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UN GOBIERNO DE UNION NACIONAL LLEVARA AL NUEVO PRESIDENTE HASTA el 2003
¿Las elecciones? ¿Qué elecciones?

Antes de la salida de Raúl Cubas y Lino Oviedo se hablaba de elecciones en 180 días, pero ahora el nuevo presidente González Macchi gobernará hasta 2003, en un gabinete de unión nacional.

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Página/12 
en Paraguay

Por Pablo Rodríguez
Desde Asunción

t.gif (862 bytes)  Si toda la crisis institucional paraguaya hubiera estallado una semana después, el nuevo presidente Luis González Macchi podría haber emulado a Raúl Alfonsín gritando “Felices Pascuas, la casa está en orden”. Los políticos y los medios de comunicación no cesan de hablar de “un triunfo de la democracia” y de elogiar a los Jóvenes por la Democracia, convertidos en los héroes de esta “lucha” (ver nota aparte). Es cierto que la diferencia con el caso argentino es que el supuesto golpista no pudo negociar orden por impunidad, como lo demuestra el aterrizaje de Lino Oviedo en San Fernando y su posterior asilo político. El ex presidente Raúl Cubas también siguió el camino de su amigo: se asiló en Brasil.
Las intensas negociaciones desarrolladas entre oviedistas y argañistas durante el sábado y el domingo parecían conducir a “una salida negociada”: renuncia de Cubas a cambio de su asunción inmediata como senador vitalicio. Pero el fiscal Gustavo Campos pidió el procesamiento de Cubas “por omisión” en las muertes ocurridas el viernes. Como esto podía frenar la asunción de Cubas y eventualmente abrir la puerta de su desafuero, Cubas optó por pedir asilo en Brasil. De este modo, los dos líderes máximos del oviedismo quedan fuera del Paraguay.
Dentro de Paraguay, las noticias estuvieron centradas en la discusión del modo en que se construirá el nuevo gobierno de unidad nacional. En la conferencia de prensa ofrecida minutos después de su discurso inaugural, el nuevo presidente González Macchi no dejó lugar a dudas: iban a participar en el gobierno “incluso los partidos que no tienen representación parlamentaria, como el Partido Revolucionario Febrerista y la Democracia Cristiana”. El argumento, compartido también por representantes de la oposición, es que el país pasó por una crisis institucional muy grave y que las diferencias políticas deben ser por el momento dejadas de lado.
Pero más allá de esta retórica bienintencionada, lo que queda claro es que el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y el Partido Encuentro Nacional (PEN), que en un principio parecían convencidos de la necesidad de elecciones generales en caso de la renuncia de Cubas, aceptaron apoyar a González Macchi hasta el final del mandato, iniciado por Cubas, en el 2003. Hasta el sábado, los legisladores liberales y encuentristas repetían que la Constitución establece claramente que se debe convocar a elecciones presidenciales en un plazo máximo de 180 días.
En realidad, la Carta Magna presenta una laguna en ese sentido. El articulo 234, “De la acefalía”, dice que “en caso de ausencia del Presidente de la República, lo reemplazará el Vicepresidente, y a falta de éste y en forma sucesiva, el Presidente del Senado, el de la Cámara de Diputados y el de la Corte Suprema de Justicia”. El vice Luis María Argaña fue asesinado, por lo que la asunción de González Macchi es legal. Pero la Constitución sólo deja expreso el caso de completar el mandato para el vicepresidente. Su ausencia no está contemplada. Quizás los redactores de esta Constitución, firmada en 1992, eran demasiado optimistas sobre el tipo de crisis institucionales que podía enfrentar el país.
De todas formas, esta laguna está resuelta políticamente por el reciente acuerdo entre argañistas, liberales y encuentristas. Pero hay un comicio que no se podrá evitar. “Si se produjera la vacancia definitiva de la vicepresidencia durante los tres primeros años del período constitucional, se convocará a elecciones para cubrirla”, dice el mismoartículo. La duda que cabe ahora es si el gobierno de coalición presentará un solo candidato o cada partido presentará el suyo.
Durante el día de ayer todos los políticos argañistas y opositores se dedicaron a reunirse para delinear la conformación del gobierno. Muchos iban y venían por las tres cuadras que separan al antiguo Cabildo –donde funciona el Senado– del Palacio gubernamental de López, con fuertes custodias armadas, como el caso del senador Juan Carlos Galaverna. Otros, como el diputado liberal Franklin Boccia, uno de los protagonistas de las últimas jornadas, caminaban mucho más relajados.
González Macchi ya cubrió en la noche del domingo algunos de los cargos políticos clave. El presidente de la Cámara de Diputados y otro de los personajes centrales de esta historia, Walter Bower, fue designado ministro del Interior. Jesús Argaña, hijo del vicepresidente asesinado, será el nuevo secretario privado de la Presidencia. Juan Ernesto Villamayor ocupará la secretaría general de la Presidencia.
Pese a la salida de Cubas, de Oviedo y del procesamiento del ex vicepresidente Angel Seifart por sus llamados a “desatar una guerra civil para que Cubas no sea destituido”, González Macchi descartó una persecución a los oviedistas. “No hay ninguna razón para pedir el desafuero de los legisladores oviedistas”, le dijo a un periodista. Sin embargo, se libraron citaciones y órdenes de arresto contra colaboradores próximos de Cubas como su hermano Carlos, ex ministro del interior. Por el momento, los legisladores cercanos al ex militar prófugo mantienen un silencio de radio. Los medios radiales oviedistas no adhieren a este silencio, pero cambiaron las amenazas de sangre por lamentos y sollozos de sus oyentes.
Paraguay terminó su primer día del nuevo gobierno con la misa a los caídos en la noche del viernes, con el nuevo gabinete presente en pleno. “Hoy es Domingo de Ramos, aquí en Paraguay parece un Domingo de Resurrección”, había dicho el domingo el obispo de San Pedro, monseñor Fernando Lugo. Quizás se parezca también, en algo, a aquel domingo de 1987 en el que Aldo Rico salió a asustar. Lo que queda por verse, y seguramente demorará tiempo saberlo, es si a los paraguayos la salida de esta crisis les significará una sorpresa desagradable en el futuro.


