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Nunca fue lo que se dice un artista convencional a la hora de elegir sus materiales. Cuando empezó, en los tramos finales de la década del 50, trabajaba con alambres de acero inoxidable, además de las más tradicionales arcilla, cerámica, metal y madera. No mucho después lo haría con la escritura. Alfabetos reales e inventados. Grafías de todo tipo y tamaño. Puede convenirse que las palabras son un material frecuente para los artistas plásticos. Es común encontrar escritos en los cuadros o en las esculturas. Pero no así. En el caso de León Ferrari es mucho más que una alianza circunstancial con la gráfica. La letra dio lugar a toda una línea de trabajo de este artista plástico, desde 1962 hasta el presente, a punto tal que hoy merece una retrospectiva que, sugestivamente, revela también las otras direcciones y preocupaciones del trabajo de Ferrari, como su obsesión por la iconografía religiosa, especialmente la católica. Las palabras que reformula Ferrari pueden venir de lo divino (el Antiguo Testamento, el Nuevo y también las versiones apócrifas, como su peculiar visión del Diluvio), de lo poético (Borges y Breton sobre el cuerpo de unas esculturas que provocarían la atención del Peter Greenaway de Escrito en el cuerpo) o de lo periodístico. Volcada en forma manuscrita, dice el artista, equivalen a plasmar en un cuadro o una escultura el efecto de la lectura en voz alta. O sea, la interpretación de un texto. También utiliza el lenguaje Braille, inscribiendo mensajes paradójicos, cáusticos, sobre noticias. Por ejemplo, en la que anunciaba Los talibanes enterraron viva a una pareja de amantes (titular de un diario), el mensaje en Braille comenta: Cuando se sorprendiere alguno echado con mujer casada, entrambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer y la mujer (Deuteronomio 22).
COMO LEER UN CUADRO Ferrari utiliza expresiones como escritura abstracta y dibujo escrito para referirse a estas obras en las que utilizó la palabra. En principio lo que yo hacía era una escritura deformada, o directamente signos de alfabetos inventados. Era una palabra incomprensible. Bajo esa forma escribí una serie de dibujos que titulé Carta a un general, y fue la primera vez que introduje el elemento político y conceptual en mi arte. Pero ya en 1964 me puse a hacer escritura normal, en el sentido de comprensible. Uno puede leer el texto, pero además es un dibujo. Yo digo que escribo cosas que la palabra no puede expresar y que expreso cosas con las palabras que en otra forma no podría transmitir. Lo políticoreligioso estuvo siempre, afirma Ferrari cuando se le señalan unos collages donde reescribe textos de la Biblia. Me interesa ver la correspondencia que hay entre la crueldad bíblica y la crueldad contemporánea. Por eso he trabajado tanto el tema de los exterminios en la Biblia. CAMBIANDO EL MUNDO Los trabajos con la escritura sufrieron muchos años de interrupción. En esos años pasaron muchas cosas en la vida de este artista que tiene 77 años y una relación estrecha con el arte vanguardista y también con los acontecimientos políticos. En 1965 hubo una muestra colectiva en el Di Tella y León Ferrari presentó varios trabajos en torno a la guerra de Vietnam. Dejé la línea abstracta y las escrituras para hacer un arte político en forma directa. Una de esas obras fue rechazada en el Di Tella: era un Cristo de santería crucificado sobre un bombardero norteamericano. La obra se titulaba La Civilización Occidental y Cristiana. Estuvo dos días y luego la levantaron. Romero Brest dijo que ofendía los sentimientos religiosos de la gente que trabajaba en el Instituto. Yo reconozco que era muy fuerte. También creo que podía haber quedado, pero en fin. Lo cierto es que después de ese episodio prácticamente dejé de hacer arte hasta 1975, aunque participé en la organización de varias muestras. Efectivamente, Ferrari estuvo en las muestras colectivas Homenaje al Vietnam (1966), Tucumán Arde (1968), Malvenido Rockefeller (1969). En 1976, con el golpe militar, se exilió en San Pablo, y recién volvió a residir en Buenos Aires en 1991. ECOLOGICO DE VERDAD En 1996, en la exposición ECO: La última Palabra, dedicada a exaltar la ecología, Ferrari acompañó su obra El Diluvio (un texto que explica cómo hacer una instalación, en vez de presentarla) con una aclaración que, más allá de la humorada, habla a las claras de la política implícita en un arte básicamente barato, como es el arte de palabras: A los efectos de no dilapidar óleos, acrílicos, yeso, telgopor y poxilina, que tanto necesitan los colegas artistas, las obras que integran esta exegesis ecológica de la Biblia en esta muestra ecológica son también ecológicas. Es decir, renuncian en lo posible a la materia: son cuadros, esculturas, instalaciones, hechas sólo con palabras: el recurso más fácil de renovar. En estos años Ferrari se dedicó a estampar poemas de Borges en Braille sobre cuerpos desnudos de Man Ray, a polemizar con el Apocalipsis y el Juicio Final y, en fin, a indagar en una estética que, según se recorre la retrospectiva dedicada a sus trabajos de escritura, transmite una respiración tranquila, una serenidad muy alejada de la exasperación que podía provocarle Vietnam hace tantos años. Pero no deja de ser una serenidad combativa. Un arte que es político porque permite reflexionar. (Escrituras 1962-1998 de León Ferrari se exhibe en Filo-Espacio de Arte
, Correo electrónico de León Ferrari: lferrari@anice.net.ar
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