Cuando la Policía
acusó a los judíos por el atentado
Página/12 accedió en exclusiva al informe
enviado por la Policía Federal en 1992 al entonces ministro del Interior Manzano que
es un compendio de falsedades desmentidas por las pericias.
Por Raúl Kollmann
El primer informe que la
Policía Federal le entregó al entonces ministro del Interior José Luis Manzano no sólo
dice que el atentado contra la Embajada de Israel fue producto de una implosión sino que
además sostiene que todo ocurrió por el estallido de un arsenal existente dentro de la
delegación diplomática. Además, acusa a los israelíes de esconder víctimas y sugiere
la existencia de un plan judío para colonizar el sur del país, un viejo y conocido
recurso antisemita. Todo lo que afirma el sumario letra I número 1248 fue contradecido
después por tres pericias distintas y por especialistas del mundo entero. El hecho
resalta todavía más porque hoy en día está claro que los policías que debían
custodiar la embajada no estuvieron en sus puestos e incluso hay datos concretos de que
integrantes de la Federal vieron la camioneta que, segundos más tarde, iba a explotar
frente al edificio de la delegación diplomática.
El informe de 11 páginas, al que Página/12 accedió en forma exclusiva, es una especie
de resumen de prejuicios y enumera hechos después rotundamente desmentidos por la
realidad:
Dice el texto: u Existe una alta probabilidad de que la deflagración que produjo la
destrucción parcial de la sede diplomática se haya producido en el interior de la
misma.
Afectó
elementos explosivos y munición existente en el interior de la sede diplomática.
Existe un
número indeterminado de víctimas no declaradas por la misión diplomática
israelí.
Se
descarta la existencia de un auto-bomba.
Algunos
de los visitantes a la embajada fueron oficialmente declarados, pero la mayoría se
encontraba de incógnito. Se verifica la presencia de personalidades no ingresadas en el
país con sus verdaderas identidades.
La
reunión convocada en la embajada podría estar referida a la radicación de familias
judías, lo cual se concretaría con la asistencia económica financiera de importantes
entidades públicas y privadas de la comunidad judía internacional, particularmente de
los Estados Unidos de Norteamérica..
Estas frases evidencian las premisas con las que la Federal, por entonces comandada por
Jorge Pássero, iniciaba su pesquisa: el atentado fue una cuestión de los judíos, en
realidad las víctimas del ataque fueron los culpables de la explosión y las cosas se
produjeron porque había oscuros objetivos en no menos oscuros personajes de la embajada.
La pericia realizada por el comandante de Gendarmería Osvaldo Laborda y la que hizo la
misma Policía Federal demostraron finalmente que el atentado se hizo con una camioneta
Ford F-100 cargada de explosivos, que no estalló ningún arsenal y que las únicas
personas que ese día estuvieron en la embajada fueron Matitiau Drobles y Víctor Harel,
uno funcionario relacionado con los territorios ocupados por Israel y el otro, negociador
de los tratados de paz con los palestinos.
Una vez entregado el documento al ministro Manzano, el propio jefe de la fuerza advirtió
el carácter falso y prejuicioso del texto. En el mayor de los secretos, Passero adujo
entonces que el informe era apócrifo y que un servicio de inteligencia les había
falsificado hasta el papel membretado. En voz baja se le echó entonces la culpa a la
Marina y se trató de tapar todo el asunto. Por primera vez, este diario revela el
contenido de aquel primer informe oficial de la Federal.
A siete años del atentado, el secretario de la Corte Suprema a cargo de la
investigación, Esteban Canevari, justamente analiza la notoria ausencia de la custodia
policial. No estaban los agentes que debían hacer guardia hasta las 14, tampoco
aparecieron los que tenían que relevarlos y 15 segundos antes de la explosión pasó un
patrullero y ni siquiera tomó nota de que no había custodia. Sin embargo, las últimas
pesquisas indican que alguien del patrullero vio la Ford F-100, pero eso nunca fue
declarado en la Justicia.
ACTO DE HOMENAJE A LAS VICTIMAS DE LA EMBAJADA
Una protesta que mira a la Corte
Por R. K.
En el mismo lugar donde
hace siete años se consumó el atentado, en la esquina de Arroyo y Juncal, se realizará
hoy a las 14.45 un acto de homenaje a las víctimas y de reclamo por los escasos avances
de la investigación. El único orador será el embajador israelí en la Argentina, Yit-
zhak Avirán, y prometieron su asistencia varias hombres del primer nivel del Gobierno,
entre ellos el jefe de Gabinete Jorge Rodríguez. El último acto callejero por los
atentados en los que hubo presencia del Gobierno el 18 de julio de 1997
terminó en silbatinas y escándalo por los reclamos de la gente por la falta de
investigación.
Volvemos a la calle Arroyo, obstinados, a rechazar por completo cualquier intento de
abandonar la investigación de esta causa, afirmando con tenacidad que jamás dejaremos de
pedir justicia, señaló el embajador Avirán en el comunicado de convocatoria. Como
lo señala el texto, el acto será una protesta básicamente dirigida a la Corte Suprema,
encargada de la investigación, y en especial a algunos de los ministros del máximo
tribunal que insisten en cerrar la causa.
Los encargados de la organización del acto informaron que los accesos a las inmediaciones
del palco se harán por Carlos Pellegrini y Arroyo y por avenida Libertador y Suipacha y
se le pide al público que se haga presente antes de las 14.15, ya que está previsto que
se llenen varias cuadras tanto de Arroyo como de Suipacha. El acto cuenta con la adhesión
de la DAIA, la AMIA y un largo listado de organizaciones judías y no judías.
Desde el punto de vista político, es una convocatoria que llama la atención. Durante los
últimos años la conmemoración se hizo dentro de la nueva sede de la embajada, entre
cuatro paredes, o bien en el cementerio de La Tablada, es decir que Avirán siempre
prefirió el perfil bajo. El diplomático, que mantiene fluidas relaciones con el
Gobierno, esta vez optó por un acto mucho más expuesto y ante una multitud que no se
sabe cómo reaccionará ante la presencia de funcionarios de la Casa Rosada.
Por un lado, en la embajada sostienen que Avirán quiere mostrarse más fuerte ante el
peligro de un eventual cierre de la causa, pero hay quienes también señalan que el
embajador ahora apunta a ocupar un lugar más preponderante en la comunidad judía, tras
el paso al costado que tuvo que dar el otro referente, Rubén Beraja, ex presidente de la
DAIA.
Sea como fuere, es indudable que el diplomático reclamará que la Corte, de una vez por
todas, dictamine lo que ya está claro en la investigación: que el atentado fue hecho con
un coche-bomba y que fue obra del grupo fundamentalista Jihad Islámica. Como adelantó
Página/12 en exclusiva eldomingo, el máximo tribunal usará un fallo menor para dejar
constancia de ambas conclusiones, aunque no imputará directamente a Irán, como
pretendía el embajador.
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