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En busca de la historia perdida de la ciencia

 

La Universidad de Quilmes creó un espacio en Internet para poner a disposición del público la historia científica argentina.

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Basta teclear en la computadora "http://www.argiropolis.com.ar/ameghino" para abrir una puerta hacia la historia de la ciencia argentina. Libros, discursos, ensayos, artículos y muchos otros documentos fundacionales del quehacer científico nacional están a disposición de quien quiera verlos en un espacio abierto en Internet por la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), a través de su Instituto de Investigaciones Sociales de la Ciencia y la Tecnología. "El Proyecto Ameghino pretende poner al alcance de estudiantes, investigadores y de todos los interesados, los textos que hoy están encerrados en bibliotecas públicas y particulares. Cualquiera puede bajarlos y copiarlos. Es más, queremos que lo hagan", explicó el director y creador del proyecto, Leonardo Moledo.

"El proyecto permite recuperar la memoria histórica de la ciencia, un campo muy descuidado en nuestro país. Además, pone una enorme cantidad de información en el medio de mayor difusión pública que existe hoy", aseguró el director del Instituto de Investigaciones de la UNQ, Mario Albornoz. Y Moledo coincidió: "No existe, aunque parezca mentira, una historia de la ciencia en la Argentina y, salvo para los profesionales de la historia, los textos y documentos que le dieron origen están desperdigados o no se encuentran fácilmente. Bueno, nosotros queremos reunirlos y que se sepa que ahí están. La ciencia que tenemos hoy, buena o mala, no salió de la nada, sino que nació de la ciencia que se hizo".

El site empezó a reunir, por ahora, material acerca de los orígenes de la ciencia argentina, de un período que va desde el siglo pasado hasta 1930, aproximadamente. Después de dos meses de trabajo, ya cuenta con 650 páginas escritas y se están incorporando notas biográficas y bibliográficas de más de cien científicos. Los cibernavegantes pueden buscar la información de tres modos: por autor, por año y por disciplina. Astronomía, botánica, geología, matemáticas, historia y ciencias sociales son sólo algunas de las disciplinas cuyo nacimiento y desarrollo ya puede rastrearse en la red. "Acceder a una biblioteca enorme en la que se van a encontrar obras que van desde el discurso de Sarmiento sobre Darwin hasta Filogenia de Ameghino no es un placer menor", se enorgulleció Moledo, quien también es periodista de este diario.

"El objetivo --agregó-- es ir, de a poco, acercándonos en el tiempo hasta el presente. Sabemos que estamos jugando el riesgoso juego de la exhaustividad. Seguro que va a haber muchos baches, pero esperamos que la gente enriquezca el trabajo diciéndonos qué falta y con qué no está de acuerdo. No es una cosa que hayamos hecho, sino algo que se está haciendo." El proyecto (que lleva el nombre del naturalista y paleontólogo argentino Florentino Ameghino) no reproduce trabajos historiográficos, sino documentos y textos originales: la idea es "dejar que la ciencia hable por sí misma". El material que se va sumando al site es rescatado tanto de archivos públicos como de bibliotecas privadas por el Instituto de Investigaciones de la UNQ, que aspira a sumar instituciones e investigadores con ganas de colaborar en la iniciativa.


EL DATO

La FUBA y los niños

La FUBA lanzó una campaña en defensa de los derechos del niño, desde su stand en la Feria del Libro (piso 1º, sector B). Numerosas personalidades desfilarán por el local para apadrinar la campaña y colaborar en la escritura colectiva de un libro de cuentos. Hoy, a las 18, habrá una mesa redonda con Estela Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo y titular del Comité de Seguimiento y Aplicación de los Derechos del Niño), el padre Luis Farinello, Dietter Pass (Unión Europea) y Gustavo Fernández Russo (FUBA).

 

EL NÚMERO

1774

Fueron los votos que consagraron la reelección de la dirigencia del gremio docente de la UBA, Aduba. Los secretarios general y adjunto, Javier Hermo y Daniel Ricci, fueron votados por el 40 por ciento de los afiliados. La oposición no participó de los comicios y convocó a formar otra asociación gremial docente.

