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SUAREZ MASON FUE A QUEJARSE A ARGENTINOS JRS. Y TERMINO ESCRACHADO
Ni en el club de sus amores

Anoche, la comisión directiva expulsó del club al torturador. “Pajarito” había ido a quejarse, pero HIJOS, vecinos del barrio y socios lo escracharon y tuvo que escaparse por atrás.

Pajarito Suárez Mason era socio honorario de Argentinos Jrs.
La comisión lo echó del club por su pasado de torturador.

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Por Irina Hauser

t.gif (67 bytes) Llegó solo, con paso lento, mirada esquiva y vestido con una remera a rayas. Las puertas del club Argentinos Juniors se abrieron ayer a sus pies como si nada. Como si no se llamara Carlos Guillermo Suárez Mason. Pasear su alma genocida era para él habitual en la institución que lo albergó como socio activo. Iba a pedir clemencia al presidente del polideportivo. No tardó en quedar cercado por un grupo de socios y militantes de la agrupación HIJOS que reclamaban su inmediata expulsión al grito de “asesino”. Finalmente, a la medianoche, Pajarito perdió su condición de socio por una decisión unánime que tomó la comisión directiva que, además, quedó facultada para quitarle todos los cargos honorarios que le hubiesen concedido a la largo de su pasaje por el club.
La comisión directiva había convocado para la tarde una reunión en la que decidiría si expulsar o no a Pajarito del padrón de socios. Por eso, el militar indultado llegó anticipadamente para pedir explicaciones a Oscar Giménez, el presidente reelecto del club. Pudo entrar y fue recibido.
El escenario deportivo revivía así los recuerdos escalofriantes de los años de plomo. En realidad, esos vestigios surcan la sede del club “Argentinos” y las tribunas de su estadio cada vez que Suárez Mason aprovecha éste, uno de los escasos núcleos sociales que le quedan.
Allí el ex jefe del Primer Cuerpo de Ejército también habría sido arquero de las divisiones inferiores y se convirtió en socio activo el 5 de septiembre de 1977, una condición que lo acompaña hasta la actualidad y que ayer se encargó, sorpresivamente, de ir a defender en persona.
Sin embargo, allí, en su reducto de La Paternal donde nunca paga entrada, ayer un grupo de socios e integrantes de HIJOS hizo saber que no quiere tenerlo cerca. Lo “escracharon” con la intención de no dejarlo salir hasta que se firmara su sentencia de expulsión del club. Le gritaban “asesino” todas las veces posibles. “¿Y ahora, por dónde vas a salir?”, lo provocaban. Cerca de las diez de la noche se rumoreaba que había escapado por alguna ventana, ayudado por una extensa escalera y por efectivos de la comisaría 39ª.
La histórica influencia económica que Guillermo Suárez –como se hace llamar en el club para pasar inadvertido obviando su primer nombre y su segundo apellido– ejerció en Argentinos Juniors se remonta a plena dictadura, a 1977, tiempos en que su hijo Marcos seguía sus pasos en las divisiones inferiores. En su libro Donde manda la patota, barrabravas, poder y política (Editorial Agora), el periodista Gustavo Veiga revela escenas de aquel entonces: “El general y su séquito estaban allí. Todos vestían de civil. Buscaban a las autoridades de Argentinos Juniors. Desde aquel día, el hombre calvo que sería acusado de 635 delitos por su responsabilidad durante la represión ilegal, influyó en varios aspectos fundamentales de la vida institucional y deportiva de su club. Carlos Guillermo Suárez Mason se convirtió en el padrino político que faltaba, en la persona ‘que abría puertas y conseguía cosas’. A través de empresas que él controlaba o de bancos donde poseía aceitados contactos, el militar indultado por el gobierno de Carlos Saúl Menem contribuyó con dinero fresco a oxigenar las circunstancias terroríficas en que se encontraba la entidad de La Paternal”.
Así, los tiempos en que manejaba la petrolera YPF y la compañía de aviación Austral le permitían al torturador hacer milagros (tales como que Diego Armando Maradona permaneciera en el club de La Paternal hasta 1980) con plata de los ciudadanos sobre una entidad que hoy atraviesa penurias.
Esos recuerdos sobre “la ayuda” que Suárez Mason prestó alguna vez dividían ayer las posiciones entre distintos miembros de la dirección del club.
Giménez –aunque en su lista para la presidencia estuvo acompañado por personajes que solieron apoyar al militar– ya había anunciado que estabatomada la decisión de echar al represor “porque –argumentó– fue un personaje oscuro de la historia Argentina por su participación en la dictadura y ahora comprometido en el robo de bebés durante ese período, y no lo queremos en el club”. Lo cierto, también, es que la idea de la expulsión cobró vigor después de que Página/12, a través de una nota de Veiga, revelara su carácter de socio honorario y algunos de sus parentescos entrecruzados con la entidad deportiva. Su cuñado, Félix Alejandro Alais, un ex integrante de la Triple A, es dueño de la empresa que custodia el polideportivo.
Anoche, la comisión directiva de Argentinos Juniors echó a Pajarito. Ya no le queda ni el club de sus amores.

