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Los médicos de EE.UU. le dan el OK a la marihuana

El Instituto de Medicina emitió un informe oficial que favorece el uso medicinal de  la marihuana en forma de remedios.

Una mujer que cultiva cannabis para uso
médico en California.
El informe sostiene que no hay pruebas de que sea adictiva.

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Por M.F.C. desde Nueva York

t.gif (862 bytes) En un informe que sin duda recalentará el debate sobre la marihuana en Estados Unidos, el Instituto de Medicina, una agencia oficial, se pronunció ayer en favor del uso medicinal de la hierba. Según el reporte, las cualidades medicinales de la marihuana, que ayudarían a contrarrestar ciertos dolores físicos y síntomas como las náuseas, merecen nuevas pruebas científicas. El Instituto de Medicina señaló además que no hay evidencias concluyentes de que el consumo de marihuana sea un paso previo al uso de drogas más fuertes y peligrosas. El informe se hizo a pedido de la Oficina de Políticas de Control de Drogas de la Casa Blanca. La administración Clinton se opone a la legalización de la marihuana o de cualquier otra droga.
En años recientes, votantes en California, Alaska, Colorado, Nevada, Oregon y Washington lograron que se aprobaran medidas que legalizaban el empleo médico del cannabis. Estas iniciativas prosperaron aunque recibieron duras críticas de sectores que se resisten tajantemente a la legalización y que consideran que la tolerancia a su empleo medicinal envía una señal equivocada a los jóvenes, el grupo demográfico más vulnerable al consumo de drogas.
En las elecciones de 1998, el avance de los grupos pro legalización fue tan marcado que los que se oponen buscaron el apoyo de los tres ex presidentes, George Bush, Jimmy Carter y Gerald Ford, y una ex primera dama, Barbara Bush, quienes hicieron un pronunciamiento conjunto cuestionando las presuntas virtudes medicinales de la hierba. Pese a que tan influyentes personalidades expresaron su desacuerdo, la legalización para uso médico fue aprobada en todos los estados donde se sometió a votación.
El Congreso, dominado por los republicanos, rechaza la legalización. La Cámara de Representantes votó el otoño pasado una resolución que establecía que la marihuana es una droga peligrosa y adictiva que no debe legalizarse para fines médicos.
Según el informe del Instituto, ciertas sustancias químicas de la marihuana calman la ansiedad, estimulan el apetito, alivian el dolor físico y reducen las náuseas y los vómitos. Sus efectos serían beneficiosos para la gente que tiene sida o que recibe quimioterapia. También beneficiaría a los enfermos de glaucoma, si bien el informe indicó que los pacientes sólo obtendrían un efecto temporario al disminuir la presión en los ojos asociada con esta enfermedad. El Instituto de Medicina es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Entre sus funciones, figura la de proveer asesoramiento científico independiente al gobierno federal.
Pero el estudio también advierte sobre un posible efecto perjudicial. Fumar marihuana puede provocar problemas respiratorios, señala el reporte, el cual aboga por el desarrollo de otras formas estándares de la droga, tales como inhalantes. “La marihuana puede ser potencialmente un remedio, pero sus posibilidades se reducen por el hecho de que los pacientes deben aspirar un humo que es dañino”, enfatizó Stanley Watson, del Instituto de Investigaciones para la Salud Mental de la Universidad de Michigan, quien fue uno de los principales investigadores en el informe.
La Oficina Nacional de Políticas para el Control de Drogas dijo que estudiará las recomendaciones del Instituto. “Notamos en las conclusiones del informe que el futuro de la medicación que incluya cannabis yace no en los cigarrillos de marihuana sino en remedios elaborados químicamente”, dijo en un comunicado el general retirado Barry McCaffrey, director de la agencia para el control de drogas. Quienes se oponen al uso médico de la marihuana sostienen que la hierba es una droga de iniciación, que abre la puerta al empleo de otros tóxicos más peligrosos, como la cocaína y la heroína. Este informe, sin embargo, establece que no hay “una prueba concluyente de que la marihuana está causalmente ligada al abuso de otras drogas ilícitas”. De hecho, dice el estudio, la mayoría de los drogadictos no comienzan su adicción con marihuana sino con el consumo de tabaco y alcohol a edad prematura.
La voz favorable al uso médico de la hierba del Instituto de Medicina se suma a las de otras entidades prestigiosas e influyentes como la del New England Journal of Medicine, que ha publicado editoriales a favor de esta utilización y la de la American Medical Association, que ha instado a los institutos públicos a que investiguen más el tema.

 


 

SIETE PRESOS POR FALSIFICAR REMEDIOS
Truchos de laboratorio

t.gif (862 bytes) Como parte de una investigación por adulteración de medicamentos, en la tarde de ayer se realizaron diez allanamientos simultáneos en los que fueron detenidas siete personas. Los operativos, ordenados por el fiscal Norberto Quantín después de cinco meses de investigación, cayeron sobre una organización que hacía contacto en cuatro locales porteños, cinco en la provincia de Buenos Aires y uno en Santa Fe. Entre los medicamentos truchos figuraban algunos de consumo masivo: Buscapina y Sertal.
Uno de los allanamientos se realizó en una quinta de la calle Alejandro Dumas 1492, de la localidad bonaerense de Moreno. Ahí funcionaba un laboratorio clandestino, donde había máquinas para producir pastillas y envasarlas en blisters. Según relató el comisario René Derecho, titular de la Comisaría 2ª, quien participó del operativo, se incautaron principalmente remedios que imitaban las marcas Buscapina y Sertal de antiespasmódicos.
En Santa Fe, el procedimiento se hizo en la casa de “uno de los miembros más importantes de la banda”, afirmó Derecho. Y, en la ciudad de Buenos Aires, la Justicia, junto con la Policía Federal, el Instituto Nacional de Medicamentos (Iname), cayó sobre una droguería que proveía de materia prima a los diferentes laboratorios clandestinos. Entre otros locales allanados se encuentran una matricería y una imprenta, donde se elaboraba el packaging y la folletería de los conocidos remedios. Los diferentes allanamientos dieron como saldo siete personas detenidas.
Desde julio de 1997, Norberto Quantín, fiscal 3 de la Cámara Nacional de Apelaciones, está a cargo de un grupo de fiscales –Adrián Giménez, Marcelo Munilla Lacasa, José María Campagnoli, Ana Yacobucci y Pablo Lanusse– que investigan las redes de los medicamentos truchos.

 

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