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Si Edenor asume el control de Edesur todo quedará en familia

Endesa de España es accionista principal de las dos distribuidoras. Si se cae Edesur, donde tiene el 50%, no pierde el negocio porque Edenor, donde tiene el 30%, se queda con toda el área de concesión.

Fuerte custodia en la puerta de la casa central de Edesur. El Gobierno amenaza con la rescisión.

Por Pablo Ferreira

t.gif (862 bytes) Si la amenaza del Gobierno de rescindir el contrato de concesión de Edesur se concreta, el manejo de la electricidad de la zona sur del área metropolitana quedaría en manos de Edenor. Ocurre que los accionistas principales de la empresa cuestionada, Endesa y Enersis, tienen en la distribuidora de la zona norte una fuerte participación accionaria. Además, algunos analistas del sector no han dejado de destacar a Página/12 que el eventual pase de manos implicaría otro negocio adicional: transferir al Estado los miles de previsibles juicios por los cuantiosos daños causados en forma directa o indirecta a la población por Edesur. Asimismo, la movida impulsada por el presidente Carlos Menem le permitiría al Gobierno diluir el impacto negativo en su imagen a raíz del apagón.
El Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), responsable de vigilar el cumplimiento de los contratos de concesión de esas empresas, intimó ayer a Edesur a reestablecer el servicio antes de la medianoche (ver página 3). En caso de incumplimiento de esa “obligación sustancial”, que dejó por cinco días (hasta ahora) sin luz a más de 50 mil habitantes de la ciudad de Buenos Aires, el ente regulador amenazó a la distribuidora con declarar caduca la actual concesión.
Lo que nadie ha planteado es que en esa eventualidad, y hasta tanto se convoque a una nueva licitación internacional, el candidato cantado para administrar el sector eléctrico que quedaría vacante es la concesionaria de la región norte del conurbano. Esto no sería problema si los accionistas de Edesur y Edenor no fueran en buena parte los mismos. Es decir, si lo que aparece como un castigo ejemplificador para los responsables del desaguisado terminara convirtiéndose en un premio para ellos.
Precisamente, el control accionario de Edesur lo detenta la empresa chilena Enersis Internacional, poseedora del 39 por ciento de las acciones. A esa tenencia hay que añadirle un 13,3 adicional que maneja a través del consorcio Distrilec Inversora y otro 0,5 en manos en manos de los españoles de Endesa. Esto es así considerando que Endesa y Enersis han decidido poco tiempo atrás fusionar sus operaciones. De ese modo, en números gruesos, Enersis-Endesa tiene más de la mitad de Edesur.
En tanto, el grupo Endesa también tienen una participación considerable en Edenor. La porción accionaria del grupo español, según las cifras brindadas por la propia distribuidora, alcanza un considerable 19,5 por ciento en forma directa. Además, por su participación en el consorcio Electricidad Argentina (EASA) detenta otro 5,8 por ciento, a lo que debería sumarse una parte no despreciable del 27,3 por ciento en poder de Astra. La petrolera que era de los Gruneissen, adquirida en 1997 por Repsol, uno de cuyos mayores accionistas es también Endesa. Esto permite inducir que los empresarios españoles manejarían no menos del 30 por ciento del capital de Edenor. Otros accionistas son Electricité de France Internacional (27,27%) y la Empresa Nacional Hidroeléctrica del Ribagorzana (25%).
Con ese panorama no parece suspicaz que un experto, profundo conocedor de las empresas del sector eléctrico, haya confiado a este diario que “Edesur aceptaría la rescisión para de ese modo no tener que pagar los multimillonarios reclamos judiciales que se producirán por el apagón”. Esas demandas, en su opinión, deberá ser asumidas por el Estado, quedándose la empresa con las ganancias y socializando las pérdidas, como sucedió en la década del 80. En esa línea argumental el analista se mostró sorprendido por la causa que originó el cese del servicio eléctrico. “Técnicamente es imposible que se produzca”, dijo aludiendo a que las líneas que se quemaron fueron la principal (el cable principal) y la de reemplazo –el de reserva– que estaban instaladas una al lado de la otra.

 

EDESUR RECIBIO LA MAYOR CANTIDAD DE RECLAMOS
Los cortes son una costumbre

Por Claudio Zlotnik

t.gif (862 bytes) El descontento de los clientes de Edesur no es nuevo. La empresa fue la que mayor cantidad –32.780– de reclamos recibió en el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), el 51 por ciento del total. Y, a diferencia de lo que les ocurre a las otras distribuidoras de Buenos Aires –Edenor y Edelap–, la mayoría de ellas fueron por falta de suministro eléctrico. Tampoco se acercan tiempos fáciles para la distribuidora: seguramente, este año se profundizará el fenómeno iniciado hace cuatro años, cuando tanto Edesur como Edenor empezaron a perder clientes que se conectaron en forma directa con el mercado mayorista.
A las sanciones que Edesur deberá afrontar por el apagón, ayer se le sumó otra complicación: la calificadora de riesgo estadounidense Standard & Poor’s pondrá bajo revisión –con perspectiva a la baja– la nota otorgada a sus bonos. De concretarse la recalificación, Edesur será menos confiable a los ojos de los inversores.
En sus primeros cuatro años de gestión (últimos datos disponibles), el ENRE multó a Edesur en 11,7 millones de pesos. Más de la mitad se debió al incumplimiento por la calidad del servicio técnico, es decir, por la frecuencia y duración de los cortes de luz. En los perjuicios individuales, la compañía resarció directamente a los damnificados, y en los casos generalizados depositó el monto de la multa en el ENRE.
Pero las multas no son lo único que desvela a la compañía que abastece a la zona sur del área metropolitana: además está perdiendo clientes. Desde 1995 Edesur lleva perdidos 630 usuarios importantes, que se enrolaron en el mercado mayorista eléctrico. De ese total, 370 se fueron durante el año pasado, lo que da muestras de que la fuga se aceleró. La razón por la cual esos Grandes Usuarios dejan de atenderse por las distribuidoras y pasan a alimentarse directamente de las generadoras eléctricas es simple: buscan abastecerse a precios más bajos.
El Gobierno fue un firme impulsor de la desregulación del mercado. Año tras año fue bajando el piso al cual un cliente de Edenor, Edesur o Edelap podía acceder directamente al mercado mayorista (MEM). Así, mientras a fines de 1992 –cuando las compañías tomaron la concesión– era necesario consumir una potencia mínima de 5000 kilowats para poder pasarse al MEM, en la actualidad ese requisito bajó cien veces, a 50 kilowats. Pequeñas empresas, hoteles y frigoríficos fueron dejando a las distribuidoras para comprarles a valores más bajos a las generadoras. Y todo indica que la sangría de clientes continuará.
En este contexto, la única salida que tienen a mano las empresas para intentar retener a los usuarios es a través de la reducción de costos y buscar un aumento de las tarifas para sus consumidores cautivos, que son los residenciales. Como compensación, a partir del próximo año, las distribuidoras podrán comprar energía más barata. Esta posibilidad surge porque llega a su fin el contrato de compra obligatoria que tienen con las generadoras Central Puerto y Central Costanera, a un precio que en la actualidad duplica al que se paga en el mercado.

 

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