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Reportaje a Duhalde y a Ortega desde el tren de campaña
“Con Menem ya está todo dicho”

La dupla peronista, exultante por los resultados de su travesía en tren que hoy termina en Retiro, minimizó el retraso de la interna. El gobernador
estimó que Reutemann no se prestará al juego del Presidente.


Los precandidatos, después de una semana de campaña en tren.
Les gusta mostrar que entre ambos hay más que política.

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Por Felipe Yapur
Desde Rosario


t.gif (862 bytes) El Tren de la Esperanza y la Victoria que transporta a Eduardo Duhalde y Ramón Ortega ya partió desde la estación de Córdoba. La nueva formación, que corre por las vías de Nuevo Central Argentino, se desplaza a mayor velocidad que el convoy anterior. Los precandidatos se desploman en unos sillones de pana roja y aceptan hablar de lo que pasa en Buenos Aires y sobre la “sociedad política” que conformaron. Duhalde volvió a enviar un mensaje a Carlos Reutemann al asegurar que “no será cómplice” de una maniobra re-reeleccionista. En tanto, Ortega se apuró al sostener que no hay margen para que el Presidente logre un nuevo mandato.
–Ambos estuvieron junto a Carlos Menem en distintas etapas, ¿qué los diferencia del Presidente?
Eduardo Duhalde: –Menem cumplió su etapa aunque él no se dio o no quiere darse cuenta. Lo concreto es que su etapa culminó.
Ramón Ortega: –La diferencia entre él y yo es que el Presidente dedicó toda su vida a la política y no lo percibo haciendo otra cosa. En mi caso trabajé muchos años en lo que era lo que deseaba: la música. Debo reconocer que la política, durante mucho tiempo, no me interesó. Es por ello que todavía me cuesta entender y aceptar los códigos de los políticos. En verdad no sé si me voy a acostumbrar.
–Los dos sostienen que desde el menemismo se busca tiempo para “inventar un candidato” y por ello postergaron las internas. ¿Lo siguen creyendo posible?
E.D.: –Sí, creo que quieren, necesitan un candidato para enfrentarnos. De eso no hay dudas. Lo que no creo es que el Lole sea cómplice de esta maniobra porque es un hombre serio.
R.O.: –En verdad no hay una explicación concreta para ello, pero si así fuera no pasaría nada porque los enfrentaremos. Pero lo más claro es que no hay margen ya para reelecciones.
–En algún momento ambos dijeron que aceptaban que Menem sea el presidente del partido.
R.O.: –Es verdad que Menem quiere y lo es por ahora, es presidente del PJ, pero Eduardo (por Duhalde) está en todo su derecho. Sólo en un consenso de cosas Menem podría seguir siéndolo.
–Duhalde, ¿usted se bancaría que Menem fuera presidente del partido y usted candidato?
E.D.: –Para apoyar la candidatura de Menem a la presidencia del partido tendría que estar convencido de que quiere ganar en octubre. Y, por ahora, no se actúa en esa dirección. Un partido que quiere ganar va resolviendo el problema de sus candidatos, no los enreda. Entonces, yo no puedo ser un farsante y decir que estoy convencido de que se quiere ganar. Si es así, no entiendo la estrategia.
–¿Esa es la razón de que quieren hacer un acto en Plaza de Mayo?
E.D.: –Noooooo, para nada. Es el Día del Trabajador. Cada vez que hacemos un acto creen que lo hacemos en contra del Presidente. Lo concreto es que llueve o truene habrá más gente que el 17 de octubre.
–¿Después de las gestiones de Alberto Kohan hubo algún otro contacto?
E.D.: –No tuve ninguna conversación, ni personal ni a través de terceros.
–¿Le interesa?
E.D.: –No, con Menem ya está todo dicho. Marchamos a una elección, aunque sea una fecha lejana, no hay otro remedio pero seguimos trabajando para ganar.
–¿El cambio de fecha pospondrá la definición de la fórmula?
E.D.: –No necesariamente. Por supuesto que ahora no tenemos la urgencia de la fecha del 9 de mayo.
–¿No tienen miedo de que la buena química que tienen desaparezca cuando se anuncie la fórmula?
