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La diferencia suena tan capciosa como fundamental. A saber: los primeros músicos a los que trajo, en 1978 y en el Luna Park, fueron John McLaughin y Gilberto Gismonti. Y en 1980 trajo a The Police. Por aquel entonces Daniel Grinbank escuchaba, en su casa, los discos de los músicos a los que traía. Ahora no. Esa es la diferencia, amén del saldo y sus demasiado obvias connotaciones bancarias.
DR. ROCK & MR. POP Dice Grinbank: Es verdad, ya no escucho a todos los que traigo, y escucho a otros que no traigo. A algunos que traigo realmente no los podría escuchar. Un reclamo que, años atrás, cuando las evidencias sonoras no resultaban tan estridentes, alguien ya supo hacerle. La versión siempre anónima y más o menos conocida cuenta que en 1982 Charly García entró hecho una furia a la oficina de Grinbank, su manager por aquellos años, y desplegó su fascinante habilidad para pintar las paredes con aerosol. Dice Grinbank: Yo venía de grabar en Ibiza con Los Abuelos de la Nada y con GIT, y Charly se enfureció porque decía que estaba ocupándome de muchos artistas. Pero fue una furia muy controlada: sólo pintó RocknRoll = $ sobre los afiches de todos los otros artistas de los que yo era manager.
En 1985, Grinbank se retiró. Pero antes y después de su retiro, los escenarios de Buenos Aires se poblaron de solistas y vocalistas que soltaban lapidarias puteadas contra él. Nombres que, por mínima cortesía, mejor evitar. Dice Grinbank: Si me los cruzo, nos saludamos. Dice más: Como manager dependés del artista, y en algún momento te empezás a ocupar de cosas que no te corresponden. Hasta de si tomó o no el desayuno. Lo que pasa es que son todos talentosos, y si no triunfan es porque el manager no los supo manejar.
¿CUAL ES? Hay una pregunta, que hace a la diferencia: ¿cuál es el momento preciso, o el monto exacto con el que se deja de ser un entusiasta que trae a los grupos que le gustan, para convertirse en un empresario cuya mayor preocupación consiste en que Luis Miguel sacie todos sus caprichos antes, durante y después de sus shows? Dice Grinbank: De eso tomé conciencia el día que pensé, pucha (sic), en vez de traer a este tipo que tanto me gusta para hacer un show que no pude disfrutar, porque sólo pensaba en la cantidad de plata que estaba perdiendo, me salía mucho más barato pagarme un pasaje en primera e ir a verlo a Nueva York. Prince, por ejemplo. Un show impecable con el que perdí plata y con el que me puteó todo el mundo, porque pensaban equivocadamente que, como yo no le quise pagar más, tocó sólo cuarenta y cinco minutos. El tipo tocó lo que debía tocar por contrato. Y después no quiso tocar más. Pero nunca me voy a olvidar de la prueba de sonido: dos horas y media tocando porque sí.
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Mi empresa, para permanecer, tiene que producir un 40 por ciento de música latina. Supongo que muchos oyentes de Rock & Pop me deben odiar. A veces Pergolini me dice Che Daniel, qué hacés produciendo a Enrique Iglesias. Y a veces ni siquiera hace falta porque me lo pregunto yo mismo. |
JAQUE MATE En 1995, cuando Independiente y Boca jugaban la final de la Supercopa, Grinbank apostó con Mario Pergolini: el que perdía, debía pagar las entradas de los Rolling Stones para todos los jugadores del otro equipo. Una cifra menor. De chico jugaba al póker, iba al casino y al hipódromo. Pero después me di cuenta de que podía ganar más en esto. Ahora tengo montada una empresa, con personal estable, una estructura de personal y una capacidad ociosa que, si no produzco, me genera pérdida. Por eso empecé a producir shows de gente que no me gustaba, que no escuchaba y que no difundía en mi radio, pero que sí son buenos negocios. Y hay recitales que si bien no dejan ganancia, sirven para cubrir los costos. Por ahí, en un mes no traje a nadie, pero igual perdí. Y una lluvia el fin de semana del recital me puede costar doscientos mil dólares. Pero es imposible saber cuánto perdí, en total.
