Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


OPINION
El truco Gallo de De la Rúa
Por Martín Granovsky

Fernando de la Rúa no lo anunciará por el momento oficialmente, pero Página/12 pudo establecer que ya lo tiene decidido: Nicolás Gallo, su secretario de Obras Públicas, dejará el gabinete porteño en unos diez o quince días más. La noticia es sorprendente, a primera vista, porque Gallo estaba considerado como uno de los funcionarios de mayor confianza del candidato presidencial de la Alianza. Se conocen hace muchos años y Gallo es uno de los pocos invitados a la casa del jefe de Gobierno los domingos a la noche, cuando la política se combina con “Fútbol de Primera”.
¿De la Rúa despide a Gallo? Funcionarios del gobierno de la ciudad indican lo contrario. No sólo Gallo no perdió la confianza de De la Rúa, sino que éste lo colocará en un sitio de máxima confianza: tesorero de la campaña, un puesto clave dentro del comité que encabezan Rafael Pascual por la UCR y Alberto Flamarique por el Frepaso. Pascual responde a De la Rúa. Flamarique, a Chacho Alvarez. Gallo ocupará un puesto en el que ya trabajó en campañas anteriores de su jefe político, cuando aprovechó su experiencia al frente de ENTel y Subterráneos de Buenos Aires durante la gestión de Raúl Alfonsín y sus contactos empresarios para recaudar dinero. Justamente esos contactos fueron los cuestionados por Adalberto Rodríguez Giavarini cuando era secretario de Hacienda del gobierno porteño. Giavarini terminó dejando su cargo en la administración irritado por el peso de Gallo, y Gallo siguió gracias al apoyo de De la Rúa. Lo suyo, entonces, no será un paso al costado sino la transferencia hacia un área de mayor proyección política.
La movida revela una de las características de De la Rúa, que es la extrema desconfianza en casi todos y, en simetría, la confianza concentrada en muy pocos funcionarios, a veces viejos amigos. Gallo es uno.
Otra característica es la obsesión del jefe de Gobierno por demostrar capacidad de decisión y mando, pero en este punto Gallo no tiene nada que ver. De la Rúa optó por convertir por lo menos dos desafíos en una oportunidad de ejercer autoridad. Uno fue la votación del Código de Convivencia, cuando impuso a su propio bloque y al del Frepaso una reforma conservadora que devuelve a la Policía el derecho de peaje en la calle. Otro, la convocatoria al plebiscito para el domingo 28, ratificada pese a la crítica interna del radicalismo y a la fuga de ocho legisladores de la Alianza en la votación de la Legislatura.
Mientras busca confianza y autoridad, a De la Rúa lo acompaña la suerte. El más que posible aluvión de votos a favor del Frente Cívico en Catamarca, mañana, lo asociará a una victoria que, sin duda, él nacionalizará.

 

PRINCIPAL