LAS GESTIONES QUE DETERMINARON LA CAIDA DE CUBAS
La conspiración de las embajadas

Por P.R.

t.gif (862 bytes) Los medios y los políticos paraguayos no paran de describir a los Jóvenes por la Democracia como los “héroes de estas jornadas históricas”. Muchos no dudan en interpretar que su resistencia fue determinante para que los oviedistas no lanzaran una guerra civil. Pero mientras ellos copaban la Plaza de Armas, entre la Iglesia, las embajadas de los países del Mercosur y la de Estados Unidos se aceleraba durante el viernes y el sábado una negociación para dar “una salida decorosa” para el presidente Raúl Cubas. Estas conversaciones fueron fundamentales para que Lino Oviedo y su hijo político desactivaran incluso operaciones de represión y de enfrentamientos callejeros.
El domingo, en el momento en que los rumores sobre la renuncia de Cubas eran cada vez mayores, un grupo de legisladores encabezados por Bader Rachid, presidente del Partido Colorado, y por Walter Bower, titular de la Cámara de Diputados, estaban en reunión con la embajadora norteamericana Maura Harty. Durante la semana, Cubas mantuvo fluidas comunicaciones con los embajadores del Mercosur. Informaciones no confirmadas dicen incluso que éstos habrían logrado frenar la represión ordenada por el presidente Cubas, cuando se había dispuesto el avance de fuerzas militares hacia la Plaza de Armas. El entonces presidente no detuvo el avance pero ordenó que no hubiera represión. Por lo demás, la embajadora Maura Harty estuvo activa durante todo el último año en una lucha sin cuartel contra el general Lino Oviedo.
Aún no se conoce, fuera de la danza de las versiones, qué es lo que se negoció entre las embajadas, especialmente en la norteamericana. Podría llegar a pensarse que los asilos de Oviedo y Cubas estaban incluidos en las conversaciones. Si fuera así, la presencia en la Argentina de Angel Barchini, ex fiscal acusador de Cubas y posible ministro de Justicia en el gabinete de González Macchi, reclamando por la extradición de Oviedo, podría ser una cortina de humo. Hay que recordar que fue Barchini quien el sábado, mientras tenía lugar la sesión en el Senado que trataba la destitución a Cubas, se quejó públicamente de la actitud “tibia” del Mercosur y de Estados Unidos. Barchini reclamaba, luego de los sucesos del viernes, que estos países cortaran relaciones diplomáticas con el gobierno de Cubas.
Los oviedistas están en silencio. Los más activos participantes de las negociaciones, como Bader Rachid, están ocupados formando el nuevo gabinete. Pero parece seguro que, además de “la resistencia heroica”, hubo hechos mucho menos estridentes que determinaron la renuncia de Cubas.


