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Un asalto en Saavedra terminó en baño de sangre

Tres asaltantes entraron en una concesionaria y encerraron a los ocupantes. Pero cuando salían se toparon con la policía: como resultado hubo dos muertos y un herido.

Uno de los ladrones que cayó muerto en el tiroteo.
La otra víctima fatal fue una mujer, también asaltante.

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t.gif (862 bytes)  “Loco, no me chorees, es mi cumpleaños”, alcanzó a decir Eduardo Pomerantz, dueño de una concesionaria, antes de que tres ladrones lo encerraran en el baño del negocio junto con un empleado y lo robaran. Lo que vino después sólo lo escuchó: un largo retumbar de disparos que duró varios minutos y que tuvo como resultado dos asaltantes muertos –entre ellos una mujer– y uno herido. Fue un asalto más en el abultado prontuario del barrio porteño de Saavedra, uno de los que más hechos de violencia registró en los últimos tiempos. “Esto es cosa de todos los días”, exageraban ayer los atemorizados vecinos.
Cerca de las 7 de la mañana, un hombre entró a la concesionaria Alfredo Automotores, ubicada en la avenida Ruiz Huidobro 4384, interesado en la compra de un auto. Mientras un empleado, Ramón Cáceres, ubicaba los autos para ser exhibidos, Eduardo atendió al posible comprador en las oficinas del primer piso, según relató a Página/12. “Con éste me salvo” pensó: concretar una venta tan temprano era el mejor regalo de cumpleaños. Casi una hora más tarde, el hombre volvió acompañado por una pareja, todos de entre 30 y 40 años y muy bien vestidos. Otra vez en la oficina, los modales se endurecieron, los encerraron en el baño y “se llevaron unos 600 pesos, además de documentos de vehículos, una chequera y una valija, pensando que adentro había dinero”, explicó a Página/12 el comisario Ricardo Capuchetti, de la División Prevención del Delito. Luego, salieron caminando hacia la calle Besares, paralela al boulevard Huidobro, donde habían dejado estacionado un Fiat Uno color bordó.
Patrulleros de la División de Prevención del Delito, que sostienen que sospecharon de los movimientos del grupo, rodearon la manzana y los alcanzaron en Besares 4485. A ellos se les sumaron oficiales de la Comisaría 49ª, ya que habían sido alertados por el concesionario desde su pequeño celular, que había pasado inadvertido para los ladrones. “Fue una descarga impresionante y se sentían gritos. Nos despertamos de una manera terrible”, relató Aurora, que preparaba a su nieta para ir a gimnasia. Sin embargo, ningún vecino se sorprendió: en la zona, coinciden, es habitual escuchar tiros. “Sentí los disparos,pero supuse que sería una persecución por la Panamericana, no me imaginé que era acá nomás”, comentó José María, que vive a una casa de por medio de la concesionaria.
La policía sostiene que hubo un fuerte tiroteo y que como resultado, uno de los asaltantes murió en el acto. Y la mujer, junto con el otro, fueron trasladados al Hospital Pirovano. Una hora más tarde la mujer falleció. Su compañero fue intervenido quirúrgicamente “porque tenía un disparo en un globo ocular”, según informó Capuchetti. Y fueron incautados el Fiat y cinco armas: una calibre 9 milímetros, una 32, una 45 y dos 38.
La presencia femenina no sorprendió. El comisario comentó que en los últimos tiempos “las mujeres han alcanzado la igualdad con el hombre, es común que participen en ilícitos. A veces las usan como `llave’ para entrar: la gente sospecha menos de una mujer”. Por otro lado, comentó que también es habitual que los ladrones estén “trajeados”: “Ahora es más difícil capturarlos, ya no nos podemos fijar cómo están vestidos”.
Por la tarde, entre policías haciendo peritajes y tomando declaraciones en la agencia, Eduardo se mostraba aliviado. “Lo que hacés para no ir al dentista”, le recriminaba entre risas Irena, su mujer. Macarena, la beba de la pareja, había quedado al cuidado de la familia. “Estoy sin plata pero relajado”, sintetizó Eduardo, que esperaba poder festejar de una vez sus flamantes 32 años.

 

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