El inconsciente colectivo argentino le atribuye a León Gieco las virtudes que buena parte de los políticos quisieran transmitir a la sociedad: coherencia y honestidad probadas a lo largo de muchos años, astucia para olfatear los tiempos, humildad y ubicuidad en el trato con la gente, reconocimiento de sus méritos en el exterior. La traducción que de esto hacen los más jóvenes de su público es mucho más sencilla y no menos valedera: "León es de verdad", definen. Disciplina por disciplina, rubro por rubro, profesión por profesión, es difícil encontrar alguien que tenga tanto consenso en la Argentina. La unanimidad es un imposible, y a veces en peligrosa, pero León la roza. Lo notable de este proceso, que es un proceso de construcción de imagen que lleva casi 25 años, es que ha ido aconteciendo naturalmente, sin esfuerzos especiales, sin asesores de imagen, sin jefes de prensa, sin un marketing previo. León es hoy la proyección de aquel trabajador que arribó a Buenos Aires desde el interior profundo de la Argentina, a principios de los '70, dispuesto a dar batallas por sus sueños y utopías. Las dió en todos los terrenos, y en circunstancias muy cambiantes, tratando de meterles ideas a las canciones, ganas a la gente, y algo más de tres tonos a las melodías. La imagen de León, ese concepto de bonhomía que su sola presencia genera, será, alguna vez, un plus de época a una obra que lo superará. León tendrá el privilegio que alguna vez reclamó Atahualpa Yupanqui, que lo consiguió: sus canciones se tornarán anónimas. Serán silbadas por calles que él nunca caminó, cantadas por gentes que ignorarán el nombre del autor, repetidas de boca en boca por su valor intrínseco, apartadas ya del contexto. Esta colección de 5 compacts, en que flotan todas estas sensaciones, tiene un valor histórico especial: representa la apertura de sus archivos secretos. Aquí hay versiones que ni él mismo soñaba con ofrecer alguna vez al público, instantáneas de momentos que fueron, que no se repetirán, y que ni siquiera se soñaban eternos. Escuchar el todo permite reconocer sabiduría a aquella definición popular que afirma "Dime con quién andas y te diré quién eres". Prepárese para la aventura: León es un viaje de ida y vuelta, ya se sabe. En este viaje nunca estuvo, ni está, ni estará solo.