 

PARA EL TIEMPO LIBRE ... (SI QUEDA)

Conferencias. Mañana, a las 19, Michel Lobrot (Universidad de París) disertará "Acerca de la comunicación institucional" en el Auditorio de Ciencias Sociales, Uriburu 950. A la misma hora, en Ramos Mejía 841, Jonathan Hopkin (Universidad de Birmingham) hablará sobre "La institucionalización de los nuevos partidos políticos".

Lecturas. Gedisa acaba de publicar Ideología, una obra de Teun van Dijk que analiza la ideología desde la lingüística y el análisis discursivo.

Cursos. La Utpba organiza cursos en las áreas de radio, video, fotografía, idiomas y gráfica. Informes: Alsina 779, piso 1º, tel. 4343-3436/1134/45.

Física. La Universidad de San Martín dicta desde el sábado un curso sobre física atómica y nuclear, energía solar, biotecnología y medio ambiente; gratuito y dirigido a alumnos del último año del secundario. Informes: 4784-7007.

Posgrados. La Facultad de Ciencias Sociales abrió la inscripción para sus posgrados sobre violencia familiar, sociología histórica del catolicismo argentino y análisis de las culturas contemporáneas, y otros. Informes: M. T. de Alvear 2230, oficina 107, tel. 4508-3800, interno 134.


OPINION

Por Eugenio Raúl Zaffaroni*

La jubilación trágica

t.gif (862 bytes) La emeritación de profesores universitarios, en la tradición europea, es una fiesta. El catedrático imparte su última clase, asisten sus colegas y discípulos, le ofrecen un libro homenaje y parte con una jubilación digna. Lo despide el rector.

Aquí, la emeritación tiene requisitos casi inconstitucionales (la bola negra lo es) y las restantes posibilidades lo condenan a la miseria. La jubilación es una tragedia. El rector contesta amparos.

Es poco discutible que el límite de edad en la cátedra ordinaria es saludable: no es conveniente obstruir los ascensos de los jóvenes; es bueno renovar metodologías y dar cabida a conceptos que los más veteranos son remisos a admitir; es recomendable descargar de tareas administrativas a quien ya está muy harto de ellas, etcétera.

Pero, ¿por qué lo que debiera ser una fiesta se convierte en una tragedia? ¿Por qué la universidad debe privarse de la experiencia de los más entrenados? ¿O es que para prevenir los males del sobreentrenamiento no hay otra alternativa que privarse de los beneficios del entrenamiento?

La lógica parece indicar que es necesario regular nuevamente la situación de los profesores que exceden del límite de edad. Ante todo, pensar si no es bueno llevarlo a setenta años, considerando el actual promedio de vida. En segundo término, revisar los requisitos de la emeritación en términos racionales, teniendo en cuenta que en la vida académica --y no académica-- todos tenemos enemigos, especialmente si no necesitan poner la cara. En tercer lugar, abrir generosamente la posibilidad de que quienes hayan pasado la edad límite, sin caer en la miseria ni obstaculizar la renovación ordinaria, puedan seguir en la actividad docente.

Lo mejor que puede hacer la universidad es brindar a sus alumnos la oportunidad de comparar y debatir ideas y actitudes de distintos tiempos, experimentar en forma inmediata las diferentes vivencias cronológicas de quienes en la ciencia son sus hermanos mayores, sus padres, sus abuelos y, si es posible, sus bisabuelos.

No creo que sea tan difícil resolver el problema y, además, sacarnos el estereotipo tanguero convirtiendo una tragedia en una fiesta y una calamidad en una celebración. ¿O nos hemos olvidado de Cuando huye el día?

* Director del Departamento de Derecho Penal y Criminología (UBA). Profesor titular de Criminología de la Facultad de Psicología (UBA). Legislador Frepaso-Alianza.


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