SE NOS VIENE LA NOCHE A la hora de hacer memoria, de buscar entre las facturas de hotel y las liquidaciones de gastos y despropósitos inauditos que, según el rockero de turno, condicionan un recital; a la hora de satisfacer cierta curiosidad escatológica -¿Michael Jackson recibió niñitos en su suite? ¿Keith Richards conoció la heroína argentina? ¿Madonna pedía sólo toallas blancas y descamisados argentinos? ¿Elton John recorrió la calle Godoy Cruz tras los vidrios de una limusina?-, Grinbank sonríe: Al principio, cuando montaba camarines con videogames y sillones, no podía creer que me pidieran ostras y caviar y tal champagne. Pensaba que estaban locos. Con el tiempo fui perdiendo la posibilidad de pensar en términos de capricho: está lo que figura en el contrato y lo que no. Es una ecuación económica: si la recaudación, más los sponsors, más los derechos para televisión dan lo suficiente, pueden pedir toallas violetas a pintitas y no va a haber problema. Y al final, les terminé aceptando casi cualquier excentricidad: hay que pensar que estos tipos comen doscientas noches por año en un estadio, viajan con sus hijos (que, por supuesto, no pueden salir de noche ni ir a jugar a los flippers a Sacoa), esas cosas. Lo que parece excentricidad, sólo es su ritmo de vida.
LA NOCHE Dice Grinbank: Si bien uno puede admitir que tipos tan talentosos tengan sus mañas, últimamente se ha generado distorsión que engendra una especie de raza superior. Un tipo como Prince tiene muchas menos conexiones a tierra de las que puede tener Bono o Mick Jagger. Michael Jackson tuvo que vender su catálogo y no sé cuántas cosas más para mantener su standard de vida. Creo que eso pasa porque se rodean de un círculo de serviles que, a la corta o a la larga, terminan jodiendo y deteriorando su carrera. Aunque parezca increíble para un tipo que vendió tal cantidad de discos, Prince está muy mal de guita. En Minneapolis tiene montado un estudio de filmación de 50 millones de dólares desde hace cinco años. Pero Minneapolis está la mitad del año bajo la nieve y cuesta una fortuna filmar ahí durante la otra mitad. Y esa tecnología, en cinco años, ya es obsoleta.
DESAFIO ROCK & POP Dice Grinbank, acerca de las refulgentes y extinguidas estrellas que supo traer a estas pampas.
Axl Rose: Estaba muy mal, era un tipo imposible para trabajar porque empezaba los shows tres o cuatro horas tarde, pero acá se portó muy bien. Los Guns eran una auténtica banda de rocknroll.
Paul McCartney: Qué sé yo. Hizo un buen show, tratando de demostrar que había sido la otra mitad creativa de los Beatles, pero se preocupa demasiado por demostrar que es bueno y hombre de familia. Compuso cosas grosas, pero habiendo trabajado con él, me quedó claro que los Beatles fueron los Beatles por Lennon. Sin él, se hubieran parecido más a un grupo con Elton John.
Elton John: Hizo uno de los peores shows de su vida, tan malo que después de Buenos Aires suspendió el resto de la gira.
Madonna: Es la profesional. Nunca me voy a olvidar la prueba de sonido en la que se dio cuenta, a plena luz del día, de que un reflector estaba corrido tres metros. Después, si le gusta tomar champagne Crystal todos los días, y lo puede pagar...
Grinbank también puede. Pero no quiere: Es muy caro: doscientos cincuenta dólares la botella. Prefiero gastar la plata en viajes y en vinos. Siempre me gustó lo mismo. Si a los dieciocho años hubiese podido tomar los vinos que tomo ahora, ir a ver el Mundial y además viajar en primera en lugar de turista, lo hubiese hecho, dice el hombre que mejoró su bodega el día que se le ocurrió dejar de cobrar por palabra la publicidad en la FM, y empezar a facturar por segundo.
PODRIA SER PEOR Dijo Grinbank alguna vez que Marcelo Tinelli le merecía respeto pero Mauro Viale no. Ahora dice: Es una cuestión ideológica. Viale es un facho. Tinelli vende un divertimento que no me parece bobo, que está muy trabajado. En cuanto a Menem, digan lo que digan, lo vi una sola vez en mi vida, cuando lo visitaron los Rolling. Si la teoría de que el tiempo es relativo resultase cierta, y Grinbank Hoy se encontrase con Daniel De Hace Diez Años, no existirían muchos motivos por los que sentir vergüenza. Uno: No hubiese tenido una participación tan activa pro Angeloz y anti Menem en la campaña en 1989. Realmente pensé que Menem era una mano mucho más López Rega de lo que fue. Por eso creo que no es tan malo, después de todo. Podría ser peor. Podría ser Duhalde.
