco, para crear otro show ... Y, ya que estamos, ganar algo de plata”, dice Diquie. Por ahora no tienen mucho tiempo para pasear por Nueva York, entre los ensayos, las ocho funciones semanales y las notas periodísticas que les piden. Ya han sido contratados por los productores de Rent, la comedia musical “moderna” que es el suceso teatral de Broadway y están alcanzando lo que pocos: romper las reglas obvias y las encubiertas que abundan en la escena teatral de esta ciudad, sacando de contexto a público y crítica, y logrando algo casi olvidado en Nueva York: sorprender.

Para más información sobre las críticas
internacionales que recibió De La Guarda,
buscar en Internet:
www.delaguarda.com