 


 

Menem prometió que esta vez no habrá re-indulto

Ante los corresponsales extranjeros, el Presidente aclaró que no indultará a los militares culpables por la apropiación de los hijos de desaparecidos. “El militar que se inquiete se tendrá que ir”, aclaró.

El juez Alejandro Sánchez Freytes, al salir de la casa de Nicolaides.
Constató el estado de salud del general retirado.

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Por Adriana Meyer

t.gif (862 bytes) El presidente Carlos Menem descartó la posibilidad de dictar un nuevo indulto en favor de los militares involucrados en causas judiciales por la apropiación de bebés nacidos en cautiverio. Durante una conferencia de prensa con corresponsales extranjeros que se realizó el miércoles en la Casa Rosada, Menem fue consultado sobre el humor que las detenciones de estos uniformados pueden generar dentro de las Fuerzas Armadas. El mandatario afirmó que “mientras la Justicia actúa correctamente no veo la posibilidad de que haya inquietud militar”, pero agregó que “el militar que se inquiete, se tendrá que ir”. Tienen motivos para preocuparse porque no habrá más posibilidades de ser perdonados por las leyes de impunidad que les devolvió la libertad hace una década.
“Yo dicté oportunamente los indultos. Ahora el Poder Judicial está investigando otros temas que no han sido materia del indulto y serán los jueces –en definitiva– los que resuelvan”, expresó Menem. Esos “otros temas” tampoco fueron nunca juzgados.
Durante la década del 80 se desarrollaron los juicios contra los militares que gobernaron el país entre 1976 y 1983, además del histórico proceso que llevó adelante la Cámara Federal en 1985, que condenó y destituyó a los principales jefes de la represión ilegal. Las leyes de impunidad dictadas por los presidentes Raúl Alfonsín y Carlos Menem impidieron que la acción de la Justicia alcanzara a la mayoría de los involucrados en gravísimas violaciones a los derechos humanos.
La confesión del ex marino Adolfo Scilingo y la “autocrítica” del jefe del Ejército, general Martín Balza, marcaron una nueva etapa. Así como en el período anterior habían tenido protagonismo los relatos de los sobrevivientes de los campos de concentración (en donde los militares torturaron e hicieron desaparecer a más de 30 mil personas, algunas de ellas extranjeras), a partir de esos dos hechos empezaron a “confesar” sus delitos otros militares que habían participado del terrorismo de Estado. Y en los últimos dos años tomaron impulso las causas que investigan la apropiación de los hijos de los desaparecidos y el robo de sus bienes. La agrupación Abuelas de Plaza de Mayo nunca había dejado de impulsar los procesos que apuntan a la restitución de sus nietos, pero recientemente han incorporado la teoría de la autoría mediata, por la cual los máximos jefes militares también pueden ser enjuiciados.
ron2.gif (93 bytes)  Jorge Videla: en junio pasado, el juez federal de San Isidro, Roberto Marquevich, encarceló al ex presidente de facto por considerarlo autor mediato de la apropiación de 5 menores, hijos de cuatro desaparecidas. La causa pasó al juez Adolfo Bagnasco por decisión de la Cámara Federal de San Martín, pero Videla permanece detenido, aunque goza del beneficio del arresto domiciliario por tener más de 70 años. Había sido indultado por Carlos Menem en 1990.
ron2.gif (93 bytes)  Emilio Massera: el 3 de diciembre la jueza federal María Servini de Cubría ordenó la detención del ex jefe de la Armada y lo procesó como partícipe necesario de los delitos de sustracción de menor, supresión de estado civil y falsedad ideológica de documento público, en el caso del hijo de Cecilia Viñas y Hugo Penino, ambos desaparecidos. Massera pasó unos días preso, pero la jueza decidió que podía continuar el arresto en su departamento de la avenida Libertador. También fue indultado en 1990.
ron2.gif (93 bytes)  Jefes de la ESMA: durante todo el mes pasado, Bagnasco indagó a los imputados en la causa por la sustracción sistemática de menores, iniciada por seis Abuelas de Plaza de Mayo y ordenó la detención de siete de ellos, hasta que resuelva (posiblemente en febrero) su situación procesal. Los ex jefes del centro clandestino que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada Antonio Vañek y José Suppicich, y el ex jefe de la Armada, Rubén Franco, cumplen arresto domiciliario. El prefecto Héctor Febres –señalado como quien se llevaba los bebés que nacieron en la ESMA– está preso en la sede central de la Prefectura, mientras que el ex jefe de Inteligencia deGrupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA, Jorge “Tigre” Acosta permanece detenido en la Unidad de Gendarmería de Campo de Mayo, después de haber estado prófugo quince días. Vañek había sido indultado por Menem, Suppicich fue desprocesado por la Corte Suprema, Franco se benefició con la Ley de Punto Final, y Febres con la Obediencia Debida, al igual que Acosta.
u Galtieri, Nicolaides y Lambruschini: el ex presidente de facto, el ex jefe del Ejército y de la Armada respectivamente fueron beneficiados por el indulto menemista, y son los próximos que citará Bagnasco.