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Cuando me enteré de que iba a aparecer en Peperina, propuse poner guita para que me interpretara Daniel Day Lewis, pero sabía que por el resentimiento que me tenían probablemente pusieran a Tincho Zabala. ¿Pero cómo me voy a sentir agredido por esa película? Los agredidos fueron ellos.
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EL ROBO DEL SIGLO Dice Grinbank: Vamos a empezar a hacer raves, intensamente. Y, sin demasiado esfuerzo, se puede registrar un inconfundible malestar entre los cultores de las raves, que encontraban en esas fiestas una suerte de inquietante celebración cuasi religiosa para iniciados, y que ahora se encuentran frente a la embestida profesional de un productor que supo empezar como disc-jockey, y que ahora organizará raves hasta el hartazgo, hasta que los números dejen de cerrar, y después adieu mon rave. Grinbank, el ex DJ, ecualiza una risa y dice: Tienen razón. Es la misma sensación de pertenencia que se viola cuando una banda tiene éxito y empiezan a decir que ahora lo escuchan todos, pero ellos se acuerdan cuando eran quince en un bar. Pero lo cierto es que las raves están de moda.
YO, ARGENTINA Dice Grinbank: La bailanta, el nuevo folklore, Soledad y el reverdecer de los cantautores (sic) son fenómenos de abajo. No son esos productos que a veces inventamos los productores. Todos los proyectos que copiaron a las Spice Girls fracasaron, mientras una mina de interior revolea el poncho y mete cuatro mil personas en pueblos de cinco mil habitantes. El éxito está en tratar de entender la mayor cantidad de fenómenos posibles. Pero el éxito no se subsidia. Me parece una aberración este resurgimiento industrial del cine argentino. El Instituto no puede solventar películas para que directores y actores ganen 40 o 50 mil dólares y después despotriquen porque los docentes ganan 400 pesos.
YO, ARGENTINO No hace falta demasiado esfuerzo, ni demasiados discos, y casi ningún video, para ver a Luis Miguel como uno de los síntomas más claros y mejor producidos de que el mundo marcha indefectiblemente hacia esa zona oscura que bien podría llamarse carajo. Para Grinbank no: Creo que yo no me bancaba ser el productor de Luis Miguel y por eso tuvimos problemas. Pero hoy no tendría problema en producir a las Spice Girls. No las pasamos en Rock & Pop, pero no hay que ser como los ortodoxos de la música clásica. Eso sí, me preocuparía para que no viniesen con malas luces y mal sonido. Ahí está el límite: no produciría playback, por ejemplo. Mi empresa, para permanecer, tiene que producir un 40 por ciento de música latina. Entonces lo tomo como una forma de generar opciones. Supongo que muchos oyentes de Rock & Pop me deben odiar. Y es cierto que a veces Pergolini o más de uno en la radio me dice Che Daniel, qué hacés produciendo a Enrique Iglesias. Y a veces ni siquiera hace falta porque me lo pregunto yo mismo.
Pero no se contesta.
RANKING ROCK & POP Dice Grinbank: El rock es, fue y será un circo. Tuvo arte, tuvo mística, tuvo negocio y siempre tendrá circo. Ahora se profesionalizó, y por eso se perdió algo de mística: yo no estuve en el primer Woodstock, pero hoy no engañás a nadie diciendo que las 250 mil personas escucharon música: con la precaria tecnología que había entoncesera imposible. Lo que cambió es la manera de montar el circo. Hoy están las Spice Girls, y en los 60 estaban los Monkees. Y del circo no me quedan muchos por traer. Me gustaría Elvis Costello, Neil Young y Leonard Cohen, pero no hace shows. Y Pink Floyd que, desde ya, no van a hacer el recital en el Valle de la Luna, como escuché por ahí. Ni deben saber qué es el Valle de la Luna. Eso es tan mítico como el recital de los Stones en la Isla de Pascua. En algún momento de ácido, Syd Barret debe haber murmurado Valle de la Luna, como pudo haber dicho Riachuelo. Pero todos terminan tocando en estadios. Y ninguno de los grandes de la música es imposible: en el espectáculo, cuanto más se sube, más amplio es el mundo. Mientras tengas la plata, podés acceder a lo que quieras.
