Roque
Fernández y Alberto Alvarez Gaiani hicieron más que sellar una nueva tregua. El ministro
de Economía y el presidente de la Unión Industrial se pusieron de acuerdo en aunar
fuerzas para dar batalla contra el titular de Trabajo, Antonio Erman González. Ayer
resolvieron impulsar cambios en la reforma laboral, tendientes a reducir los costos de las
indemnizaciones por despido y restablecer los contratos de trabajo flexibles. El primer
punto figura en la agenda del jefe de la cartera laboral. Es el aspecto central de la
segunda etapa de la reforma, pero los industriales y Roque quieren apurar a Erman para que
termine de definir el proyecto, a fin de enviarlo cuanto antes al Congreso. En cambio, el
riojano se opone tajantemente a reinstalar los contratos promovidos. Esa será la pelea de
fondo.
El último martes, Carlos Menem recibió en Olivos al poderoso Grupo de los Ocho. Lo
central de esa reunión fue el reencuentro entre Roque y Alvarez Gaiani, quienes durante
dos semanas intercambiaron acusaciones rabiosas. El diálogo se había roto, y ahora
lo hemos retomado, indicó ayer el presidente de la UIA. Ese día, Menem les dijo a
los contendientes que terminaran con las peleas públicas y se pusieran a trabajar en
conjunto. Este encuentro estuvo basado en una indicación que nos dio el
Presidente, confirmó Alvarez Gaiani. Ni el ministro se tenía que disculpar,
ni yo tampoco. Las cosas que nos dijimos fue en momentos de nerviosismo. El habló de
ineficiencias y nosotros, de ceguera. El estaba presionado, y yo también, señalo
el dirigente fabril, para poner punto final al enfrentamiento.
Tanto él como Roque le hicieron caso al jefe de Estado. En lugar de seguir con el
diálogo de sordos sobre la necesidad o no de tomar medidas preventivas cupos y
salvaguardias para evitar un aluvión de importaciones desde Brasil, buscaron puntos
de coincidencia. Pero los temas que más los acercan los harán enfrentarse con González.
Acordamos analizar cambios en la reforma laboral. Uno de los puntos que el ministro
consideró factibles de llevar adelante es el retorno de los contratos promovidos,
comentó Alvarez Gaiani, al término de la reunión. También remarcó su oposición al
aumento del salario mínimo, que impulsan la CGT y la cartera laboral. Ese fue otro tema
de coincidencia con Roque, quien rechaza la propuesta de su par en el Gabinete de llevar
el sueldo básico de 200 a 300 pesos. Aparentemente hay una decisión de Menem de
que quede como está, insistió el titular de la UIA.
También hablamos de analizar cambios en la reforma tributaria, siempre y cuando no
incrementen el déficit fiscal, puntualizó Alvarez Gaiani. El martes, Menem le dio
instrucciones a Roque en ese sentido, aunque en Economía consideran que no hay espacio
para dejar de lado impuestos creados en esa reforma, ya que la caída en el nivel de
actividad resiente la recaudación, y eso dificulta el cumplimiento de la meta de déficit
fiscal comprometida con el FMI. Otra aspiración de la central fabril es aumentar los
reintegros a los exportadores, especialmente a los más afectados por la caída de ventas
a Brasil.
Por lo pronto, el ministro hizo hincapié en que el Banco Nación rebajó entre 1,75 y
2,75 por ciento las tasas de interés para las compañías de primera línea y las
pequeñas y medianas empresas, respectivamente, que se financian en esa entidad para
exportar a países extra Mercosur. Hasta el momento hay más preocupación por las
exportaciones que por las importaciones. En las compras no hemos constatado aumentos
importantes en algún sector, pero en las ventas vemos que en Brasil nos piden renegociar
los contratos y no aceptan los envíos convenidos, concluyó Alvarez Gaiani,
respecto del impacto de la crisis brasileña.
CONTINUO EL DETERIORO DEL PODER ADQUISITIVO
Las privatizadas castigan
El poder adquisitivo
de los trabajadores industriales registró en enero un retroceso del 1,9 por ciento
respecto del mismo mes del año pasado. Además, de acuerdo con el informe dado a conocer
ayer por la Universidad Argentina de la Empresa durante el año pasado esa caída alcanzó
el 1,2 por ciento al revertirse en el último trimestre la incipiente mejora del poder
adquisitivo de los primeros meses de 1998. La constante suba de las tarifas de los
servicios públicos, además de la caída de la actividad económica, fue señalada por la
UADE como causa del deterioro salarial.
La retracción del poder de compra del salario industrial operada durante el mes pasado se
explica por la reducción de la jornadas laborales y el incremento de las suspensiones de
personal de las empresas más expuestas a la crisis brasileña. De acuerdo con el
relevamiento, los trabajadores más castigados en el primer mes del año fueron los
operarios de la industria automotriz. Estos sufrieron una desmejora del salario nominal
del 22 por ciento. Asimismo, los recortes de los salarios percibidos se hicieron
extensivos a otros sectores como el petroquímico, siderúrgico y papel.
Las causas externas no fueron el único motivo que oradó la capacidad de compra de los
trabajadores de la industria. La UADE enfatizó que ese retroceso se vio especialmente
impulsado por los precios crecientes de las tarifas de los servicios públicos
privatizados. Durante el 98 la tasa de inflación promedio de estos servicios
alcanzó el 6,8 por ciento. Esa variación es holgadamente superior al observado a
nivel general, que fue del 0,5 por ciento el año último, reza el informe. El poder
adquisitivo en términos de servicios públicos cayó un 7 por ciento entre setiembre y
diciembre del año último respecto de igual período de 1997.
El Instituto de Economía, centro de investigaciones de la UADE, alertó sobre este
fenómeno que trae aparejado, pese al contexto deflacionario por el que atraviesa la
economía de nuestro país, un mayor deterioro del poder de compra en el segmento de más
bajos ingresos, atento a la escasa posibilidad de sustitución de estos servicios.
La UADE destaca que los trabajos del INdEC aseguran que el 20 por ciento de los hogares de
menores ingresos destinan a estos servicios más del 14 por ciento del total de sus
gastos. Mientras para el 20 por ciento de mayores ingresos el costo de los servicios
públicos representan sólo el 7,7 por ciento.
Entre las tarifas cuyos precios crecieron de modo más pronunciado en 1998, el informe
resaltó los trenes y ómnibus de corta distancia, con subas del 23,8 y 15 por ciento,
respectivamente. Y, en menor medida, los teléfonos (+ 1,5) y los servicios sanitarios,
gas y otros combustibles (+ 1,3). Es de esperar que la capacidad de compra del
salario en relación a los servicios públicos prosiga declinando, concluyó el
estudio.
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