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Entre la crisis y el cambio de
hábitos, los albergues naufragan

En los últimos cuatro años los albergues transitorios perdieron un 40 por ciento de su clientela. Dicen que es por la crisis pero también porque muchos jóvenes tienen relaciones en la casa.

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Los dueños de los hoteles se quejan porque con tan poca clientela no pueden sobrevivir.
“De lunes a viernes el movimiento es mínimo y repunta los fines de semana”, cuentan.

t.gif (862 bytes)  La crisis económica no perdonó ni a los hoteles alojamiento. En los últimos cuatro años, los 192 albergues transitorios de la ciudad de Buenos Aires perdieron alrededor del 40 por ciento de su clientela, según informó Vicente Alvarez, gerente de la cámara que agrupa a sus propietarios. “El creciente desempleo y la reducción de los salarios trajo como consecuencia que la gente vaya menos a los hoteles alojamiento”, indicó Alvarez al explicar la recesión que vive el sector. Como causa secundaria señaló un cambio de costumbre fundamentalmente entre los jóvenes que, por falta de dinero para pagar un turno y gracias a una mayor permisividad de algunos padres, tienen relaciones sexuales en sus casas.
“Los albergues transitorios no son una isla: sienten los efectos de la recesión como cualquier sector de la economía”, sostuvo Alvarez, apoderado de la Cámara de Propietarios de Alojamientos (Capral). Actualmente, dijo, un hotel de segunda categoría, con una tarifa de 20 pesos el turno y 25 habitaciones, tiene un promedio de rotación de 2 parejas por cuarto. “De lunes a viernes el movimiento es mínimo y repunta los fines de semana. Hace unos días el dueño de un hotel me dijo que apenas había hecho 7 servicios en el día, con 20 habitaciones. Como muchos otros, está desesperado porque no sabe cómo mantenerse”, agregó Alvarez.
Con poco dinero en el bolsillo, los jóvenes se han evaporado de la clientela de los “telos”. “Hace tiempo que los jóvenes tienen relaciones en sus casas, aprovechando las horas en que sus padres no están porque trabajan o salen. A veces, incluso, se las arreglan para prestarse las casas vacías entre ellos. Es evidente que hay un cambio de costumbres y también de disponibilidad de dinero. Hoy no está mal visto en muchas casas que los chicos se encierren en sus cuartos. En algunos casos tienen permiso explícito de sus padres y en otros, se hace la vista gorda, ante un panorama en el que el afuera es tan violento”, describió Julieta Imberti, codirectora de EDUPAS, una institución dedicada hace 25 años a la educación para la salud y coautora del libro El desafío de la sexualidad (Sudamericana), de reciente publicación, dirigido a padres y educadores.
La socióloga Cristina Fridman del Centro de Educación, Terapia, Investigación y Educación en Sexualidad (CETIS), coincide. “De acuerdo con varias investigaciones los jóvenes de Buenos Aires suelen tener relaciones sexuales en sus casas, no siempre a sabiendas de sus padres. A veces debajo de las escaleras e incluso en la cama de sus padres”, precisó Fridman, especializada en educación sexual y directora de Investigación del CETIS.
Se calcula que en la ciudad de Buenos Aires hay alrededor de 4000 habitaciones en albergues transitorios. “El comerciante está obligado a agudizar su ingenio para no fundirse y para crear formas de atraer al público bajando los precios, extendiendo horarios o inventando promociones”, dijo Alvarez. Los precios por turno oscilan entre 10 y 100 pesos, según el lujo y el confort que ofrecen. En algunas habitaciones pueden encontrarse hidromasajes y hasta piscinas con peces tropicales, flores y aguas perfumadas.
La crisis económica no ha sido el único golpe sobre el sector, según el gerente de la Capral. “Este año sufrimos además un fuerte incremento de la tasa impositiva municipal”, apuntó. Los hoteles alojamiento pagan una tasa especial mensual por habitación. Alvarez precisó que en el caso de los albergues de primera categoría aumentó de 187 a 240 pesos y en los de cuarta categoría de 77 a 92 pesos.
En los últimos años el funcionamiento de los albergues transitorios se modificó. Una ordenanza del 26 de agosto de 1997 autorizó el ingreso de parejas de un mismo sexo. Y a partir del año pasado, con la abolición de los viejos edictos policiales desapareció la obligación que tenían los propietarios, que no solía cumplirse, de elevar listas de pasajeros a las comisarías.

 

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