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Lejos de un París que en marzo y abril del 68 había vivido encontronazos entre estudiantes y policías por la guerra de Vietnam, la chispa que encendió el primer fuego fue una universidad de provincia: Nanterre. Reclamos de los estudiantes exigieron que no se dividiesen por sexo los edificios dormitorios de las facultades, y cuestionaron el autoritarismo y la vacuidad pedagógica. En Nanterre surgió el Movimiento 22 de Marzo, protagonista central de la historia, a partir de una asamblea que se realizó ese día y en la cual los alumnos exigieron la liberación de algunos compañeros detenidos por trifulcas anteriores. Los 500 asistentes esa tarde discutieron cuatro puntos: 1) situación del capitalismo y las luchas obreras, 2) la necesidad de una universidad crítica, 3) la lucha antiimperialista en Vietnam, 4) las resistencias estudiantiles y obreras en los países stalinistas del Este. El acto concluyó con la ocupación del edificio, del que fueron desalojados días después cuando la universidad se cerró por decisión de sus autoridades. Reabierta, renació el conflicto, esta vez en defensa de los estudiantes represaliados por duros expedientes.
El 3 de mayo una delegación del recién gestado 22 de Marzo, con Cohn Bendit a la cabeza y cantando La Internacional, se hizo presente en la Sorbonne para un acto convocado en solidaridad con los estudiantes de Nanterre. Por la noche merodearon la zona grupos civiles fascistas de Occident. La policía especial de París -los CRS- terminó invadiendo y ocupando el recinto universitario. Primer enfrentamiento con los estudiantes en los alrededores de la universidad y en todo el Barrio Latino y aparición de las barricadas. 600 detenidos, entre ellos Cohn Bendit. Fotos catástrofe de los diarios sobre la larga pelea nocturna. Al día siguiente la universidad llamó a la huelga general y se constituyó un Comité de Coordinación del Movimiento, donde participaron también algunas agrupaciones de la izquierda estudiantil revolucionaria y anarquistas independientes.
El 6, con la universidad ocupada por los alumnos, se repitió la furia de las barricadas en el Quartier. El 7 una primera gran manifestación de 30.000 estudiantes recorrió París hasta el Arco de Triunfo. El 10 se produjo otra larga y cruenta batalla con la policía y las barricadas fueron extendiendo su radio de acción: 580 detenidos, 370 heridos (de los cuales 250 eran policías), 190 coches destruidos. El 11 el sindicalismo francés, pese a la renuencia del Partido Comunista, anunció un paro general para el 13, en tanto comenzaban las primeras ocupaciones de fábricas a cargo del proletariado más joven. Las burocracias gremiales comunistas resultaron desbordadas por sus bases.
El 15 de mayo los estudiantes ocuparon el teatro Odeón, que funcionaría como foro permanente durante 24 horas por día, con plateas llenas y escenario habilitado para cualquier orador intelectual, universitario y obrero que pretendiese ocuparlo. Las corrientes políticas estudiantiles -a excepción del vacilante y confundido maoísmo, que veía en lo que sucedía una fiebre pequeñoburguesa distorsionadora- hacía días que acompañaban al 22 de Marzo. La Renault entró en huelga. Para el 17 se habían generalizado las ocupaciones de fábricas, hacia donde marcharon ininterrumpidamente delegaciones y manifestaciones estudiantiles, varias de ellas rechazadas luego por los propios obreros.
El día 20 Sartre habló en la Sorbonne ocupada, ante 1500 alumnos, mientras columnas de estudiantes recorrían diariamente la ciudad. Cohn Bendit, que regresaba de un viaje relámpago a Alemania, fue retenido en la frontera y se le prohibió la residencia en Francia. París estaba virtualmente ocupada por piquetes estudiantiles que abrían debates en las esquinas, para discutir con espontáneos grupos de gente. La huelga se fue extendiendo hasta que abarcó la casi totalidad de las fuerzas de trabajo. El 23 de mayo estalló otra larguísima noche de barricadas en el Barrio Latino que, como las anteriores, recién concluyó con las primeras luces del amanecer. Ese día el Partido Comunista denunció duramente la contrarrevolución de los estudiantes.
El 24 fue la inmensa noche insurreccional en París. Las barricadas se desplegaron no sólo en el Quartier, sino en distintos sitios de la ciudad donde se habían multiplicado los espacios estratégicos de agitación y lucha contra las fuerzas del orden. Ardió la Bolsa, hubo 800 detenciones. Francia estaba paralizada. Los partidos de izquierda radicalizados y los comités de jóvenes obreros conjeturaban o directamente llamaban a la toma del poder. El presidente De Gaulle, que regresaba de una visita a Rumania, y el gobierno en su conjunto parecían carecer de una respuesta adecuada frente al reclamo de las fuerzas armadas, decididas a intervenir en la represión para detener el caos. Una proclama del Comité de Acción planteó esa noche: De ahora en adelante, las masas no necesitan autorización alguna para expresar su voluntad de poder. ¿El Poder? Ha perdido sus universidades, esas fábricas de ideas falaces y de cuadros docentes opresores. Ha perdido sus fábricas, el control de la actividad económica, su riqueza. El poder lo ha perdido todo, sólo le queda el poder. ¡Hay que tomarlo!. En otro párrafo: De Gaulle pretende prohibir la residencia de uno de nuestros camaradas. Si Cohn Bendit es extranjero, todos somos extranjeros. ¡Abajo las fronteras!.
El 25, el primer ministro Pompidou habló a la sociedad francesa, advirtiéndole el peligro: El país se encuentra al borde de una guerra civil ya desatada. La izquierda socialdemócrata, con Mendés France y François Mitterrand a la cabeza, presionó al Estado gaullista por un recambio en la administración como salida de emergencia: gobierno unitario de las izquierdas. El Partido Comunista se negó a participar. El 29 el general De Gaulle desapareció por un largo día de incertidumbre donde Francia ya era un país sin mando. Se ignoraba su paradero. Luego se supo que estuvo en Baden con el Estado Mayor Conjunto de las tres armas. Retornó a las 24 horas para hablar por televisión en cadena nacional. Pidió el apoyo de la sociedad, disolvió la Asamblea, convocó a una gran manifestación en las calles de respaldo a la Quinta República y anunció próximas elecciones legislativas para decidir por una nueva Asamblea. El 30 una multitudinaria manifestación gaullista ocupó las calles de París. El Partido Comunista aceptó ir a las elecciones convocadas, el gobierno habilitó aumentos salariales parciales, y el sindicalismo comunista y socialista aceptó las negociaciones levantando todos los paros. Días más tarde el gaullismo triunfó rotundamente en los comicios.
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