El anuncio típico de la PDFA es la imagen de un huevo con cáscara y un rótulo en que se lee: “Tu cerebro”. En la siguiente imagen aparece un huevo frito en una sartén y el rótulo dice: “Tu cerebro drogado”. Le sigue la frase: “¿Alguna pregunta?” A decir verdad, sí. En primer lugar: ¿qué tiene que ver con mi cerebro el huevo de la sartén? Y lo que es todavía más importante, si cabe: ¿por qué razón las industrias del alcohol, del tabaco y de los fármacos, que producen artículos que crean daños físicos cerebrales, invierten tanto dinero deducible de impuestos en anuncios que engañan y hacen creer al público que la cannabis afecta al cerebro?

La marihuana también se utiliza para distraer a los ciudadanos de las verdaderas cuestiones que atañen a la seguridad pública. Pensemos, por ejemplo, en los 15 muertos y los 176 heridos del accidente ferroviario de la Amtrak (empresa de ferrocarriles norteamericanos) de 1987. Al menos dos fallas mecánicas decisivas fueron las principales responsables del descarrilamiento (el pitido de advertencia estaba desconectado y en el panel de mandos de la locomotora faltaba una luz de señales): tanto uno como otro podrían haber provocado por sí mismos la tragedia. Pero prácticamente antes de que los cadáveres fueran recuperados de entre los hierros retorcidos, un macabro grupo de publicistas anunció con bombos y platillos que el accidente se debía a la marihuana.

El Journey of the American Medical Association lo dice enfáticamente: “Una de las grandes ventajas de la marihuana como medicamento reside en su relativa seguridad. No se conoce ningún caso de sobredosis letal. Es mucho menos adictiva y está mucho menos sujeta a abusos que muchas drogas que se emplean como relajantes musculares o analgésicos. La ostensible indiferencia de los médicos no puede seguir sirviendo de pretexto para mantener este medicamento en las sombras”.

Receta para preparar una tarta de cáñamo, chocolate y almendras: batir media taza de manteca o margarina incorporando 6 yemas, de una en una. Añadir 1 taza de virutas de chocolate fundidas, una y media tazas de almendras molidas (aproximadamente 450 grs) y media taza de harina de semillas de cáñamo. Montar 6 claras a punto de nieve e incorporarlas a la mezcla. Vertir en dos moldes redondos de 20 a 25 cm de diámetro. Hornear 10 minutos a fuego alto, luego bajarlo a medio durante 20 minutos más. Dejarlo enfriar antes de comer. Salen 12 a 16 porciones.