E.D.: –No, porque a la gente no le importa el orden sino la fórmula.
–¿Durante la travesía mantuvieron algún contacto con los gobernadores?
R.O.: –Bueno, el gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner, nos recibió muy bien. El de Salta, Juan Carlos Romero, nos alojó en su casa. Carlos Juárez, de Santiago del Estero, envió su gente para brindarnos su apoyo. En estas actitudes está implícito el apoyo político.
–En Córdoba tendrían que comunicarse con José Manuel De la Sota.
E.D.: –Con De la Sota no hay comunicación.
–En varios pueblos que visitaron dijeron que no se irán del partido. ¿Hay un sector del PJ que pretende eso?
E.D.: –Es un absurdo, es imposible porque no lo lograrán. La pelea hay que darla dentro del PJ.
–¿Y usted qué opina, Ortega?
R.O.: –A mí me dijeron traidor, pero no se me mueve un pelo porque sé quién soy yo. La lealtad no es una calle de una sola mano, es una autopista, tiene dos sentidos. Si nos quieren empujar fuera del partido se equivocarán muy feo porque ya no somos sólo nosotros, son miles y miles. En verdad ni los dirigentes ni las personas lo permitirán.
–¿Se siente traicionado?
R.O.: –No soy rencoroso. Siempre miro para adelante, es una nueva etapa, estoy feliz y no tengo ningún resentimiento. Sí, creo que se equivocaron.
–¿Qué le suma y qué le resta su acercamiento con Duhalde?
R.O.: –El resultado es la suma, no hay restas. Hemos pensado en la suma cuando pensamos en concretar esta sociedad política. Yo siempre digo que nos necesitamos todos y los dos representamos a la mayor parte del justicialismo. Y estamos convencidos de que nos alcanza para ganar.
–¿Qué es lo mejor que tiene Duhalde?
R.O.: –Cuando estábamos cada cual por su lado, había una actitud de confrontación sana. Ahora lo estoy descubriendo como persona y realmente estoy feliz porque si no hay buen feeling en lo humano se hace muy difícil trabajar. Esto nos fortalece en la relación política.
E.D.: –Yo pienso y creo en lo que él dice. Nosotros no sumamos, sino que nos potenciamos.
–¿Le sorprendió la adhesión que tiene Ortega en el norte?
E.D.: –Nooo, ya lo sabía pero no solamente en el norte. Ramón cosecha adhesiones en todo el país. Yo le decía qué importante era eso porque una figura que abandonó la música hace treinta años (N. de la R.: en realidad son 14 años cuando en 1985 Ortega se radicó en Miami) y continúa manteniendo este contacto con la gente, esta relación no es común ni mucho menos coyuntural. Y eso habla muy bien de él.
–¿La situación política cambió como para que ustedes tengan chances de ganar?
E.D.: –Sí. Además, la fórmula de la Alianza no pega ni con cola. Son dos personalidades que no se complementan, no coinciden en nada. No veo cómo pueden conformar una fórmula que atraiga a la gente porque no tienen experiencia gubernamental.
R.O.: –La elección que ganaron ellos es totalmente diferente a la presidencial. La gente no piensa igual cuando vota a un legislador que a un presidente. Juegan otros valores, y lo que dijo Eduardo es absolutamente así. Nosotros como fórmula somos más federales, ellos son de Capital y eso pesa. Pero eso no es lo único que nos favorece.
–¿No creen que todo lo que sucede en el PJ los desfavorece?
E.D.: –Por supuesto, permanentemente nos esmerilan, pero tenemos que tener paciencia porque la gente nos apoya, lo vemos día a día, y por eso sé que ganaremos. La charla concluye porque los colaboradores de Duhalde anuncian la cercanía de un pueblo.
El bonaerense salta de su sillón, mira por la ventana, se acomoda la camisa, pide disculpas y se va hacia el vagón-palco con su mejor sonrisa y la mano levantada lista para saludar a los pobladores. Ortega, en tanto, se levanta con lentitud, está esperando que sus hombres le acerquen un vaso de agua para poder tomar el antibiótico que le recetaron por la afonía que tiene. Bebe con tranquilidad y llega justo a tiempo para los gritos de “Palito, Palito”. Sus años de escenario se notan.