Los Jóvenes por la Democracia  ya gritan contra los stronistas

Las juventudes llamadas “mártires por la democracia” advierten contra la llegada al poder de los partidarios del ex dictador Alfredo Stroessner.

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Por P. R.

t.gif (862 bytes) “Ahora los stronistas (por el ex dictador Alfredo Stroessner) tendrán que cuidarse.” La advertencia la hace Roque Cardozo, uno de los líderes de los Jóvenes por la Democracia, una organización de juventudes políticas de distintos partidos que se ganaron el apodo de “mártires de la democracia”. Nacidos en el intento golpista de Lino Oviedo en 1996, estos Jóvenes fueron los que permanecieron en la Plaza de Armas a pesar de sus propios muertos y de las recomendaciones de que se retiraran. Cardozo, de la juventud del Partido Encuentro Nacional (PEN), considera que la renuncia de Cubas es un triunfo pero que el nuevo gobierno, repleto de stronistas, deberán ahora comprometerse “con la nueva democracia que nació en Paraguay.
–¿Cuándo nacieron y por qué se constituyeron los Jóvenes por la Democracia?
–Nosotros nacimos en abril de 1996, en el intento golpista del general Lino Oviedo. En aquel momento éramos nada más que cinco o seis integrantes de todas las juventudes políticas del país, que nos reunimos espontáneamente. Ni siquiera nos proclamábamos “jóvenes”. Nos llamaban “carapintadas” porque teníamos los rostros pintados con la bandera paraguaya. Ahora tenemos documentos de base y un cuerpo programático. Por eso pudimos copar parte de la Plaza. Estábamos muy contentos con nuestra propia convocatoria hasta que llegaron las muertes.
–¿Ustedes consideran que la muerte de Argaña fue la puesta en marcha de un golpe de Estado fallido?
–Bueno, yo no tengo ninguna prueba como para decirlo tajantemente. Pero la impresión es que fue algo parecido. Quizás a vos, que no vivís aquí, te es difícil pensar ciertas cosas. Pero lo de Argaña fue evidentemente un crimen político. Oviedo tenía que sacar a Argaña del medio porque era el máximo y más fuerte impulsor del juicio político. Y sabemos que Oviedo no tiene ningún empacho en recurrir a la muerte para lograr sus objetivos. Quizás hubo un golpe de Estado en marcha, pero no lo podemos asegurar.
–¿Qué ocurrirá con ustedes en caso de que se confirme un gobierno de unidad nacional? ¿Apoyarán la iniciativa?
–Sí. En este momento no tenemos que hacer problemas políticos. Si el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y mi partido, el Encuentro Nacional, deciden participar del gobierno, lo apoyaremos. Nosotros ya estamos unidos con los colorados. Y si no lo hacen, también respetaremos la decisión.
–¿Pero qué ocurrirá en caso de que los colorados argañistas copen el nuevo gobierno? Se sabe que muchos de quienes ahora son funcionarios estuvieron dentro del gobierno de Stroessner.
–Por supuesto, la mayoría de los colorados son stronistas. Argaña fue el primer stronista. Nosotros no vamos a tener ningún empacho en criticar y resistir a este nuevo gobierno si no respeta la institucionalidad. Si pudimos correr a Oviedo y a Cubas como ratas, no veo por qué no podremos correr a esta gente si no hace bien las cosas.
–¿Por dónde pasa el “hacer bien las cosas? El Partido Colorado tiene una estructura de poder organizada. ¿Hasta dónde todo lo que pasó esta semana puede significar un cambio real en Paraguay?
–Mira, estamos en una nueva cultura política. En 1989, cuando cayó Stroessner, no hubo ningún pendejo de 20 años que saliera a la calle para defender la democracia, como pasó con algunos de los que murieron.
Los que murieron en 1989 eran soldaditos que no sabían ni por qué estaban disparando. Pero ahora salió el pueblo a echar al presidente asesino. Si los que forman el nuevo gobierno son stronistas, es porque el mecanismo legal paraguayo los puso allí. Y eso hay que respetarlo.Pero van a tener que cuidarse de ciertas prácticas políticas. Todo lo que pasó los obliga a ser más democráticos. Aquí hubo mucha fuerza de voluntad y los stronistas saben que deben cambiar. Estamos ante una nueva democracia en Paraguay y todos debemos ser conscientes de eso.


