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La deuda sigue empujando a Brasil, asomado al abismo

Durante el primer bimestre, los bancos poseedores de títulos de la deuda se negaron a renovarle al Banco Central y al Tesoro la mitad de sus vencimientos. Brasil paga y debe cada vez más.

Arminio Fraga, presidente del Banco Central recientemente confirmado por el Congreso.
Enfrenta este año vencimientos por 230 mil millones de reales, nueve veces el nivel de reservas.

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t.gif (862 bytes)  Aun cuando el Fondo Monetario Internacional se allane a flexibilizar las metas macroeconómicas, Brasil estaría encaminándose hacia el precipicio, en tanto no logra resolver su conflictiva situación de endeudamiento. Un análisis realizado por la Fundación Capital, que dirige el economista Martín Redrado, demuestra que la deuda pública interna brasileña continúa aumentando en reales, mientras que en los últimos dos meses el gobierno no logró renovar ni el 50 por ciento de sus vencimientos, aun ofreciendo "tasas exorbitantes".

"Desde el inicio de enero de este año hasta el 23 de febrero pasado --señala el informe dado a conocer ayer--, el gobierno de Brasil tenía que afrontar vencimientos de papeles en poder del mercado por un total de 54.633 millones de reales; logró colocar unos 26.737 millones en nuevos títulos, pero por otra parte el Banco Central y el Tesoro Nacional tuvieron que desembolsar unos 27.896 millones de reales en el rescate de títulos, que algunas instituciones financieras no quisieron renovar a su vencimiento".

El 60 por ciento de los títulos de deuda brasileña se encuentra en poder de los bancos. Según estima la fundación, la conducción monetaria del vecino país seguirá enfrentando en los próximos meses las mismas dificultades para reciclar vencimientos, lo que podría estar llevándola a un callejón sin salida: para todo 1999, los compromisos suman 232.498 millones de reales, nueve veces el nivel de reservas. Y un 76 por ciento de la deuda está pactado a tasas variables (ver cuadro), que actualmente se ubican entre el 29,5 (interbancaria) y 40 por ciento anual.

El estudio señala que tan sólo en 1998 la deuda pública interna de Brasil creció en más de un 26,8 por ciento como proporción del PBI, alcanzando una relación de 35,1 puntos del producto hacia fines de aquel año. Para peor, se observó un negativo cambio en su composición, ya que los papeles de renta fija fueron paulatinamente sustituidos por los de tasa variable o indexada por el dólar, tal como se observa en el cuadro. Sobre todo, a partir de la crisis rusa (agosto de 1998), los bancos recurrieron masivamente a los títulos indexados para cubrirse de riesgos.

El violento ajuste fiscal y monetario --devaluación mediante-- dispuesto por el gobierno no logró reestablecer la confianza del sector financiero, por lo visto. El comportamiento de los bancos poseedores de títulos así lo demuestra: de pedir papeles indexados, ahora muchos optaron directamente por reclamar su cancelación.

Frente a este cuadro, el gobierno brasileño se enfrenta con una deuda que, en el 75 por ciento de su composición, devenga tasas que llegan al 40 por ciento anual. Otro 20 por ciento se ajustó de acuerdo al valor del dólar, del cual no puede garantizarse que haya llegado a un techo o a un punto de equilibrio. Y además, lo más grave en estas circunstancias, en su mayor proporción está concentrada en vencimientos a menos de 12 meses.

La Fundación Capital estima que aun en el mejor escenario posible para Brasil --que supone que se mantenga el tipo de cambio en los niveles actuales, se cumpla con un superávit fiscal primario del 3 por ciento del PBI y se disponga de los 32 mil millones remanentes del préstamo internacional--, las reservas internacionales apenas otorgarían una cobertura del 50 al 55 por ciento de la deuda pública de corto plazo. Es decir, que si se mantiene la proporción de "roll over" (renovación de vencimientos) observada en el primer bimestre, Brasil llegaría a fin de año sin reservas, aun en las favorables circunstancias mencionadas.

 

Con pocas reservas

El nivel de las reservas internacionales brasileñas está próximo al límite fijado en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Según las cifras difundidas el viernes por el Banco Central, alcanzan a 26.387 millones de dólares, sin contabilizar los 9000 millones ya entregados del préstamo internacional liderado por el FMI. El BC brasileño intervino desde el martes pasado en el mercado vendiendo dólares de sus reservas, acercándose al piso de 20 mil millones que establecía el acuerdo.