 

EL NUEVO METODO DE LOS CANDIDATOS PARA HABLAR CON LOS VOTANTES
Como Pimpinela, pero sobre el andén

Duhalde y Ortega hacen otra de sus paradas electorales.
El recorrido desde el norte a la Capital termina hoy en Retiro.

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Por F.Y.
Desde Rosario


t.gif (862 bytes) Cada parada, cada acto que se realiza en las viejas estaciones a donde llega el Tren de la Esperanza y la Victoria que transporta a Duhalde y Ortega se repite una y otra vez el diálogo en forma de discurso que realizan los precandidatos. El sketch que protagonizan está bien ensayado y ninguno se equivoca, sólo le agregan algunos pequeños datos que están relacionados con el pueblo que visitan. Desde atrás los guionistas festejan.
No es extraño que Oscar Feito y Jorge Telerman, voceros de Ortega y Duhalde, se muestren felices ante los comentarios que los periodistas realizan luego de haber escuchado casi unas cincuenta veces los mismos discursos. Viejos amigos y socios en emprendimientos comerciales y artísticos, son los mentores de esta mezcla de conversación y discurso político que les está dando mucho éxito a los precandidatos.
Duhalde, con su discurso más político y con frases sobre la explotación de los más poderosos sobre los pobres y que lo deja, según sus operadores, a la izquierda de la Alianza, suele intercalar algunos chistes y hasta se anima a cantar el hit orteguista “Yo tengo fe”. Ortega también dice lo suyo: recuerda las zapatillas que le regaló la fundación Eva Perón y promete volver cuando sea millones de votos. Mientras tanto, desde abajo, las adolescentes se desgargantan diciéndole “suegro”. Pero ese fanatismo y enamoramiento por Emanuel Ortega no es privativo de las jovencitas de los pueblos perdidos de la Argentina. El propio Duhalde reconoció que sus hijas también le dicen que quieren convertirse en nueras de Palito.
El sketch, como no podía ser de otra forma, también tiene en cuenta el vestuario. El senador tucumano cambia permanentemente de indumentaria, pero Duhalde, un poco menos acostumbrados a esos trajines, trata de que la mudanza de ropa no sea tan intensa.
Desde que salieron de Córdoba ambos dicen estar más cómodos, pero que extrañan el anterior convoy. No es para menos, la formación anterior contaba con vagones, lujosos, pero de principio de siglo y, por el estado de las vías, jamás superaron los 35 kilómetros por hora. Ahora, con una formación que suele recorrer el trayecto Córdoba-Buenos Aires por el ex Ferrocarril Mitre a unos 70 kilómetros por hora, y con todos sus vagones con aire acondicionado no permite el contacto que los precandidatos tenían a través de las ventanas que el anterior tren tenía. Las dos formaciones parecen estar elegidas de acuerdo con las dos Argentinas que hay, el norte empobrecido y la rica pampa húmeda.
La cercanía a las grandes ciudades llevó a los organizadores a incrementar la cantidad de hombres de seguridad. Los patovicas se instalaron en los ingresos de cada vagón y, cada vez más nerviosos, molestaron y apretaron a cada uno de los pasajeros. La razón, aparentemente, es que cada vez que el tren se acerca a Buenos Aires comienzan a subir más y más dirigentes. En San Nicolás está previsto que la fórmula bonaerense, Carlos Ruckauf y Felipe Solá, se sumen al convoy.
A diferencia de lo que sucedió en los pueblos del norte, donde la concurrencia era espontánea, a partir de la llegada a Córdoba comenzó a verse el aparato y la mano del diputado nacional Eduardo Mondino.

 

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