Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


EL GOBIERNO PROPONE ELIMINAR EL SISTEMA DE REPARTO Y LA PBU
El Estado no quiere jubilar más

La idea de acabar con el régimen estatal termina por cerrar el negocio de las AFJP. Estas, a la vez, no acuerdan con borrar la PBU.

Erman González, de Trabajo, coincide con los Roque boys.

na15fo01.jpg (6953 bytes)

t.gif (862 bytes)  Erman González confirmó ayer, con una sola declaración, dos propósitos del Gobierno respecto del régimen jubilatorio: eliminar la PBU (Prestación Básica Universal) y, aún más, acabar definitivamente con el sistema de reparto, que hasta el momento se mantiene como opción para quienes no desean adherir al sistema de capitalización individual. Que el ministro de Trabajo haya ratificado estas intenciones tiene especial significado, porque ya no se trata de proyectos impulsados por cerebros ultraliberales provenientes del CEMA, como son Roque Fernández (Economía) y Carola Pessino (Equidad Fiscal).
Los trabajadores sufrirán así una doble consecuencia. Por un lado, perderán la posibilidad de elegir entre un sistema y otro, lograda cuando el Parlamento impuso esa disyuntiva, no contemplada en la reforma original que elaborara Cavallo. Además, los asalariados deberán contar con jubilaciones más reducidas, al suprimirse la PBU (hoy establecida en 200 pesos mensuales), que sólo subsistirá, bajo otra denominación, para los haberes más bajos.
Quizá porque estas innovaciones dolorosas deben adornarse siempre con algún elemento seductor, Erman sugirió que, una vez eliminado el régimen de reparto, el Estado buscaría algún mecanismo (habló de una “garantía”) para que puedan ser incorporados al sistema los trabajadores en negro, y para que los autónomos que no alcancen los 30 años de aportes, o carezcan de regularidad en sus contribuciones, puedan tener derecho a algún beneficio. “Llegó la hora de reflexionar sobre el futuro del actual régimen. Tenemos un sistema mixto, pero estamos viendo el camino para que el privado sea el único”, afirmó el ministro.
Al inaugurar el Primer Seminario de Beneficios Previsionales, González dio implícitamente su respaldo a la eliminación de la PBU, que figura como un compromiso con el FMI, al mencionar que “aun en ese caso se está pensando en reemplazarla por una prestación compensatoria social”. Sin embargo, según Erman la desaparición de la PBU afectaría sólo a quienes se incorporen al sistema previsional después de sancionada la ley que disponga esa supresión, para no afectar la seguridad jurídica de los incorporados hasta ahora.
No obstante esta afirmación del ministro, la jurisprudencia lo contradice, porque ha establecido que los derechos del trabajador respecto de su retiro sólo se convierten en adquiridos en el momento de jubilarse. Por ende, tanto la PBU como cualquier otro beneficio contemplado en la legislación puede –según el criterio de los jueces– abolirse hasta un día antes del pase a situación pasiva sin afectar “derechos adquiridos”. Esta manera de ver las cosas favorece los retoques a un régimen que, como el previsional, debería mantenerse estable en el largo plazo.
La nueva reforma que impulsará el Ejecutivo busca responder a la desfinanciación del sistema. A partir de la reforma de 1994, el Estado perdió como recurso los aportes de los trabajadores, que pasaron a las AFJP, y luego fue efectuándoles quitas a las contribuciones patronales como modo de reducir los costos de producción, para aumentar la competitividad y combatir el alto desempleo. Aun habiendo resignado estos ingresos, el Estado debe atender el pago de las jubilaciones otorgadas previamente a la reforma (agosto de 1994), más la PBU y la Prestación Complementaria, que también rigen para el sistema de capitalización.
Como las cuentas no cierran, y la Nación absorbió además deficitarias cajas provinciales, el FMI presiona para cerrar esta fuente de desbalance fiscal, buscando formas de recortar los beneficios a cargo del erario.

 

¿Hay que acabar con el regimen publico?

“Un esquema sin garantía”
Claudio Lozano, economista de la CTA
“El anuncio del Gobierno forma parte de la lógica del proceso iniciado en 1994, más allá del disfraz con el cual se lo quiso encubrir. Como, por ejemplo, la restricción impuesta a quienes se anotaron en una AFJP para que puedan retornar al sistema de reparto. Eliminar la jubilación estatal es perjudicial y demuestra que el Gobierno quiere imponer un esquema previsional sin garantías de una cobertura para los jubilados. Y, al mismo tiempo, vemos que cada vez una mayor cantidad de gente no puede aportar a las administradoras. Y corre el riesgo de no recibir su jubilación cuando llegue el momento de retirarse del mercado laboral. Con este proyecto, el Gobierno busca desligarse de su responsabilidad previsional para poder garantizar un determinado nivel de déficit de las cuentas públicas. Esto es lo que le está imponiendo el Fondo Monetario. El sistema de capitalización es lamentable. Su destino no es resolver los problemas de la previsión, sino que responde al objetivo de financiar un mercado de capitales”.

“El Congreso no lo aprobará”
Eduardo Santín, diputado de la UCR, especialista en temas previsionales
“El Gobierno está alejado de la realidad. Lanza un proyecto claramente perjudicial para la gente justo en momentos en que el sistema de capitalización está revelando que no es de lo más eficiente. La iniciativa va a contramano de las necesidades del público: en estos momentos, la gente está preocupada por los ahorros que lleva perdidos por la caída de los mercados. Este esquema fue ideado para los países emergentes con el objetivo de crear un mercado de capitales. Pero en Europa, por ejemplo, existe el sistema de reparto; y el de capitalización es optativo. De todas maneras, es prácticamente imposible que el plan anunciado por Erman tenga éxito en el Congreso. El Gobierno vive presionado por el FMI para cumplir con las metas fiscales, pero lo cierto es que en el recinto están a punto de debatirse proyectos que, al contrario de los deseos oficiales, tienden a flexibilizar el actual sistema de capitalización. No se puede dejar en manos del mercado los ahorros de los futuros jubilados”.


“Es lo más acertado”
Aldo Abram, economista de la consultora Exante
“Sería acertado eliminar el sistema de reparto. Los contribuyentes no tenemos por qué asegurar con el pago de nuestros impuestos la rentabilidad de los futuros jubilados. La obligación del Estado debería pasar únicamente por asegurar una retribución mínima al sector de la población con menores recursos. Para eso se pagan los impuestos. Pero no es justo que una persona que gana 4000 pesos mensuales termine cobrando la Prestación Básica Universal de 200 pesos, financiada con los impuestos de los contribuyentes. El papel del Estado debe reservarse a otros fines, como un normal funcionamiento de los hospitales o que la gente de menores recursos tenga una jubilación digna. El único problema que veo de la eventual desaparición del sistema de reparto es que, durante un tiempo, el Estado podría sufrir un shock de desfinanciamiento debido a que no le llegarán los aportes previsionales pero, simultáneamente, tendrá la obligación de seguir abonando a los jubilados antiguos”

 

PRINCIPAL