 


 

OPINION DE UN EX MINISTRO DE ECONOMIA BRASILEÑO
"Caerán compras a Argentina"

Por Eduardo Sincofsky

t.gif (862 bytes) Para Ermani Galveas, ex ministro de Economía de Brasil (1980-1985) y actual consultor económico de la Confederación Nacional de Comercio, la crisis provocará una caída en las importaciones del 10 por ciento, a la vez que aumentarán las exportaciones de ese país en un 20 por ciento. En diálogo con Página/12, afirma que los sectores automotor y de alimentación sufrirán caídas, a la vez que se incrementarán las exportaciones de calzados, químicos y, en el mediano plazo, de productos agrícolas.

--¿Cómo evalúa la situación del comercio en el contexto de la crisis?

--Es confusa. Devaluar fue una decisión muy importante. El comercio está en dificultades desde 1997. Hubo una fiebre de consumo a partir de 1994 por el crédito. En automóviles, por ejemplo, las ventas crecieron de 30 a 35 por ciento. Luego de un parate coyuntural en el '95 por el Tequila, el consumo continuó con su crecimiento. Casi la mitad de las ventas se concretaban a plazo. Pero hoy se hacen un 20 por ciento a plazo y el 80 por ciento al contado. Cayó mucho la venta de automóviles. En enero la baja fue del 25 por ciento.

--¿Cómo se verá afectada la venta en otros sectores?

--Desde el '97 se está vendiendo menos en general, con bajas del 8 por ciento en el '97 y 10 por ciento en el '98. Ahora se va a dar un proceso de sustitución de importaciones. La industria manufacturera se va a beneficiar. Se puede esperar un aumento del 20 por ciento en las exportaciones en general. Las importaciones, en cambio, se espera que puedan caer un 10 por ciento en 1999.

--¿Cuál es el sector que más sufrirá?

--En los últimos años hubo un desarrollo muy importante del sector importador, sobre todo, de bienes de consumo y materias primas. Sólo en el '95, creció un 50 por ciento. En los últimos cuatro años, la importación aumentó un 120 por ciento. Creció en todos los sectores: equipos, maquinarias, pero mucho en bienes de consumo. El desarrollo del segmento de las computadoras fue muy grande. La impresión es que el sector importador va a caer en general. Las materias primas seguirán importándose. En cambio, los comestibles y bebidas van a caer.

--¿Y qué reacción se espera de las exportaciones hacia Argentina?

--Allí hay una gran preferencia para los productos domésticos, como refrigeradores, ventiladores, equipos de cocina, como algunos otros bienes de consumo. Creo que los productos siderúrgicos están muy limitados por la estructura de la economía argentina.

--¿Cómo repercutirá toda esta situación sobre las pymes?

--Va a haber un incentivo para producir muchos bienes que estaban siendo importados, como las piezas complementarias de la industria automotriz. Se va a abrir una oportunidad en los pequeños artefactos. Si usted tiene una caída de importaciones de 6 mil millones de dólares, eso es un incentivo importante.

--¿Cómo podrá variar el intercambio con los distintos bloques comerciales?

--Las tres más importantes son Estados Unidos, Europa y el Mercosur, que representan el 80 por ciento de nuestras exportaciones. Van a caer las importaciones de Japón, China y Corea. Se esta observando una caída del 30 por ciento en los productos provenientes de Asia. De Argentina también se va a importar menos. Siempre hubo un excedente a favor de Brasil en relación con Argentina, que en los últimos años se revirtió, pero es la tendencia natural. Argentina está en una posición muy fuerte con Brasil por los incentivos en petróleo, maíz y trigo, donde casi tiene exclusividad de venta. Todo el trigo y petróleo se compra allí. Esto va seguir. Va a caer el ingreso de bienes de consumo durables, por las altas tasas de interés. Los productos de la alimentación, en cambio, no dependen del crédito. Los productos como automóviles, que necesitan de financiación, van a caer.

--¿Las empresas brasileñas tienen como prioridad el Mercosur?

--Sigue siendo una alta prioridad comercial. Hay un trabajo importante de armonizar la legislación fiscal pero hay una oposición a que se vaya de prisa con el tema de la moneda, como sugirió el presidente Menem, hacia la uniformidad del mercado cambiario. Creo que estaremos preparados en dos años para discutir la unificación de la moneda o del sistema de cambio.

 

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