ASUNCION ESTA CASI NORMALIZADA
La plaza de los muertos

Por P.R.

t.gif (862 bytes) Quizás se pueda decir que la Plaza de Armas, después de una semana bastante agitada, recuperó su normalidad. En las calles internas que se abren en las tres cuadras que ocupa, allí donde había gente, ahora hay hileras de coches estacionados. Pero frente al Senado, corrido levemente hacia el Palacio presidencial de López, la gente se acercaba cabizbaja y compungida: un monolito, hecho de los cascotes y los palos que usaban para defenderse, recordaba a los –por ahora– cinco muertos que dejó la masacre del viernes, donde francotiradores con uniforme militar, apostados en un edificio adyacente a la plaza, dispararon contra la multitud.
“Aguije: Mitá Rusu, Ocára Qua Titaqua Kuña Há Kuimba’e. ¡IÑAPYSEMA TETA PYAHU PORA! TUVY DORA OMOHEÑOIVA!”, rezaba el pasacalle que estaba colgado muy cerca del monolito. En castellano: “Buen día: jóvenes, campesinos, mujeres y hombre de la patria. ¡YA ASOMA UNA PATRIA BUENA Y NUEVA QUE LA TIERRA FERTIL HARA CRECER!”, según un traductor improvisado que pasaba por allí. No es una extravagancia: en este país bilingüe, hasta los políticos intercalan frases en ñopará (guaraní mezclado con castellano) cuando quieren enfatizar alguna parte de sus discursos.
Cerca del monolito, muchos también se lamentaban en ñopará. El minimonumento estaba cubierto por una lona arriba y a los costados: la lluvia durante la noche había sido torrencial y por la mañana era persistente. El montículo estaba hecho de cascotes. Sobre ellos, banderas paraguayas y remeras con la leyenda “¡Patria querida!” que se había convertido en un uniforme para los que estaban en el sector de la Catedral de la Plaza de Armas. Se ubicaron palos rodeando la forma triangular, y en la base había piedras que sostenían unas veinte velas prácticamente consumidas.
“Por suerte sacaron el nombre de Edgardo Benítez. El no murió”, anunció una chica con una radio portátil pegada a su oído izquierdo.
Ocurre que de los heridos hay cuatro en estado vegetativo y no se esperan, precisamente, noticias alentadoras de ellos. En ese monolito, mucho más que en el discurso patriótico de la mayoría de los medios de comunicación –es curioso cómo, en la TV, los presentadores recuperaron su asepsia informativa–, se podía observar lo que todos sienten como una tragedia.

 

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