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Yo me pregunto

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Vale decir

POR UN TUBO
En un brote de súbita preocupación por la salud de los niños españoles, la empresa Lego ha lanzado una campaña para retirar de circulación el “Sonajero Teléfono” que hace un tiempo inundó las jugueterías del mundo. Según el aviso publicado a toda página en El País de Madrid, el juguete había superado “las más exigentes medidas internacionales de seguridad”, pero aun así Lego detectó que “introducido en la boca del bebé en circunstancias excepcionales, podría llegar a obstruirle las vías respiratorias”. Una excusa al menos extraña y por demás sospechosa, proviniendo de una empresa que ha construido su emporio con la venta de pequeños ladrillos plásticos, fácilmente imaginables en la boca de todo niño que sufra angustia oral. Ante la intensidad y la urgencia de la campaña, sólo resta observar detenidamente la foto del producto Lego y especular acerca de los verdaderos usos prohibidos que puede tener el artefacto en cuestión, en manos de los niños del mundo. De los niños y de las niñas. O pensar que el presidente de Lego ha decidido que quiere todos los “Sonajeros Teléfono” para él.

 

REGLA DE 4
El domingo pasado, el suplemento Zona del diario Clarín publicó una extensa nota sobre los accidentes laborales. Según señala en tapa, “en la Argentina hay 300.000 accidentes”, lo que -sumado a la foto de un montacargas muy similar al que cayera hace pocos días cerca de Retiro- otorga un indudable dramatismo al título: “Morir por dos pesos”. Enseguida se aclara que de los 300 mil, “6 mil son graves”, y “mil son mortales”, lo que arroja, según Zona, un saldo de... cuatro trabajadores muertos por día. Sí, cuatro. Veamos: si en un año mueren mil, y un año no bisiesto tiene 365 días, la regla de tres simple arroja un promedio de 2,73 víctimas. Terriblemente humano sería comprender que la gente no muere por partes, y no sería del todo desatinado llevar la cuenta a 3. ¿Habrán pensado en Zona que la noticia perdía gran parte de su dramatismo si de los 300 mil accidentados por año “apenas” tres perdían la vida?

 

Say no more
La salida de El aguante, el nuevo disco de Charly García que debía haber estado a la venta durante los primeros días de junio, se postergó por lo menos hasta fin de mes. Lo único que se sabe por ahora es que saldrá más tarde y sin la versión de “Con su blanca palidez”, del legendario grupo Procol Harum, versión que García grabó y ha venido tocando en sus últimos conciertos. Consultada la editorial Pir Music, propietaria de los derechos en la Argentina, los mismísimos integrantes de Procol Harum habrían negado a García el permiso necesario -a través de la editorial Westminster Music LTD- para que pudiera grabar y editar la canción. Según Sony Music, el sello que editará El aguante, “el argumento esgrimido es que no refleja una traducción textual de la letra. El tema ya está grabado, pero la posición de Pir Music es muy clara y se habla de un juicio por daño moral si llegamos a incluirlo en el disco, así que no va a estar”. El verdadero motivo de la prohibición, según algunos de los rumores que circularon, sería una blanca y radiante referencia a la cocaína en la versión libre de García. Considerando que la canción fue grabada e incluida en discos de gente como Sergio Denis y del inefable dúo Donato & Estéfano, sorprende un poco la peculiar concepción de daño moral que se ha venido manejando. De manera exclusiva, Radar reproduce, para sus lectores la versión que García escribió de “Con su blanca palidez”:
“La luz se va alejando / y el espejo no va a hablar / yo me siento un poco enfermo / él nunca me va a amar / tenía veinte virgencitas / y había una para mí / Cuando iba en otro sueño más / él nunca me iba a hablar / yo estoy igual contento / aunque todo sea un horror / si hasta a veces le hablo al viento / no es ninguna solución / Yo sé que no hay avisos / la verdad es plana, así / pero pierdo tanto tiempo / pienso es bueno, esto es creer / los espejos siguen mudos / y hasta el cielo te dirá / cuando busques algún sueño más / todos comprenderán / Yo soy una cajita / con un polvo ya lo ves / todo parece ir conexo / con su blanca palidez / Yo estoy igual contento / aunque todo sufra en mí / hasta a veces le hablo al viento / debe ser que soy así”.