 



BIGNONE, DESPUES DEL 20
Bagnasco visita Córdoba

t.gif (862 bytes) El juez federal Adolfo Bagnasco viajará el miércoles próximo a Córdoba para tomarle declaración indagatoria al último jefe del Ejército durante la dictadura, Cristino Nicolaides, debido a su mal estado de salud. El general retirado está imputado en la causa que investiga la sustracción sistemática de los hijos de los desaparecidos y faltó en dos oportunidades a las citaciones judiciales, aduciendo que tiene un “cuadro clínico severo” y anginas de pecho. Por otra parte, el ex presidente de facto Reynaldo Bignone logró postergar una vez más su presentación en este proceso, prevista para el lunes próximo.
Bignone sería interrogado después del 20 de enero, porque el lunes 11 su abogado, el ex ministro de Justicia de la dictadura Lucas Lennon, se encontrará a más de mil kilómetros del juzgado, por motivos personales. Su primera comparecencia debió producirse el 23 de diciembre, pero recusó a Bagnasco y planteó la nulidad del llamado a indagatoria. El magistrado rechazó la presentación y entendió que se podía seguir adelante con el proceso, hasta que la Cámara Federal tome su resolución. El militar será indagado por el dictado de la denominada “Ley de Pacificación Nacional” –luego derogada– por la que se amnistió a quienes habían cometido delitos durante el gobierno de facto.
El juez federal de Córdoba, Alejandro Sánchez Freytes, le notificó ayer a Nicolaides en su domicilio del barrio Cerro de las Rosas, que debe designar abogado defensor en las próximas 24 horas, para que comience a analizar la prueba que hay en su contra y el trámite de la indagatoria sea más expeditivo. Si no lo hace, se desempeñará un defensor oficial, que puede ser reemplazado cuando el acusado lo decida. Según Sánchez Freytes, el general estaba en cama y lo encontró “anímicamente en buen estado”. El magistrado cordobés aseguró a la agencia DyN que “la Justicia federal de Córdoba sólo acompañará a Bagnasco, sin participar en preguntas ni requerimientos, ya que este caso en particular es de competencia de la Justicia federal de Buenos Aires”.

 

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