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Por Diego Fischerman  Es posible imaginar un
oyente interesado en los discos de Piazzolla. Alguien que tenía, por ejemplo, uno o dos
LP y a quien le gustaría recuperarlos en CD. O una persona que, de tanto oír hablar de
él, decidiera comprarse algún álbum representativo de su obra. Se puede adivinar a ese
comprador entrando a una disquería y revolviendo el exhibidor destinado al bandoneonista.
Y se puede, también, anticipar su gesto de desconcierto.  Tres discos, por
lo menos, llamados Libertango; dos llamados Concierto para quinteto; una cantidad
imposible de numerar con el título Adiós Nonino (incluyendo, de paso, alguno en que la
famosa canción no aparece o aparece tocada por otro); antologías con el mismo contenido
y nombres distintos; incontables Lo mejor de. Discos oficiales y discos piratas. Discos
que parecen grabados ayer y discos inescuchables. Discos que anuncian una cosa y en los
que suena otra. Un caos que haría las delicias de un arqueólogo pero que resulta poco
apto para el común de los mortales.Para armar el rompecabezas –y descartando las canciones y los temas originales y arreglos que Piazzolla escribió para las orquestas de Troilo, Francini-Pontier, Francisco Fiorentino y Fresedo, un tema aparte– conviene empezar por la orquesta del ‘46. Dos volúmenes, editados por el sello barcelonés El Bandoneón y titulados El desbande y Se armó, reúnen todo lo grabado por esta orquesta magnífica, mientras que una antología llamada De mi bandoneón y editada por EMI selecciona 16 de los 32 temas registrados. Astor Piazzolla. Octeto Buenos Aires, del sello Diapason, incluye las grabaciones del octeto del ‘57, y Tango contemporáneo, de Sony, abarca los registros del nuevo octeto del ‘63. Este último disco está incluido (salvo el tema “Réquiem para un malandra”, con texto de Diana Piazzolla y recitado por Alfredo Alcón), junto con Nuestro Tiempo y Tango para una ciudad (del quinteto del 62), en Todo Piazzolla (Sony). De ese mismo grupo, pero en grabaciones realizadas para el sello RCA, existen Piazzolla interpreta Piazzolla (donde está la primera grabación oficial de “Adiós Nonino”) y ¿Piazzolla o no? Bailable y Apiazolado (actualmente agotado). Y también dos joyitas: Ensayos, recogido en la casa del pianista Eduardo Lagos a fines del ‘60 (editado por Jazz & Fusión), e Introducción al ángel, con actuaciones de 1963 en el Auditorium de Radio Municipal. El quinteto de los 60, más algunos bonus tracks –solos de bandoneón, dúos con Aníbal Troilo, la música de “Con alma y vida”– se encuentran en Piazzolla en el Regina (con la grabación integral de las “Cuatro estaciones porteñas”) y Concierto para quinteto (no confundir con un álbum doble del mismo título, también recomendable pero que recoge una actuación del segundo quinteto en el Gran Rex, en el año 1981, y fue editado por el sello suizo Alfa). Ya en los 70, está el Adiós Nonino de Trova (el único de ese título al que hay que prestarle atención) y, para el mismo sello, la discutible María de Buenos Aires y Pulsación (que incluye la música instrumental de María...). El noneto del ‘72 está en Astor Piazzolla y su conjunto 9. Música Popular Contemporánea de la Ciudad de Buenos Aires (RCA). Lo más importante de la época italiana se resume en Libertango (el original, editado aquí por Trova), Reunión cumbre (con Gerry Mulligan), Suite Troileana, Persecuta y Chador. Ya con el nuevo quinteto, Escualo (originalmente Piazzolla ‘78), los tres editados por American Clavé (Tango Zero Hour, también editado por Nonesuch, Camorra y The Rough Dancer and The Cyclical Night –con Paquito D’Rivera–), la reunión con Gary Burton (The New Tango) y los discos en vivo en Viena y en el Central Park. A las imprescindibles grabaciones del sexteto de los 80 (57 Minutos con la realidad –Intuition–, Luna –EMI– y The Lausanne Concert –Milan–, conviene agregar dos joyitas recién editadas por Milan: otro Libertango (grabación de un concierto en el Roxy de Mar del Plata en 1984) y Muerte del ángel (grabado en vivo en el Odeón, en 1973).
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