GUARDIAS, A MI Inquietantes pruebas a la vista: un incesante desfile de estrellas de rock que nunca demostraron ser lo suficientemente inteligentes como para justificar muecas de ironía. Con la camiseta de la selección argentina de fútbol, al grito de Mara-dona, Ar-yen-tina, El pueblou venceray, arengando a uno, dos o tres estadios llenos de argentinos que deliran. Me hincha las bolas esa necesidad que tienen de agradar, como en su momento cada uno que venía iba a escuchar y cantar tango. Pero en el fondo no es demasiado efectivo. Si no, pregúntenle a Meredith Brooks.
MALAS COMPAÑIAS Dice Grinbank: Roxette es un buen ejemplo de lo que está pasando con las estrellas: tienen un excelente primer disco pop, pero después cayeron en este cortoplacismo de grabar en castellano. Hay otros que sólo tienen un buen tema, y otros ninguno. También es cierto que, con la guita que ganan con ese primer disco exitoso, se achanchan. Ahí aparece esta ola de regresos y reuniones de grupos que sí tienen trayectoria. Además, el movimiento Seattle impuso de nuevo a la heroína como droga, que es mucho más fulminante que otras. Y la droga ya no viene como antes.
ANIMAL DE RADIO Después de los aerosoles, Grinbank siguió siendo el manager de García hasta 1985. Siete años después, en 1992, la vuelta de Serú Girán degeneró en un juicio por la propiedad del nombre del grupo. Entonces Grinbank -no exactamente Grinbank, pero sí una suerte de personificación algo ridícula de él, como manager coquero a cargo del inefable Henry Zakka- se ganó un lugar en Peperina, el aberrante intento de Raúl de la Torre por calcar la historia y trazar el regreso de Serú Girán en 1992: Cuando me enteré de que iba a aparecer en la película, yo propuse poner guita para que me interpretara Daniel Day Lewis, pero sabía que por el resentimiento que me tenían probablemente pusieran a Tincho Zabala. La película no la vi hasta el año pasado. Es una porquería, para cagarse de risa. ¿Cómo me voy a sentir agredido por esa película? Los agredidos fueron ellos.
El año pasado Charly García llegó a Rock & Pop para tocar. Grinbank no estaba en la Argentina, pero su socio sí. Y García tocó.
En algún momento fue súpergroso. Charly es un tipo que sufre haber nacido en el culo del mundo. Dentro de su lucidez, sabe que tendría un reconocimiento mundial. Su vida social es anecdótica. No es un profesional, siempre rompió teclados y guitarras, sólo que ahora lo descubren. Es un grande que se cagó hasta en los códigos del rock. Me acuerdo del tiempo que le llevó que la gente aceptara Clics Modernos. Y hoy carga con muchas secuelas de guerra. Cuando camina lo vemos trastabillar todo el tiempo. Deberíamos preguntarnos por qué trastabilla.
EL NOVIO DEL ATOMO Dice Grinbank: Primero se pensó que Bob Dylan cerrara los recitales al aire libre de la Municipalidad, pero no le daban las fechas. Los Rolling Stones venían muy bien, pero había que vender plateas.Y en Brasil el fenómeno Stones no es tan fuerte, así que había que agregar algo. Ahí volvió a surgir lo de Dylan. Había resquemores y hasta último momento nadie sabía si iban a tocar algo juntos. Una hora antes del show, después de la pelea entre managers por que Dylan no usase la pantalla gigante de los Stones, Ron Wood y Keith Richards fueron al camarín y lo invitaron a tocar con ellos. El show al aire libre se suspendió porque el manager pidió más plata de la convenida, y la Municipalidad no manejaba ese presupuesto. Con respecto al famoso viaje de Dylan en taxi desde Ezeiza hasta el hotel: eso es algo que siempre hizo. Cuando estuvo acá, desaparecía y nadie sabía dónde estaba. Cuando tocó en Obras, se bajaba de la camioneta cuatro cuadras antes, se ponía la capucha del buzo, e iba caminando hasta el estadio. Cuando hizo el show en Uruguay, todos fueron en avión menos él, que cruzó en el ferry. Dylan hace lo que quiere.
BUENOS AIRES, DIVINA COMEDIA Dice Grinbank: Para traer al circo, seguimos siendo el culo del mundo. Yo tengo muy claro que soy el mejor de Santiago del Estero: en el mundo no existo. La mayoría, si no todos los tipos grosos que vienen, pasan por Brasil. Si no hay Brasil, no hay Argentina.
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